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El relojero ciego - Fieras, alimañas y sabandijas

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teristicas adquiridas no sólo no tiene lugar: no podría tener lugar<br />

en cualquier forma de vida cuyo desarrollo embrionario sea epi¬<br />

genético, más que preformacionista. Cualquier biólogo que defienda<br />

el lamarckismo está, aunque pueda escandalizarse al oírlo,<br />

defendiendo implícitamente una embriología atomista determinista,<br />

y reduccionista. No quisiera agobiar al lector medio con<br />

este pequeño rosario de palabras pretenciosas: simplemente, no<br />

pude resistir la ironía, ya que los biólogos que están cerca de<br />

simpatizar con el lamarckismo de hoy también les gusta utilizar<br />

esa misma jerga de palabras, en particular, para criticar a otros.<br />

Esto no quiere decir que, en algún lugar del universo, no<br />

pueda haber algún sistema extraño de vida, en el que la embriología<br />

sea preformaciónista; una forma de vida que tenga realmente<br />

una «genética de copia», y que pueda, por tanto, heredar<br />

características adquiridas. Todo lo que he demostrado hasta ahora<br />

es que el lamarckismo es incompatible con la embriología, según<br />

la conocemos. Sin embargo, la afirmación que hice al principio<br />

del capítulo iba más allá: decía que, incluso si se pudiesen heredar<br />

las características adquiridas, la teoría lamarckiana sería todavía<br />

incapaz de explicar la evolución adaptativa. Esta afirmación<br />

es tan firme que se intenta aplicar a todas las formas de<br />

vida, en cualquier lugar del universo. Se basa en dos lineas de<br />

razonamiento, una relacionada con dificultades sobre el principio<br />

del uso y el desuso, la otra con problemas adicionales con<br />

la herencia de características adquiridas. Las describiré en orden<br />

inverso.<br />

<strong>El</strong> problema con las características adquiridas es básicamente<br />

éste. Está muy bien heredarlas, pero no todas las características<br />

adquiridas son mejores. Por supuesto, la mayor parte son<br />

lesivas. Obviamente, la evolución no va a proceder en dirección<br />

hacia una mejora adaptativa, si las características adquiridas se<br />

heredan de forma indiscriminada: transmitiendo las fracturas de<br />

piernas y las cicatrices de la viruela a lo largo de las generaciones,<br />

de la misma forma que los pies endurecidos o la piel bronceada<br />

por el sol. La mayor parte de las características que adquiere<br />

cualquier máquina, según va envejeciendo, tienden a ser<br />

destrozos acumulados por el tiempo: se agota. Si fuesen recogidas<br />

mediante algún proceso de registro e introducidas en la copia<br />

de la generación siguiente, las generaciones sucesivas se volverían<br />

más y más decrépitas. En lugar de comenzar otra vez con<br />

una copia nueva, cada generación comenzaría su vida gravada y<br />

marcada por las cicatrices debidas al desgaste acumulado y a las<br />

lesiones de las generaciones previas.<br />

Este problema no es necesariamente insuperable. No puede<br />

negarse que algunas características adquiridas son mejoras y es<br />

teóricamente posible que el mecanismo de la herencia pudiese<br />

discriminar de alguna manera las mejoras de las lesiones. Pero<br />

tratar de comprender cómo podría funcionar esta discriminación<br />

nos induce a pensar por qué las características adquiridas son a<br />

veces mejoras. ¿Por qué, por ejemplo, las áreas de piel que se<br />

utilizan, como las plantas de los pies de una persona que corre<br />

con los pies desnudos se vuelven más gruesas y ásperas? A primera<br />

vista, parecería más probable que la piel se volviera más<br />

fina: en la mayoría de las máquinas, las piezas sujetas a un desgaste<br />

natural se vuelven más delgadas; por una razón obvia, el<br />

desgaste elimina partículas en lugar de añadirlas.<br />

Los darwinistas tienen una respuesta fácil. La piel sujeta a<br />

un desgaste natural se vuelve más gruesa, porque la selección<br />

natural en el pasado ha favorecido a aquellos individuos cuya<br />

piel respondió al desgaste de esta manera ventajosa. De manera<br />

similar, la selección natural favoreció a aquellos miembros de<br />

las generaciones ancestrales que respondieron a la luz del sol<br />

bronceándose. Los darwinistas mantienen que la única razón por<br />

la que incluso una minoría de características adquiridas son mejoras<br />

es que hay un respaldo debido a una selección darwiniana<br />

en el pasado. En otras palabras, la teoría lamarekiana puede explicar<br />

las mejoras adaptativas en la evolución sólo a lomos de la<br />

teoría darvinista. Ya que la selección darwinista está aquí en el<br />

transfondo, para asegurar que algunas características son ventajosas,<br />

y para facilitar un mecanismo que discrimine las adquisiciones<br />

ventajosas de las desventajosas, la herencia de las características<br />

adquiridas podría, posiblemente, conducir a alguna mejora<br />

evolutiva Pero una mejora como ésta se debe en su totalidad<br />

al respaldo darwinista. Nos vemos forzados a volver atrás hacia<br />

el darwinismo para explicar el aspecto adaptativo de la evolución.<br />

Lo mismo es cierto de una clase de mejoras adquiridas bástanle<br />

más importante, aquellas que agrupamos juntas bajo el tílulo<br />

de aprendizaje. Durante el transcurso de su vida, un animal<br />

se vuelve más hábil en la tarca de ganarse la vida. <strong>El</strong> animal<br />

aprende lo que es bueno para él y lo que no lo es. Su<br />

cerebro almacena una gran biblioteca de recuerdos sobre su<br />

mundo, y sobre que acciones conducen hacia consecuencias deseables<br />

y cuáles hacia consecuencias indeseables. Una gran parte<br />

del comportamiento del animal se inscribe bajo el título de características<br />

adquiridas, y una gran parte de esta clase de adquisiciones<br />

-«aprendizaje»- se merecen realmente el título de mejoras.<br />

Si los padres pudiesen transcribir, de alguna manera, la sabiduría<br />

de la experiencia de toda una vida en sus genes, de forma<br />

que su descendencia naciese con una biblioteca de experiencias<br />

indirectas creada y lista para ser utilizada, esos descendientes po¬

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