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III Lo que ocurrió en la rue Maule<br />

A su llegada a París, Tarzán se dirigió de inmediato al domicilio de su viejo amigo,<br />

D'Arnot, donde el teniente de la Armada le obsequió con una severa reprimenda por su<br />

decisión de renunciar al título y a las propiedades que le correspondían como hijo de<br />

John Clayton, el difunto lord Greystoke.<br />

-Debes de estar loco, amigo mío -dijo D'Arnot-, al arrojar por la borda no sólo la<br />

fortuna y la posición social que te corresponden, sino también la oportunidad de<br />

demostrar al mundo, más allá de toda duda, que por tus venas circula la sangre<br />

aristocrática de dos de las familias más ilustres de Inglaterra... en lugar de la sangre de<br />

una mona salvaje. Resulta inconcebible que hayan podido creerte... y más aún el que<br />

también te creyera la señorita Porter.<br />

»Yo no lo creí en ningún momento, ni siquiera allí, en aquella región salvaje de la<br />

selva africana, cuando desgarrabas con los dientes la carne de las bestias que habías<br />

cazado y después te limpiabas las manos grasientas en los muslos. Ni siquiera entonces,<br />

antes de que surgiese el más leve indicio que pudiera demostrar lo contrario, tuve la<br />

menor duda de que te equivocabas al dar por hecho que Kala era tu madre.<br />

»Y ahora, contando con el diario de tu padre, en el que relata la terrible existencia que<br />

tu madre y él lle-<br />

varon en aquella salvaje costa africana, así como las circunstancias de tu nacimiento, y<br />

disponiendo de la prueba más concluyente de todas, la impresión de tus huellas digitales<br />

cuando eras niño, a mí me parece increíble que prefieras seguir siendo un vagabundo<br />

que carece de nombre y que está a dos velas.<br />

-Con el nombre de Tarzán tengo bastante -respondió el hombre-mono<br />

-y en cuanto a lo de vagabundo que está a dos velas, no tengo la menor intención de<br />

seguir así. La verdad es que ahora me propongo rogarte, aun a riesgo de abusar de tu<br />

generosa amistad y con la esperanza de que esta sea mi última petición, que me busques<br />

un empleo.<br />

-¡Venga, venga! -se lo tomó a broma D'Arnot-. Sabes perfectamente que no iban por<br />

ahí los tiros. ¿No te he dicho docenas de veces que tengo dinero suficiente para veinte<br />

hombres y que la mitad de lo que tengo es tuyo? Y aunque lo traspasara todo a tu<br />

nombre, mi señor Tarzán, eso no representaría ni una décima parte del valor que<br />

concedo a tu amistad.¿Pagaría los favores y la protección que me prestaste en África?<br />

No se me olvida, amigo mío, que a no ser por ti y por tu fabuloso valor, yo habría<br />

muerto atado a aquella estaca de la aldea de caníbales de Mbonga. Como tampoco<br />

olvido que gracias a tu abnegado sacrificio logré recuperarme de las heridas mortales<br />

que me causaron los salvajes... Descubrí posteriormente parte de lo que significó para ti<br />

permanecer a mi lado en aquel centro de reunión de los monos, mientras tu corazón te<br />

acuciaba a dirigirte a la costa sin perder un segundo.<br />

»Cuando por fin llegamos a la playa de la cabaña y descubrimos que la señorita Porter<br />

y toda la partida se habían marchado, empecé a comprender algo<br />

de lo que habías hecho por un completo desconocido. Y conste que no trato de<br />

compensarte con dinero, Tarzán. Lo que ocurre es que, en estos momentos, dinero es lo<br />

que necesitas, pero si fuese sacrificio lo que debiera ofrecerte, igualmente estaría<br />

dispuesto a facilitártelo... mi amistad siempre la tendrás a tu disposición, porque<br />

nuestros gustos e inclinaciones son similares y porque te admiro. De otra cosa quizás no<br />

pueda disponer, pero de dinero sí que dispongo y no voy a dejar de hacerlo...<br />

-Bueno -rió Tarzán-, no vamos a pelearnos por dinero. He de vivir, de modo que<br />

necesitaré dinero, pero mucho más satisfecho me sentiré si tengo algo en qué<br />

entretenerme. La forma más convincente que tienes de demostrarme tu amistad es<br />

encontrar un empleo que pueda desempeñar... Si no, el ocio va a acabar conmigo en

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