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El relojero ciego - Fieras, alimañas y sabandijas

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una serie de protuberancias diminuías, cada una de las cuales<br />

adopta o no ese estado definitivamente. Esta es la característica<br />

de un sistema digital: sus elementos básicos están definitivamente<br />

en un estado o en otro, sin cantidades intermedias y sin intermedios<br />

ni compromisos.<br />

La información tecnológica de los genes es digital. Este hecho<br />

lo descubrió Gregor Mendel, en el siglo xix, aunque él no lo<br />

haya expresado así. Mendel demostró que nosotros no mezclamos<br />

la herencia de nuestros dos padres. Recibimos nuestra<br />

herencia en unidades discretas. En lo que se refiere a cada unidad,<br />

la heredamos o no. En realidad, como ha señalado R. A.<br />

Fisher, uno de los padres fundadores de lo que se denomina<br />

ahora ncodarwinismo, la existencia de unidades hereditarias ha<br />

estado siempre a la vista, cada vez que pensamos en el sexo.<br />

Heredamos nuestros atributos de un padre masculino y otro femenino,<br />

pero cada uno de nosotros es masculino o femenino,<br />

no hermafrodita. Cada nuevo recién nacido tiene aproximadamente<br />

las mismas probabilidades de heredar la masculinidad que<br />

la femineidad, pero hereda sólo una de ellas, y no combina las<br />

dos. Ahora sabemos que lo mismo es cierto del resto de nuestras<br />

unidades hereditarias. No se mezclan, sino que permanecen<br />

discontinuas y separadas, mientras se barajan y vuelven a<br />

barajarse en el transcurso de las generaciones. Sin embargo, con<br />

frecuencia hay una poderosa apariencia de mezcla en los efectos<br />

que la genética tiene sobre los cuerpos. Si una persona alta<br />

se empareja con una persona baja, o una persona negra con una<br />

blanca, sus descendientes suelen tener una apariencia intermedia.<br />

Pero la apariencia de mezcla sólo se aplica a los efectos sobre<br />

los cuerpos, y se debe a la suma de los pequeños efectos de un<br />

gran número de unidades. I.as mismas unidades que permanecen<br />

separadas y discontinuas cuando llega el momento de ser<br />

transmitidas a la siguiente generación.<br />

La distinción entre herencia por fusión y herencia por transmisión<br />

de unidades ha tenido una gran importancia en la historia<br />

de las ideas sobre la evolución. En tiempos de Darwin, todo<br />

el mundo (excepto Mendel, quien, oculto en su monasterio, fue<br />

desgraciadamente ignorado hasta después de su muerte) pensaba<br />

que la herencia consistía en una fusión. Un ingeniero escocés,<br />

llamado Fleeming Jenkins, apuntó que el hecho de que la<br />

herencia consistiese en una mezcla (como se pensaba entonces)<br />

descartaba la selección natural como teoría de la evolución. Ernst<br />

Mayr observa con bastante dureza que el artículo de Jenkins «se<br />

basaba en todos los prejuicios y errores habituales de los científicos<br />

tísicos». Sin embargo, Darwin se preocupó bastante por el<br />

argumento de Jenkins. Este argumento estaba descrito con mucho<br />

más colorido en la parábola del hombre blanco que naufraga en<br />

una isla habitada por «negros».<br />

Concedámosle todas las ventajas que podamos concebir que<br />

un blanco posee sobre los nativos; concedámosle que, en la lucha<br />

por la existencia, sus posibilidades de vivir una vida larga sean<br />

muy superiores a las de los jefes nativos; a pesar de todas estas<br />

concesiones, no llegaremos a la conclusión de que. después de<br />

un número limitado o ilimitado de generaciones, los habitantes<br />

de la isla sean blancos. Nuestro heroico náufrago probablemente<br />

llegaría a ser rey; mataría un gran número de negros en su lucha<br />

por la existencia; tendría un gran número de mujeres e hijos,<br />

mientras muchos de sus subditos vivirían y morirían solteros...<br />

Nuestras cualidades de blancos ayudarían a que se conservase<br />

hasta una edad avanzada, y aun así no sería suficiente un número<br />

de generaciones determinado para que se volviesen blancos<br />

los descendientes de sus subditos... En la primera generación habría<br />

algunas docenas de jóvenes mulatos inteligentes, con una inteligencia<br />

media superior a la de los negros. Podríamos esperar<br />

que el trono estuviese ocupado durante algunas generaciones por<br />

un rey de un color más o menos amarillento; pero ¿podría alguien<br />

creer que toda la isla adquiriera gradualmente una población<br />

blanca o incluso una población amarilla, o que los isleños<br />

adquirieran la energía, coraje, ingenuidad, paciencia, autocontrol,<br />

resistencia, y otras cualidades en virtud de las cuales nuestro héroe<br />

hubiese matado tantos de sus antepasados, y engendrado tantos<br />

hijos; serían estas cualidades, de hecho, las seleccionadas, en la<br />

lucha por la existencia, si es que ésta puede seleccionar algo?<br />

No nos distraigamos con las afirmaciones racistas sobre la<br />

superioridad de los blancos. Usías eran tan incuestionables en<br />

tiempos de Jenkins y Darwin, como lo son nuestras afirmaciones<br />

sobre los derechos humanos, la dignidad humana y el concepto<br />

sagrado de la vida humana hoy día. Podemos volver a escribir<br />

el argumento de Jenkins con una analogía más neutral. Si<br />

se mezclan pintura blanca y pintura negra, lo que obtendremos<br />

es pintura gris. Si se mezcla pintura gris con pintura gris, no se<br />

podrá reconstruir el blanco o el negro originales. La mezcla de<br />

pinturas no está muy lejos de la visión premendeliana de la herencia,<br />

c incluso hoy día la cultura popular expresa con frecuencia<br />

la herencia en términos de «mezcla de sangres». <strong>El</strong> argumento<br />

de Jenkins es un argumento sobre la desaparición. Bajo<br />

este supuesto, según transcurren las generaciones, la variación<br />

estaria destinada a desaparecer. Prevalecería una uniformidad<br />

cada vez mayor. Eventualmcnte, no quedaría ninguna variación<br />

sobre la que pudiese actuar la selección natural.<br />

Creíble como debió de haber sonado este argumento, no es

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