La figura histórica de Jesús

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09.05.2013 Views

102 LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS pulso se acelera cuando me alarmo, pero sólo un contexto muy próximo explica por qué mi pulso se acelera en un momento concreto. Existen además numerosos contextos intermedios. En estos últimos años, por ejemplo, las naciones occidentales han pasado de construir armas que podían destruir a la Unión Soviética a prestar ayuda a algunas de las partes que la integraban. Dada la historia reciente, este cambio es fácil de entender. Si, siglos más tarde, alguien llegara a descubrir únicamente los hechos relativos a las armas y la ayuda, tendría que concluir que el contexto había cambiado. Pero ¿las democracias occidentales se acercaron políticamente a la Unión Soviética o fue a la inversa? Sin contexto, habitualmente no sabemos lo que ocurre ni lo que significa un hecho. Algunos hechos, sin embargo, indican su propio contexto o —lo que es más habitual— nos permiten elegir entre dos o tres contextos diferentes. Los ideales y la ideología también proporcionan contextos, contextos que en todo momento llevamos con nosotros en la cabeza. Estos contextos son mucho más delicados, pues no son lugares ni acontecimientos, sino elaboraciones mentales. Esto los hace, a ellos y a sus efectos, mucho más difíciles de estudiar, ya que no podemos leer las mentes. No obstante, esos contextos existen y ejercen poder sobre los actos humanos. Un ejemplo: los estadounidenses pueden justificar ante sí mismos la guerra si son capaces de situarla dentro de la principal ideología de la nación: el deseo de libertad y democracia. Si un Gobierno de los Estados Unidos quiere iniciar una acción militar, ordinariamente tratará de situarla en el contexto de la ideología estadounidense. Las guerras encaminadas a proteger intereses económicos son mucho más difíciles de vender al público. Es decir, muchos estadounidenses tienen un contexto ideológico en el cual la guerra tiene un lugar adecuado. Si una guerra no se ajusta a ese contexto particular, pasan un mal rato buscando otro contexto que la justifique. A veces, no hace falta decirlo, la gente se engaña a sí misma, y a veces los dirigentes tratan deliberadamente de confundir a la opinión pública por lo que ellos consideran un prioritario interés nacional. Ambas clases de engaño demuestran lo fuerte que es la ideología. Tales contextos ideológicos son interesantes desde el punto de vista histórico: mirando atrás, podemos ver que la gente veía una actividad como adecuada, y esto explica su comportamiento. El punto de vista ideológico es también un contexto que ayuda a dar forma al comportamiento real, en el aquí y ahora. Si pienso que la libertad y la democracia están amenazadas, estaré mucho más dispuesto a ir a la guerra, que si pienso que lo que íealmente está en juego son los beneficios de algunas grandes industrias. Entenderíamos mejor a Jesús si lo supiéramos todo acerca de su mundo y de la historia de éste, incluido lo que la gente de su tiempo pensaba y cuáles eran sus ideales. Necesitamos conocer de ese contexto más datos que los proporcionados por los capítulos iniciales de este libro. Tam- DOS CONTEXTOS 103 bien ayudaría el que pudiéramos descubrir las circunstancias precisas en que fueron escritos los evangelios. En este capítulo, sin embargo, únicamente deseo explicar los dos contextos que serán de mayor ayuda para entender los evangelios y al propio Jesús. El primero es el contexto teológico (o ideológico) en el cual los evangelios sinópticos, especialmente Mateo y Lucas, sitúan el relato. La mayoría de los primeros cristianos compartían esa estructura mental, pero limitaré el análisis a los evangelios sinópticos, con sólo algunas referencias a Pablo a modo de ejemplo ulterior. El segundo es el contexto brindado por cuanto sabemos de lo que ocurrió inmediatamente antes de que Jesús empezara su obra y poco después de que la terminara: el contexto inmediato de su actividad pública. El contexto teológico: la historia de la salvación Los evangelios presentan a Jesús como la persona que hace realidad las esperanzas de Israel y por la cual Dios salvará al mundo. Esto es, lo sitúan en el contexto de la "historia de la salvación", tomada directamente de la Biblia hebrea y adaptada. Dicha historia se desarrolla como sigue: Dios llamó a Abraham y a sus descendientes, les dio la ley a través de Moisés, estableció a Israel como reino en tiempos de Saúl y de David, y castigó a Israel con el exilio por su desobediencia; un día levantará a su pueblo de nuevo, si fuera necesario derrotando a sus opresores en la guerra; muchos gentiles pasarán a adorarlo. 1 Este esquema es una elaboración teológica judía que los evangelios presuponen, pero que amplían y modifican ligeramente. Los evangelios se escribieron con pleno conocimiento del hecho de que el propio movimiento de Jesús se difundía mucho mejor entre los gentiles que entre los judíos. Por tanto, "desjudaizaron" en ciertos aspectos el esquema, haciendo hincapié en el rechazo parcial de Jesús por parte de Israel y en su aceptación por parte de algunos gentiles. El plan como tal, sin embargo, es bien conocido a partir de la literatura judía bíblica y no bíblica. Partes de Isaías, por ejemplo, predicen que al final los gentiles se volverán al Dios de Israel, y así serán salvados (por ejemplo, Is 2,2s). La inclusión de los gentiles, aunque acentuada en el cristianismo, no era novedosa. Observamos que este plan teológico es en parte pasado y en parte futuro. En el pasado, Dios llamó a Abraham, etc.; en el futuro, redimirá a su pueblo y también a los gentiles. Los judíos podían explicar su propia historia viéndola a la luz de esta ideología. Si sufrían, podían explicar que Dios les castigaba, pero que más tarde los restauraría; si prosperaban, Dios cumplía sus promesas; si prosperaban algo, 1 Compárense los "actos que establecieron la alianza" analizados supra, en el cap. 4 (p. 56).

102<br />

LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS<br />

pulso se acelera cuando me alarmo, pero sólo un contexto muy próximo<br />

explica por qué mi pulso se acelera en un momento concreto. Existen a<strong>de</strong>más<br />

numerosos contextos intermedios. En estos últimos años, por ejemplo,<br />

las naciones occi<strong>de</strong>ntales han pasado <strong>de</strong> construir armas que podían<br />

<strong>de</strong>struir a la Unión Soviética a prestar ayuda a algunas <strong>de</strong> las partes que la<br />

integraban. Dada la historia reciente, este cambio es fácil <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r. Si,<br />

siglos más tar<strong>de</strong>, alguien llegara a <strong>de</strong>scubrir únicamente los hechos relativos<br />

a las armas y la ayuda, tendría que concluir que el contexto había cambiado.<br />

Pero ¿las <strong>de</strong>mocracias occi<strong>de</strong>ntales se acercaron políticamente a la<br />

Unión Soviética o fue a la inversa? Sin contexto, habitualmente no sabemos<br />

lo que ocurre ni lo que significa un hecho. Algunos hechos, sin<br />

embargo, indican su propio contexto o —lo que es más habitual— nos permiten<br />

elegir entre dos o tres contextos diferentes.<br />

Los i<strong>de</strong>ales y la i<strong>de</strong>ología también proporcionan contextos, contextos<br />

que en todo momento llevamos con nosotros en la cabeza. Estos contextos<br />

son mucho más <strong>de</strong>licados, pues no son lugares ni acontecimientos,<br />

sino elaboraciones mentales. Esto los hace, a ellos y a sus efectos, mucho<br />

más difíciles <strong>de</strong> estudiar, ya que no po<strong>de</strong>mos leer las mentes. No obstante,<br />

esos contextos existen y ejercen po<strong>de</strong>r sobre los actos humanos. Un ejemplo:<br />

los estadouni<strong>de</strong>nses pue<strong>de</strong>n justificar ante sí mismos la guerra si son<br />

capaces <strong>de</strong> situarla <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la principal i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> la nación: el <strong>de</strong>seo<br />

<strong>de</strong> libertad y <strong>de</strong>mocracia. Si un Gobierno <strong>de</strong> los Estados Unidos quiere<br />

iniciar una acción militar, ordinariamente tratará <strong>de</strong> situarla en el contexto<br />

<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología estadouni<strong>de</strong>nse. <strong>La</strong>s guerras encaminadas a proteger intereses<br />

económicos son mucho más difíciles <strong>de</strong> ven<strong>de</strong>r al público. Es <strong>de</strong>cir,<br />

muchos estadouni<strong>de</strong>nses tienen un contexto i<strong>de</strong>ológico en el cual la guerra<br />

tiene un lugar a<strong>de</strong>cuado. Si una guerra no se ajusta a ese contexto particular,<br />

pasan un mal rato buscando otro contexto que la justifique. A<br />

veces, no hace falta <strong>de</strong>cirlo, la gente se engaña a sí misma, y a veces los dirigentes<br />

tratan <strong>de</strong>liberadamente <strong>de</strong> confundir a la opinión pública por lo<br />

que ellos consi<strong>de</strong>ran un prioritario interés nacional. Ambas clases <strong>de</strong><br />

engaño <strong>de</strong>muestran lo fuerte que es la i<strong>de</strong>ología. Tales contextos i<strong>de</strong>ológicos<br />

son interesantes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista histórico: mirando atrás, po<strong>de</strong>mos<br />

ver que la gente veía una actividad como a<strong>de</strong>cuada, y esto explica su<br />

comportamiento. El punto <strong>de</strong> vista i<strong>de</strong>ológico es también un contexto que<br />

ayuda a dar forma al comportamiento real, en el aquí y ahora. Si pienso<br />

que la libertad y la <strong>de</strong>mocracia están amenazadas, estaré mucho más dispuesto<br />

a ir a la guerra, que si pienso que lo que íealmente está en juego<br />

son los beneficios <strong>de</strong> algunas gran<strong>de</strong>s industrias.<br />

Enten<strong>de</strong>ríamos mejor a <strong>Jesús</strong> si lo supiéramos todo acerca <strong>de</strong> su<br />

mundo y <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> éste, incluido lo que la gente <strong>de</strong> su tiempo pensaba<br />

y cuáles eran sus i<strong>de</strong>ales. Necesitamos conocer <strong>de</strong> ese contexto más<br />

datos que los proporcionados por los capítulos iniciales <strong>de</strong> este libro. Tam-<br />

DOS CONTEXTOS<br />

103<br />

bien ayudaría el que pudiéramos <strong>de</strong>scubrir las circunstancias precisas en<br />

que fueron escritos los evangelios. En este capítulo, sin embargo, únicamente<br />

<strong>de</strong>seo explicar los dos contextos que serán <strong>de</strong> mayor ayuda para<br />

enten<strong>de</strong>r los evangelios y al propio <strong>Jesús</strong>. El primero es el contexto teológico<br />

(o i<strong>de</strong>ológico) en el cual los evangelios sinópticos, especialmente<br />

Mateo y Lucas, sitúan el relato. <strong>La</strong> mayoría <strong>de</strong> los primeros cristianos compartían<br />

esa estructura mental, pero limitaré el análisis a los evangelios<br />

sinópticos, con sólo algunas referencias a Pablo a modo <strong>de</strong> ejemplo ulterior.<br />

El segundo es el contexto brindado por cuanto sabemos <strong>de</strong> lo que<br />

ocurrió inmediatamente antes <strong>de</strong> que <strong>Jesús</strong> empezara su obra y poco <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> que la terminara: el contexto inmediato <strong>de</strong> su actividad pública.<br />

El contexto teológico: la historia <strong>de</strong> la salvación<br />

Los evangelios presentan a <strong>Jesús</strong> como la persona que hace realidad las<br />

esperanzas <strong>de</strong> Israel y por la cual Dios salvará al mundo. Esto es, lo sitúan<br />

en el contexto <strong>de</strong> la "historia <strong>de</strong> la salvación", tomada directamente <strong>de</strong> la<br />

Biblia hebrea y adaptada. Dicha historia se <strong>de</strong>sarrolla como sigue: Dios<br />

llamó a Abraham y a sus <strong>de</strong>scendientes, les dio la ley a través <strong>de</strong> Moisés,<br />

estableció a Israel como reino en tiempos <strong>de</strong> Saúl y <strong>de</strong> David, y castigó a<br />

Israel con el exilio por su <strong>de</strong>sobediencia; un día levantará a su pueblo <strong>de</strong><br />

nuevo, si fuera necesario <strong>de</strong>rrotando a sus opresores en la guerra; muchos<br />

gentiles pasarán a adorarlo. 1 Este esquema es una elaboración teológica<br />

judía que los evangelios presuponen, pero que amplían y modifican ligeramente.<br />

Los evangelios se escribieron con pleno conocimiento <strong>de</strong>l hecho<br />

<strong>de</strong> que el propio movimiento <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> se difundía mucho mejor entre los<br />

gentiles que entre los judíos. Por tanto, "<strong>de</strong>sjudaizaron" en ciertos aspectos<br />

el esquema, haciendo hincapié en el rechazo parcial <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> por parte<br />

<strong>de</strong> Israel y en su aceptación por parte <strong>de</strong> algunos gentiles.<br />

El plan como tal, sin embargo, es bien conocido a partir <strong>de</strong> la literatura<br />

judía bíblica y no bíblica. Partes <strong>de</strong> Isaías, por ejemplo, predicen que<br />

al final los gentiles se volverán al Dios <strong>de</strong> Israel, y así serán salvados (por<br />

ejemplo, Is 2,2s). <strong>La</strong> inclusión <strong>de</strong> los gentiles, aunque acentuada en el cristianismo,<br />

no era novedosa. Observamos que este plan teológico es en parte<br />

pasado y en parte futuro. En el pasado, Dios llamó a Abraham, etc.;<br />

en el futuro, redimirá a su pueblo y también a los gentiles. Los judíos<br />

podían explicar su propia historia viéndola a la luz <strong>de</strong> esta i<strong>de</strong>ología. Si<br />

sufrían, podían explicar que Dios les castigaba, pero que más tar<strong>de</strong> los restauraría;<br />

si prosperaban, Dios cumplía sus promesas; si prosperaban algo,<br />

1 Compárense los "actos que establecieron la alianza" analizados supra, en el<br />

cap. 4 (p. 56).

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