El relojero ciego - Fieras, alimañas y sabandijas
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imagen con una visión normal «continua». <strong>El</strong> «muestreo» de la<br />
visión estroboscópica a la velocidad de crucero del murciélago,<br />
alrededor de 10 muestras por segundo, sería casi tan bueno como<br />
la visión normal «continua» para la realización de algunas tareas<br />
ordinarias, aunque no para coger una pelota o un insecto.<br />
Ésta es la frecuencia utilizada cuando el murciélago circula<br />
en un vuelo de rutina. Cuando un Myotis detecta un insecto y<br />
comienza a moverse hacia él para interceptarlo, aumenta el ritmo<br />
de los pequeños chasquidos. Más rápido que una ametralladora,<br />
puede alcanzar una frecuencia máxima de 200 pulsaciones por<br />
segundo cuando se acerca por fin al objetivo en movimiento.<br />
Para simular este hecho, tendríamos que acelerar nuestro estroboscopio<br />
hasta que sus destellos alcanzaran una velocidad doble<br />
que los ciclos de la corriente eléctrica, que no se notan en un<br />
tubo de luz fluorescente. Obviamente, nosotros no tendríamos<br />
problemas para realizar todas nuestras funciones visuales normales,<br />
incluso jugar a squash o a pimpón, en un mundo visual<br />
«modulado» con una frecuencia tan elevada. Si podemos imaginamos<br />
los cerebros de los murciélagos construyendo una imagen<br />
del mundo análoga a nuestras imágenes visuales, la frecuencia<br />
de los impulsos parece sugerir que la imagen ecográfica obtenida<br />
por el murciélago podría ser, por lo menos, tan detallada<br />
y «continua» como nuestra imagen visual. Por supuesto, puede<br />
haber otras razones por las que esta imagen no sea tan detallada<br />
como nuestra imagen visual.<br />
Si los murciélagos son capaces de incrementar su frecuencia<br />
de muestreo hasta 200 veces por segundo, ¿por qué no mantenerla<br />
todo el tiempo? Ya que, evidentemente, tienen un «interrupton><br />
que controla el ritmo en su «estroboscopio», ¿por qué<br />
no lo ponen permanentemente al máximo, manteniendo así todo<br />
el tiempo su percepción del mundo en su punto más sensible,<br />
para enfrentarse a cualquier emergencia? Una razón es que estas<br />
frecuencias elevadas sólo son apropiadas para objetivos cercanos.<br />
Si un impulso sigue demasiado cerca los talones de su predecesor,<br />
se mezcla con su eco de vuelta procedente de un objetivo<br />
distante. Aunque no sucediera así, existirían probablemente<br />
buenas razones de tipo económico para no mantener todo el<br />
tiempo una frecuencia máxima de impulsos. Debe de ser costoso<br />
producir ondas de ultrasonidos con un volumen elevado, costoso<br />
en energía, en utilización de voz y oídos, y quizá en tiempo<br />
de ordenador. Un cerebro que esté procesando 200 ecos diferentes<br />
por segundo puede que no encuentre un surplus de<br />
capacidad para pensar en algo más. Incluso la frecuencia de crucero<br />
de unas 10 pulsaciones por segundo es probablemente bastante<br />
costosa, aunque mucho menos que la frecuencia máxima<br />
de 200 pulsaciones por segundo. Un murciélago que incrementase<br />
su frecuencia de crucero pagaría un precio adicional en energía,<br />
etc., que no estaría justificado por el aumento en agudeza<br />
del sonar. Cuando el único objeto que se mueve en la vecindad<br />
inmediata es el propio murciélago, el mundo aparente es lo suficientemente<br />
similar en sucesivas décimas de segundo como<br />
para no necesitar recibir información con una frecuencia mayor<br />
que ésta. Cuando el mundo en observación incluye otros objetos<br />
en movimiento, en particular un insecto volando, serpenteando,<br />
girando, subiendo y bajando en un intento desesperado por<br />
sacudirse de encima a su perseguidor, el beneficio conseguido<br />
por el murciélago al incrementar su frecuencia de muestreo justifica<br />
de sobra el aumento del costo. Por supuesto, las consideraciones<br />
de costo y beneficio en este párrafo son meras conjeturas,<br />
pero es casi cierto que pasa algo similar.<br />
Un ingeniero que se pone a diseñar un instrumento de sonar<br />
o radar eficaz se encuentra pronto con el problema producido<br />
por la necesidad de emitir impulsos con un volumen muy fuerte.<br />
Tienen que tener este volumen porque cuando se emite un<br />
sonido, el frente de ondas avanza como una esfera en continua<br />
expansión. La intensidad del sonido se distribuye y, en cierto<br />
sentido, «se diluye» a lo largo de toda la superficie de la esfera.<br />
<strong>El</strong> área de la superficie de una esfera es proporcional al cuadrado<br />
del radio. La intensidad del sonido en cualquier punto determinado<br />
de la esfera disminuye, por tanto, no en proporción a la<br />
distancia (el radio) sino al cuadrado de la distancia desde la fuente<br />
del sonido, según avanza el frente de ondas y se ensancha la<br />
esfera. Esto significa que el sonido disminuye con bastante rapidez,<br />
según se aleja de su fuente, en este caso, el murciélago.<br />
Cuando este sonido diluido encuentra un objeto, por ejemplo<br />
una mosca, rebota en ella. <strong>El</strong> sonido reflejado se radia, a su<br />
vez, desde la mosca, formando un frente de ondas esférico en<br />
expansión. Por la misma razón que en el caso anterior, su intensidad<br />
decaerá con el cuadrado de la distancia desde la mosca.<br />
Cuando el eco llegue de nuevo al murciélago, la disminución<br />
de su intensidad será proporcional no a la distancia entre él y la<br />
mosca, ni siquiera al cuadrado de esta distancia, sino a algo más,<br />
al cuadrado del cuadrado: la cuarta potencia de la distancia. Esto<br />
significa que llegará muy apagado. <strong>El</strong> problema podría superarse<br />
en parte si el murciélago emitiese los sonidos mediante el<br />
equivalente de un megáfono, aunque esto sólo es útil si conoce<br />
la dirección de la presa. En cualquier caso, si el murciélago tiene<br />
que recibir un eco razonable desde un objetivo distante, el chillido<br />
que sale debería tener un volumen muy fuerte cuando<br />
abandona al murciélago, y el instrumento que detecta el eco, el