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habríamos visto complicados en la escaramuza. Para evitar que sucediera eso y que una<br />

responsabilidad exclusivamente mía recayese sobre todos, decidí esperar en este punto,<br />

con Abdul, para preguntar a esos individuos qué buscaban. Tenga en cuenta también<br />

que su hija va con nosotros... y no podía consentir que, por mi culpa, la muchacha se<br />

viera innecesariamente expuesta a servir de blanco a las armas de fuego de esos<br />

hombres.<br />

Kadur ben Saden se encogió de hombros. No le gustaba que le hubieran dado<br />

esquinazo, apartándolo falazmente de una refriega.<br />

La escaramuza había tenido lugar tan cerca de Bu Saada que el tiroteo atrajo una<br />

compañía de soldados. Tarzán y su grupo se encontraron con ellos justo a la salida de la<br />

ciudad. El oficial que iba al mando les dio el alto y quiso saber qué significaban<br />

aquellos disparos que había oído.<br />

-Una banda de merodeadores -respondio Kadur ben Saden-. Atacaron a dos miembros<br />

de nuestra partida que se quedaron rezagados, pero cuando volvimos, los asaltantes se<br />

dispersaron a toda prisa. Dejaron dos cadáveres. Por nuestra parte, ni un herido.<br />

La explicación pareció dejar satisfecho al oficial y, tras tomar el nombre de los<br />

componentes de la partida de Kadur ben Saden, se alejó a la cabeza de sus hombres<br />

hacia el lugar donde se había desarrollado la contienda, a fin de hacerse cargo de los dos<br />

muertos para identificarlos, si ello era posible.<br />

Dos días después, Kadur ben Saden, con su hija y la comitiva, partió hacia el sur, a<br />

través del paso de Bu Saada, rumbo a su aduar en la distante región desértica. El jeque<br />

insistió para que Tarzán le acompañase y la muchacha unió sus ruegos a los del padre,<br />

pero, aunque no podía explicárselo a ellos, lo cierto era que los sucesos de las últimas<br />

jornadas habían hecho perder bastante tiempo a Tarzán, que ya no podía seguir<br />

demorando el cumplimiento de las obligaciones de la misión oficial en la que estaba<br />

comprometido. A pesar de todo, prometió al jeque que le visitaría más adelante, en<br />

cuanto se le presentara una ocasión propicia, promesa con la que todos tuvieron que<br />

conformarse.<br />

Tarzán se pasó prácticamente la totalidad de esos dos días con Kadur ben Saden y su<br />

hija. Le interesaba mucho aquella raza de soberbios y dignos guerreros y Tarzán aceptó<br />

de mil amores la ocasión que le brindaba su amistad para asimilar cuanto pudiese de su<br />

vida y costumbres. Incluso empezó a aprender los rudimentos de su lenguaje bajo la<br />

agradable tutoría de la hermosa joven de ojos castaños. Los acompañó hasta el paso, los<br />

despidió con auténtico pesar y per<br />

maneció largo rato en la silla; estuvo contemplándolos hasta que se perdieron de vista<br />

en la lejanía.<br />

¡Eran personas afines a su forma de ser, sentir y pensar! Su existencia dura y<br />

montaraz, cuajada de peligros y situaciones dificiles, cautivaba a aquel hombre<br />

semi.salvaje como no había logrado hechizarle en absoluto el delicado estilo de vida que<br />

encontró en las grandes ciudades civilizadas que había visitado. En aquella parte de<br />

África la vida era incluso más atractivamente arriesgada que en la jungla... y contaba<br />

con la compañía de seres humanos, hombres de verdad a los que podía honrar y respetar<br />

y, además, se hallaba en contacto directo con la naturaleza que tanto le seducía. Le<br />

rondaba por la cabeza la idea de que, cuando hubiese cumplido su misión, renunciaría al<br />

empleo y regresaría allí para pasar el resto de sus años en la tribu de Kadur ben Saden.<br />

Por último, volvió grupas y cabalgó despacio en dirección a Bu Saada.<br />

La parte delantera del Hótel du Petit Sahara, donde Tarzán se hospedaba en Bu Saada,<br />

la ocupaban el bar, dos comedores y la cocina. Los comedores comunicaban<br />

directamente con el bar. Uno de ellos estaba reservado en exclusiva para los oficiales de<br />

la guarnición. Desde el bar, si uno lo deseaba, podía ver el interior de ambos comedores.

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