El relojero ciego - Fieras, alimañas y sabandijas
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sólo un argumento contra la selección natural. ¡Más bien va contra<br />
hechos que no escapan a la propia herencia! No es completamente<br />
cierto que la variación vaya desapareciendo en el transcurso<br />
de las generaciones. La gente no es más similar entre sí<br />
hoy día, que lo era en tiempos de sus abuelos. La variación se<br />
ha mantenido. Hay una mezcla de variaciones sobre las que se<br />
puede actuar. Asi lo señalaron desde un punto de vista matemático,<br />
W. Weinberg en 1908, y el excéntrico matemático G.<br />
H. Hardy, quien de forma incidental, como está registrado en el<br />
libro de apuestas de sus (y mis) colegas, aceptó una vez una<br />
apuesta de un colega de «pagarle medio penique hasta su muerte,<br />
a que el sol saldría mañana». Pero fue necesario que R. A.<br />
Fisher y sus colegas, los fundadores de la genética de poblaciones<br />
moderna, desarrollaran una respuesta completa a Fleeming<br />
Jenkins en términos de la teoría mendeliana de unidades genéticas.<br />
En su momento, fue una ironía porque, como veremos<br />
en el capitulo II, los principales seguidores de Mendel, a comienzos<br />
del siglo xx, se consideraban antidarwinistas. Fisher y<br />
sus colegas mostraron que la selección darwinista tenía sentido,<br />
y el problema de Jenkins fue elegantemente resuelto; lo que<br />
cambiaba en la evolución era la relativa frecuencia de unas unidades<br />
hereditarias discontinuas, o genes, cada una de las cuales<br />
estaba, o no, en un cuerpo determinado. <strong>El</strong> darwinismo después<br />
de Fisher se llama neodarwinismo. Su naturaleza digital no es<br />
un hecho incidental que resulte cierto en el caso de la información<br />
genética. La digitalidad es probablemente una condición previa<br />
necesaria para que funcione el darwinismo.<br />
En nuestra tecnología electrónica, las localizaciones discontinuas<br />
digitales tienen sólo dos estados, representados de manera<br />
convencional como 0 y 1, aunque podrían imaginarse como alto<br />
y bajo, activo e inactivo, arriba y abajo: lo único que importa es<br />
que tienen que ser distintos uno del otro, y que el patrón que<br />
refleja sus estados pueda ser «leído» de forma que ejerza una<br />
influencia sobre algo. La tecnología electrónica utiliza distintos<br />
medios físicos para almacenar unos y ceros, incluyendo discos<br />
magnéticos, cintas magnéticas, tarjetas y cintas perforadas, y<br />
«chips» integrados, con muchas unidades pequeñas semiconductoras<br />
en su interior.<br />
<strong>El</strong> principal medio de almacenamiento de las semillas de<br />
sauce, hormigas y otras células vivas no es electrónico sino químico.<br />
Aprovecha el hecho de que ciertas clases de moléculas<br />
son capaces de «polimerizarse», es decir, de unirse formando<br />
largas cadenas de longitud infinita. Hay muchas clases de polímeros<br />
diferentes. Por ejemplo, el «polietileno» está formado por<br />
largas cadenas de una pequeña molécula denominada etileno,<br />
elileno polimerizado. <strong>El</strong> almidón y la celulosa son azúcares po¬<br />
limerizados. Algunos polímeros, en lugar de ser cadenas uniformes<br />
de una molécula como el etileno, son cadenas de dos o<br />
más pequeñas moléculas diferentes. Tan pronto como se introduce<br />
esta heterogeneidad en una cadena de polímeros, la información<br />
tecnológica se convierte en una posibilidad teórica. Si<br />
hay dos clases de moléculas, podríamos imaginárnoslas como 1<br />
y 0, respectivamente, y almacenar a continuación cualquier cantidad<br />
de información, de cualquier tipo, siempre que la cadena<br />
sea lo suficientemente larga. Los polímeros utilizados por las células<br />
vivas se llaman polinucleótidos. Hay dos clases principales,<br />
llamados DNA y RNA. Ambos son cadenas de pequeñas moléculas,<br />
llamadas nucleótidos. Ambos son cadenas heterogéneas,<br />
formadas por cuatro tipos distintos de nucleótidos. Aqui es, por<br />
supuesto, donde descansa la oportunidad de almacenamiento. En<br />
lugar de tener sólo dos estados 1 y 0, la tecnología de la información<br />
de las células vivas utiliza cuatro estados, que podemos<br />
representar de forma convencional como A, T, C y G. Hay poca<br />
diferencia, en principio, entre una tecnología informática binaria<br />
con dos estados, como la nuestra, y una tecnología informática<br />
con cuatro estados, como la de la célula viva.<br />
Al final del capítulo 1 mencioné que una sola célula humana<br />
tiene suficiente capacidad de información como para almacenar<br />
la Enciclopedia Británica, los 30 volúmenes completos, más<br />
de tres o cuatro veces. Desconozco la cifra comparativa para una<br />
semilla de sauce o una hormiga, pero debe de ser de este asombroso<br />
orden. Hay suficiente capacidad de almacenamiento en el<br />
DNA de una sola semilla de lirio, o de un solo espermatozoide<br />
de salamandra para almacenar más de 60 veces la Enciclopedia<br />
Británica. Algunas especies de las llamadas injustamente amebas<br />
«primitivas» tienen tanta información en su DNA como 1000<br />
Enciclopedias Británicas.<br />
Asombrosamente, parece ser que sólo se utiliza alrededor de<br />
un uno por ciento de la información genética localizada en una<br />
célula humana, por ejemplo: más o menos el equivalente a un<br />
volumen de la Enciclopedia Británica. Nadie sabe por qué está<br />
allí el 99 por ciento restante. En un libro anterior, sugerí que<br />
podía ser parasitario, descansando sobre los esfuerzos del uno<br />
por ciento restante, una teoría que ha sido recogida recientemente<br />
por los biólogos moleculares, bajo el nombre de «selfish<br />
DNA» (UNA egoísta). Una bacteria tiene una capacidad de información<br />
menor que la de una célula humana, alrededor de<br />
unas mil veces menor, y probablemente lo utiliza casi todo: hay<br />
poco espacio para parásitos. ¡En su DNA sólo cabria una copia<br />
del Nuevo Testamento!