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El relojero ciego - Fieras, alimañas y sabandijas

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mayor. Todos tos que han pensado sobre el lema están de acuerdo<br />

en que un aparato tan complejo como el ojo humano no<br />

pudo comcn7ar a existir, casi seguro, mediante una selección en<br />

una sola etapa. Desafortunadamente, lo mismo parece cierto, por<br />

lo menos de algunas partes del aparato de la maquinaria celular<br />

por medio del cual el DNA se autoduplica, y esto se aplica no<br />

sólo a las células de las criaturas evolucionadas como nosotros<br />

y las amebas, sino también a las criaturas relativamente más primitivas<br />

como las bacterias y las algas azules.<br />

Asi pues, la selección cumulativa puede fabricar complejidad,<br />

en tanto que la selección en una sola etapa no puede. Pero la<br />

selección cumulativa no puede funcionar a menos que haya una<br />

maquinaria mínima para realizar la duplicación y un duplicador<br />

con poder, y la única maquinaria que conocemos parece demasiado<br />

compleja como para haber comenzado a existir por otros<br />

medios que no sean muchas generaciones de selección cumulativa.<br />

Algunas personas consideran esta cuestión como un defecto<br />

fundamental en el conjunto de la teoría del <strong>relojero</strong> <strong>ciego</strong>.<br />

Lo ven como la prueba definitiva de que debe de haber habido<br />

originalmente un diseñador, no un <strong>relojero</strong> <strong>ciego</strong> sino un <strong>relojero</strong><br />

sobrenatural, con una visión de futuro. Puede ser, arguyen,<br />

que el Creador no controle la sucesión de los sucesos evolutivos<br />

dia a día; puede que no ideara el tigre y el cordero, puede<br />

que no creara los árboles, pero compuso la maquinaria original<br />

de la duplicación y dio poder al duplicador, la maquinaria original<br />

del DNA y las proteínas que hicieron posible la selección<br />

cumulativa y, por tanto, la evolución.<br />

Este es un argumento endeble y, obviamente, se anula a sí<br />

mismo. La complejidad organizada es algo con lo que estamos<br />

teniendo problemas a la hora de explicarla Una vez se nos permite<br />

postular su existencia aunque sólo sea la complejidad organizada<br />

de la máquina replicadora del DNA/proteína, es relativamente<br />

fácil invocarla como generadora de una complejidad organizada<br />

aún mayor. Esto es, por supuesto, de lo que trata la<br />

mayor parte de este libro. Pero cualquier Dios capaz de diseñar<br />

algo tan complejo como la maquinaria duplicadora del DNA/<br />

proteína, de una forma tan inteligente, debe de haber sido al<br />

menos tan complejo y organizado como la propia máquina.<br />

Mucho más, si le suponemos, además, capaz de realizar funciones<br />

tan avanzadas como escuchar las plegarias y perdonar los<br />

pecados. Explicar el origen de la máquina del DNA/proteína invocando<br />

un Diseñador sobrenatural es no explicar nada, ya que<br />

deja sin explicación el origen del Diseñador. Hay que terminar<br />

diciendo algo como que «Dios estuvo siempre presente», y si<br />

uno se permite este tipo de salida fácil, podría decir también<br />

que «el DNA estuvo siempre presente», o que «la Vida estuvo<br />

siempre presente», y acabar con el problema<br />

Cuanto más nos alejamos de los milagros, de las grandes improbabilidades,<br />

de las coincidencias fantásticas, de los grandes sucesos<br />

fortuitos, y cuanto más concienzudamente dividamos estos<br />

grandes sucesos en una serie cumulativa de pequeños sucesos<br />

fortuitos, más convencerán nuestras explicaciones a las mentes<br />

racionales. Pero en este capítulo nos estamos preguntando la dimensión<br />

de lo improbable, o lo milagroso que podemos postular<br />

sobre un suceso único. ¿Cuál es el mayor suceso aislado producido<br />

por pura coincidencia por pura suerte, sin ninguna otra<br />

influencia, que podemos incluir en nuestras teorías y decir que<br />

tenemos todavía una explicación satisfactoria sobre la vida? Para<br />

que un mono escriba por casualidad «Pienso que es como una<br />

comadreja», se necesita mucha suerte, pero es todavía mensurable.<br />

Calculamos que las probabilidades son de alrededor de 10000<br />

millones de millones de millones de millones de millones de millones<br />

(10 40 ) contra 1. Nadie puede comprender o imaginar un<br />

número tan grande, por lo que pensamos en este grado de improbabilidad<br />

como sinónimo de imposible. Pero aunque no podamos<br />

comprender estos niveles de improbabilidad, no deberíamos<br />

huir aterrorizados. <strong>El</strong> número 10 40 puede ser muy grande<br />

pero podemos escribirlo, y utilizarlo en nuestros cálculos. Existen<br />

números aún más grandes: 10 46 , por ejemplo, no es simplemente<br />

más grande. Hay que sumar 10 40 un millón de veces para<br />

obtener l0 46 ¿Qué pasaría si pudiésemos reunir de alguna forma<br />

una cuadrilla de 10 46 monos cada uno con sus máquina de escribir?<br />

Porque, casi seguro que uno de ellos escribiría «Pienso<br />

que es como una comadreja», y otro escribiría, casi con certeza<br />

«Pienso, luego existo». <strong>El</strong> problema es, por supuesto, que no<br />

podríamos poner juntos tantos monos. Aunque toda la materia<br />

del universo se transformase en carne de mono, todavía no tendríamos<br />

suficientes monos. <strong>El</strong> milagro de que un mono escriba<br />

«Pienso que es como una comadreja» es demasiado grande cuantitativamente,<br />

mensurablemente, como para que lo admitamos en<br />

nuestras teorías sobre lo que ocurre en la realidad. Pero no podíamos<br />

saber esto hasta que nos sentamos e hicimos los cálculos.<br />

Así pues, algunos niveles de suerte, no sólo son demasiado<br />

grandes para nuestras pequeñas imaginaciones humanas, sino<br />

también para nuestros concienzudos cálculos sobre el origen de<br />

la vida Pero, repitamos la pregunta, ¿qué proporción de suerte,<br />

qué cantidad de milagro podemos postular? No escapemos a esta<br />

pregunta sólo porque hay grandes cifras implicadas. Es una cuestión<br />

perfectamente válida, y, por lo menos, podríamos escribir<br />

lo que necesitamos saber para calcular la respuesta.

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