Edición 141 – 06 Dic 2012 - Sociedad de Fomento de Carilo

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16 Colaboración Colaboración Manos Manos con con sangre sangre Lo encontré sentado en el umbral de la puerta de calle, perdido como en sus peores tiempos cuando el alcohol era el dueño de su vida y emociones. La cabeza gacha, sostenida por las manos sucias de sangre. Miré el reloj, las once de la noche, nadie merodeaba. No pude abandonarlo en ese estado, siempre me dio una mano, incluso en las circunstancias difíciles. Llegó enseguida a mi memoria la noche que dos moto- chorros me golpearon para robar y quedé tirado sobre el asfalto. Me llevó al hospital y gracias a él pude salvar un ojo, el derecho, éste que a veces parpadeo más seguido. Un día de esos que es mejor olvidar. Desde la mañana tuve problemas con el coche. La batería, los cables, las bujías, que sé yo, sólo puedo afirmar que quedó con el mecánico y me lamentaré al recibir la cuenta. Para llegar al empleo viajé en el subte más apretado que sardina en lata, encima tuve que soportar a un trolo que buscaba saber cuánto calzaba. Terminada la jornada, con ganas de llegar a casa, desparramarme en el sillón del living y prender la tele para ver alguna de las boludeces que pasan a diario, pero me encuentro en el camino con este pobre desgraciado, perdido quién sabe en qué cosa. -Pedro ¿qué pasó? Levantó la cabeza, miró sin saber qué miraba. No me reconoció. Estaba obnubilado, haberlo cargado en un patrullero por averiguaciones o arrojado a un camión de residuos como desperdicio, hubiese sido lo mismo, no comprendía ni le importaba qué le pasaba. Volví a preguntarle levantando la voz. Logró reaccionar. Alzó las manos temblorosas hasta mi cara, la sangre húmeda corría entre sus dedos. Me impresioné, no quise agarrarlas. Traté de averiguar. Comenzó a hilvanar una contestación. -Sé que lo maté. -¿Qué decís? -¡Que lo maté! -¿A quién mataste? -A ese hijo de puta que visita a mi señora. Justo ahora, si vivo para ella y no tomo ni una gota. -¿Quién es? ¿Lo conozco? -El gitano, hace poco vive por acá, me dijeron: guarda que anda armado, pero lo madrugué. 6 de diciembre de 2012 16 Nombró al gitano y supe de quién se trataba. Era un tipo que se ocupaba de comprar y vender autos y otras cosas, por eso el apodo. Con fama de honesto pero jodón. Le gustaba hacer chistes pesados, eso sí, los recibía sin quejarse. Las manos sucias de sangre daban cierto temor. -¿Qué pasó? comencé a averiguar. ¿Dónde está el muerto? -No sé. Sólo sé que le clavé un cuchillo en la panza, mirá mis manos. -¿Cómo no sabés dónde está? -Cayó frente a mí, pero cerré los ojos lamentando lo que hice. Al abrirlos, ya no estaba. No pudo haberse ido, alguien se lo llevó. -¿En un segundo sin que te dieras cuenta? Es imposible. -Ya sé que es imposible, pero no está. -¿Seguro que mataste a alguien? -¿Pensás que estoy loco o qué? -No, pero esta historia no me cierra. -¿No? -Describime todo, paso a paso. -¿Qué? -Que me contés cómo sucedió todo. Cómo te enteraste, cómo fue el encuentro. -Sabés que hace rato no me pongo en curda, la cabeza dejó de estar al pedo, comencé a elaborar muchas cosas y a celar a mi mujer. La vi varias veces charlando con el gitano, entré en cólera y ella, ya la conocés, lo tomó en joda. Nunca me falló pero ahora no sé que pasa. Le dije que encararía al gitano y aunque fuera jodido, le iba a meter un puntazo. Conmigo no se juega. Soltó una carcajada y me dejó hablando solo. Estaba seguro que se burlaba de mí, me conoce blando, nunca maté una mosca. Esta vez no lo dejaría pasar, esperé que saliera de la casa y lo seguí. ¿Dónde llegó? Justo aquí, a la mía. Entró como si fuera la suya, yo hice lo mismo y lo encaré. El muy hijo de puta me saludó sonriente. Hola amigo, dijo y me extendió la mano. ¿Amigo? Eso me dio más bronca todavía, llevé la mano a la cintura buscando el cuchillo, él hizo lo mismo, creo que lo madrugué. -¿Cómo que creés? -Sí, apenas apoyé la punta del cuchillo, el temor de clavarlo me asustó, comenzó a salir sangre de la panza. (*) (*) Por Por César César Benedettelli Benedettelli (*) Integrante de la Peña de Escritores Pinamarenses -¿Y tu señora? -No apareció. -¿Querés que entremos a dar un vistazo? -Sí. Te lo agradezco, no hay nada, sólo manchas de sangre. Entramos, el lugar intacto, limpio y sin ningún indicio de lo que me contó. Lo miré, él confundido, no entendía, yo menos, apoyé mi mano derecha en su hombro mientras con la otra cerraba la puerta con el clásico chillido de faltarle lubricante. Unas voces jocosas se escuchaban cada vez más cerca. Agudicé el oído, bajaban una escalera, se detuvieron, giré la cabeza, detrás nuestro observaban la escena la mujer de Pedro y el gitano. Sonrientes, nos saludaron. -¿Buscan al muerto? preguntó la mujer sostenida del brazo del gitano. Pedro se les iba encima, lo detuve, algo muy raro estaba pasando, ¿qué? Quise cerciorarme. -¿Pueden explicarnos qué los divierte tanto? ¿Qué ocurrió verdaderamente? El cuchillo, la sangre, el muerto que no está muerto, el engaño, el amante. La mujer desembuchó. El gitano, como era su costumbre, permanecía con gesto de «aquí no pasó nada». -Pedro está celoso, quisimos gastarle una chanza. El gitano sabe cómo hacerlo, se colocó una bolsa con sangre de cordero en el vientre y dejó que lo atacara, sabemos que Pedro nunca se peleó con nadie, cuando arrimara el cuchillo y viera salir el líquido rojo, pensaría que era un asesino. Pregunté confundido. -¿Cómo pudo hacerle ese chiste a su esposo? Pedro esperaba sin despegar los labios. -No sé qué hacer para que no me cele. El gitano me lo sugirió, es mi primo y vino en nuestra ayuda cuando se enteró que vivíamos en este pueblo. Trataría de colaborar para curar ese defecto de Pedro y darnos una mano con la deuda que hemos contraído y por la que tenemos que dejar la casa. Una hipoteca. Sin recursos. El gitano quedó callado, no le gustaba alardear por las buenas acciones. Pedro no supo qué responder. Después tomó fuerzas, se miró las manos sin lavar y sonrió. Yo un asesino, dijo cagándose de risa, si no soy capaz de matar una mosca. Entrega Entrega de de premios: premios: «Concurso «Concurso literario literario de de cuento cuento corto» corto» El viernes 7 de diciembre a las 20 horas, se llevará a cabo en el Playas Hotel la entrega de Premios del Concurso Literario de Cuento Corto organizado por la Peña de Escritores Pinamarenses. El Jurado, que funcionó bajo la supervisión de la artista plástica Beatriz Orosco que actuó en calidad de «veedora», estuvo integrado por el Director de Cultura Municipal Jorge Esperón, el periodista Eduardo Rodríguez Paz, y los escritores Hugo Nogueira, César Benedettelli y Luis María Aller Atucha. De los 86 trabajos presentados en la Categoría Adultos, pasaron a la ronda final 12 cuentos. De entre ellos, el Jurado premió a los siguientes: Primer Premio (Diploma y $ 1500) para Oscar Ricardo Ruiz, de Mar del Plata por el cuento «El viejo» Segundo Premio (Diploma y $ 800) para Elena Morán de Olenka, de Capital Federal, por el cuento «La malquerida». Tercer Premio (Diploma y $ 400) para Alcira Victoria Muraña, de Pinamar, por el cuento «Qué piensa Bracamonte mientras camina». Los que compitieron en la ronda final, que recibirán Diploma acreditando que arribaron hasta esa instancia del Concurso, fueron: Eduardo Huergo de Pinamar; Marina Carrasco, de Villa Gesell, Melisa Safronchik de Capital Federal; Mónica Caldiz de Pinamar; Alicia Danesino de Capital Federal; Marcelo Luján Chanes de Pinamar; Nemesio Martín Román, de Trenque Lauquen; Oscar Bach de Villa Tesei, María Teresa Conti de Mar del Plata y Rubén Corny y Huberto Botta de Pinamar. Los cuentos premiados, acompañados por otros seleccio- nados por el Jurado, serán publicados en la Serie «Anticipos» de la Peña de Escritores Pinamarenses, el que será presentado el día de la entrega de premios. En la Categoría Menores de 18 años resultaron premiados: Primer Premio (Diploma y biblioteca de mesa con libros de escritores de la Peña y de autores latinoamericanos) para Julieta Llamazares, de La Plata, por su cuento «Como salir de la rutina». Segundo Premio (Diploma y biblioteca de mesa con libros de escritores de la Peña y de autores latinoamericanos) para Verónica López, de Pinamar, por «La pesadilla». Menciones (Diplomas) para María Daniela Loueiras Compitelli de Capital Federal por el cuento «El último ocaso»; Martina Victoria Pellittteri de la ciudad de 9 de Julio, por el cuento «El robo» y para Martín Alejandro Ferreira Martins, de Pinamar, por el cuento «El eterno vividor». Se recibieron 65 cuentos pertenecientes a niños de la escuela primaria Tierra del Sur. Todos los participantes recibirán un Diploma que acredite que participaron del Concurso y los mejores cuentos serán publicados en la Serie «Anticipos» de la Peña de Escritores. El Concurso contó con el auspicio de empresas y comercios locales, que hicieron su aporte en dinero para solventar los premios y los gastos de organización y difusión. Contacto de prensa Luis Maria Aler Atucha 40 4752 Cesar Benedettelli 48 7582
Colaboración Colaboración Los Los submarinos submarinos de de carga carga y y transporte transporte Los Los alemanes alemanes Milchkuh reabasteciendo un VII C Cuando se desató la Batalla del Atlántico, los alemanes tuvieron que enfrentarla con sus submarinos Tipo VII de relativamente corto alcance por lo que, necesitados de un submarino nodriza oceánico para reabastecerlos de combustible, munición y provisiones en el mar, diseñaron el Tipo XIV, más conocido como Milchkuh («vaca lechera»). Fue el primer diseño de submarino en época de guerra puesto en producción (desplazamiento en superficie 1688 tn y 2300 tn en inmersión, eslora 67 m, manga 9,4 m, velocidad en superficie 15 nudos y 6,5 nudos en inmersión, autonomía en superficie 12000 millas a 10 nudos, profundidad máxima operativa 200 m, sólo ametralladoras AA y su tripulación consistía en 6 oficiales y 47 marinos. Su casco era corto pero más rollizo que el de su predecesor, el Tipo IX. Podía transportar una carga de 432 tn de combustible (lo cual permitía a 4 o 5 U-boats mantenerse en el mar por el doble del tiempo normal), víveres y 4 torpedos estibados entre ambos cascos. Se ordenó la construcción de 20 unidades pero sólo se botaron 10 en 2 grupos: los 6 del primer grupo, incorporados al servicio en 1941, tuvieron algunos éxitos hasta que los aliados rompieron sus códigos de cifrado, después de lo cual 3 fueron hundidos en un período de 6 días, en julio de 1943. Los 4 del segundo grupo también fueron completados en tanto los 10 restantes fueron desguazados en gradas o suspendida su construcción. Este submarino logístico introdujo una nueva vulnerabilidad, ya que para reabastecer de combustible o armas a un Uboat en el mar la reunión debía coordinarse por radio. Al peligro de juntar en alta mar dos submarinos en superficie se sumaba el riesgo de exposición de muchos hombres en cubierta, en aguas cada vez más patrulladas por aviones aliados. Una vez rotos los códigos, los ataques aéreos se vieron facilitados y causaron fuertes pérdidas tanto de submarinos reabastecedores como de reabastecidos. En un típico «rendezvous», en octubre de 1943, un Milchkuh fue sorprendido en superficie con tres Tipo VII, como resultado de lo cual dos de éstos fueron hundidos y uno dañado. Los 10 Tipo XIV fueron hundidos durante el conflicto, la mayoría durante 1943 y en rápida sucesión, sin que hubieran aportado mucho al esfuerzo de guerra. Por su forma y tamaño resultaban muy lentos para sumergirse lo cual los convertía en fácil presa para los aviones aliados equipados con radar, que los tenían como un blanco prioritario. El 1941, Alemania puso también en gradas el tipo XB (8 unidades), un submarino oceánico minador (desplazamiento 1763 en superficie y 2710 en inmersión, eslora 90 m, manga 9,2 m, velocidad en superficie 17 nudos y en inmersión 7 nudos, autonomía en superficie 18450 millas a 10 nudos, profundidad máxima 200 m, 15 torpedos o 22 minas, más 66 minas en alojamientos especiales, 1 cañón de 105 mm y 1 de 20 mm, dotación 56 hombres. Como los eventos lo probaron después, estaban mejor dotados para el rol logístico que para el de minado y en eso fueron utilizados. También diseñaron los alemanes otros tipos de submarinos logísticos que nunca vieron la luz; los Tipo XV y XVI, grandes submarinos de crucero para transporte de provisiones, combustible y repuestos a puntos distintos en el océano , equipados con un taller para reparaciones de los U-boats en operaciones, y el Tipo XX de gran tamaño, para el transporte de carga y combustible a puntos del Lejano oriente (desplazamiento 2710 tn en superficie y 3420 tn en inmersión, eslora 77 m, manga 9,2 m, velocidad en superficie 12 nudos y en inmersión 6 nudos, autonomía en superficie 18.900 millas a 10 nudos y sólo 3 ametralladoras AA. Los Los italianos italianos Después de muchas experiencias en el Mediterráneo transportando tropas y abastecimientos en submarinos, los italianos construyeron varios tipos de doble casco para singladuras al Lejano Oriente. Los de empleo ofensivo de mayor desplazamiento construidos por su marina para operar en el Atlántico fueron los 4 de la Clase Cagni (1939 desplazamiento en superficie 1680 tn y en inmersión 2110 tn, eslora 89 m, manga 7,8m velocidad en superficie 16,5 nudos y en inmersión 8,5 nudos, autonomía en superficie 10.700 a 12 nudos, 14 tubos lanzatorpedos, (8 a proa y 6 a popa) con 36 torpedos, 2 cañones y 4 ametralladoras, tripulación 78 hombres). Debido a su tamaño, fueron inicialmente asignados al transporte de aprovisionamientos al África Septentrional y en algunas misiones en el Mediterráneo. A pesar de sus grandes dimensiones tenían buena maniobrabilidad, buenas cualidades náuticas, gran autonomía y su profundidad operativa alcanzaba los 100 m. Sólo el Cagni sobrevivió a la guerra ya que los otros tres fueron hundidos en el Mediterráneo. Submarino Rómulo Otros dos de sus grandes submarinos oceánicos fueron utilizados en esta misiones: Rómulo y Remo, los dos únicos completados de una serie de 12 previstos para la Clase «R» diseñada específicamente para transporte (1942; desplazamiento en superficie 2200 TN y en inmersión 2616 TN, velocidad en superficie 13 nudos y en inmersión 6 nudos, autonomía 12.000 millas a 9 nudos en superficie y 110 millas a 3,5 nudos en inmersión). Eran buques de doble casco con 4 compartimientos estancos de 600 m 3 destinados al transporte de materiales hacia y desde Extremo Oriente. Ambos resultaron hundidos en su primera misión, apenas dejaron el puerto de Taranto. También los submarinos oceánicos Torelli, de la Clase Marconi (1939; desplazamiento en superficie 1340 TN y en inmersión 1780 TN, eslora 76,5 m, manga 6,7 m, 8 tubos lanzatorpedos, velocidad en superficie 18 nudos) y Enrico Tazzoli y Giuseppe Finzi de la Clase Calvi (1935; desplazamiento en superficie 1550 TN y en inmersión 2060, eslora 84 m, manga 7,7 m, 8 tubos lanzatorpedos, velocidad en superficie 18 nudos, autonomía 13.500 millas a 9 nudos en superficie y 80 millas a 4 nudos en inmersión) fueron profundamente modificados para destinarlos al servicio de transporte con el Japón. Submarino Enrico Tazzoli Durante la guerra, Italia empleó diversos submarinos para el transporte de los «siluro a lenta corsa» (torpedo de carrera lenta) denominados por sus usuarios maiali (cerdo, que en - - Parte Parte II II 17 17 realidad no es un torpedo sino un minisubmarino sobre el que montaban dos buzos tácticos, con una cabeza de combate que podía ser desmontada para ser colocada debajo de un buque enemigo o sujetada de su quilla de rolido). Submarino Ambra El Ambra y el Iride, ambos de la clase Pearl (1936, desplazamiento 695/855 t, eslora 60 m, manga 6,5, velocidad 15 / 7,5 nudos, autonomía 2.200 millas a 14 nudos en superficie, 74 millas a 4 nudos en inmersión, profundidad operativa máxima 93 m, 5 tubos lanzatorpedos con 12 torpedos y 2 ametralladoras antiaéreas, tripulación 44 hombres) fueron transformados para el transporte de maiali, mediante la eliminación de sus cañones y el montaje de tres contenedores cilíndricos en cubierta (uno en proa y dos en popa) y una escotilla estanca con cada uno de ellos para el pasaje de los buzos-tripulantes. Los submarinos Gondar y Sciré que pertenecían a la serie Adua de la misma Clase Pearl, también fueron convertidos para la misma función. Aparte de las modificaciones señaladas, a todas estas unidades se les alteró la línea de la vela para que se asemejaran a los alemanes Tipo VII. A raíz de esta experiencia se obtuvo una mejor adaptación de los submarinos Grongo y Murena de la más moderna Clase Tritone (1943; desplazamiento 689/901 t, eslora 63 m, manga 7) que pudieron montar dos cilindros para alojamiento de maiali a cada costado de la obra muerta y permitir mantener la cubierta despejada y conservar los cañones. El Sciré fue utilizado para el recordado ataque con maiali al puerto de Alejandría en diciembre de 1941, en el que 2 acorazados británicos, los HMS Queen Elizabeth y Valiant, y un buque – tanque fueron seriamente averiados. Acorazado Quinn Elizabeth Recopilado por E. R. Lesca Continua en la próxima edición 6 de diciembre de 2012
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