El relojero ciego - Fieras, alimañas y sabandijas
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tas moleculares lo han evitado realizando suposiciones intuitivas.<br />
De todos los árboles genealógicos posibles que podrían ser<br />
tratados, podrían eliminarse grandes cantidades inmediatamente;<br />
por ejemplo, todos aquellos millones de árboles concebibles<br />
que colocan a los seres humanos más cerca de los gusanos que<br />
de los chimpancés. Los taxonomistas no se preocupan por considerar<br />
absurdos estos árboles de parentesco, sino que se guían<br />
hacia los escasos árboles que no violan de una forma tan drástica<br />
su concepción previa. Es posible que esto resulte adecuado,<br />
aunque siempre existe el peligro de que el árbol verdaderamente<br />
más económico sea uno de aquellos que han sido eliminados<br />
sin consideración. I,os ordenadores también pueden ser programados<br />
para tomar atajos, y, por suerte, el problema de los grandes<br />
números puede reducirse.<br />
La información molecular es tan rica, que podemos realizar<br />
nuestros estudios taxonómicos por separado, una y otra vez, con<br />
proteínas diferentes. Así podemos utilizar nuestras conclusiones,<br />
recogidas en el estudio de una molécula, como una comprobación<br />
de nuestras propias conclusiones basadas en el estudio de<br />
otra molécula. Si estamos preocupados porque la historia conta<br />
da por una molécula proteica se confunde por la convergencia,<br />
podemos comprobarlo mirando otra molécula de proteina. La<br />
evolución convergente es un tipo especial de convergencia. Lo<br />
importante sobre las coincidencias es que, incluso si se producen<br />
una vez, es mucho menos probable que se produzcan dos<br />
veces. E incluso menos probable que se produzcan tres veces.<br />
Tomando moléculas proteicas más y más separadas, podemos<br />
eliminar casi la coincidencia.<br />
Por ejemplo, en un estudio de un grupo de biólogos de<br />
Nueva Zelanda, se clasificaron 11 animales, cinco veces por separado,<br />
utilizando cinco moléculas diferentes de proteínas. Los<br />
11 animales eran la oveja, el mono rhesus, el caballo, el canguro,<br />
la rata, el conejo, el perro, el cerdo, el hombre, la vaca y el chimpancé.<br />
La idea era tratar de encontrar, en primer lugar, un árbol<br />
de relación entre los 11 animales, utilizando una proteína. Luego<br />
ver si se obtiene el mismo árbol relacional utilizando una proteína<br />
diferente. Por último, hacer lo mismo con una tercera, cuarta<br />
y quinta proteínas. En teoría, si por ejemplo la evolución no<br />
fuese cierta, sería posible que cada una de las cinco proteínas<br />
diese un árbol «relacional» completamente diferente.<br />
Las cinco secuencias proteicas estaban disponibles para los<br />
11 animales y se encontraron en la biblioteca. Hay 654729075<br />
árboles relacionales posibles a considerar, por lo que tuvieron<br />
que emplearse los métodos de simplificación habituales. <strong>El</strong> ordenador<br />
imprimió el árbol más económico, para cada una de<br />
las cinco proteínas. <strong>El</strong>lo nos proporciona cinco opiniones independientes,<br />
en relación con el verdadero árbol entre estos 11<br />
animales. <strong>El</strong> resultado más claro que podríamos esperar es que<br />
las cinco estimaciones resultasen ser idénticas. La probabilidad<br />
de obtener este resultado por pura suerte es muy pequeña: el<br />
número tiene 31 ceros detrás de la coma decimal. No deberíamos<br />
sorprendernos si no obtenemos un resultado tan perfecto<br />
como éste: sólo hay que esperar que se produzca una cierta cantidad<br />
de evolución convergente y de coincidencia. Pero deberíamos<br />
preocuparnos si no hubiese un cierto acuerdo sustancial<br />
entre los diferentes árboles. De hecho, los cinco árboles no resultaron<br />
completamente idénticos, pero sí bastante similares. Las<br />
cinco moléculas están de acuerdo en situar al hombre, al chimpancé<br />
y al mono cercanos entre sí, pero hay algunos desacuerdos<br />
sobre qué animal es el siguiente que está más cerca de este<br />
grupo: la hemoglobina B revela que es el perro; el fibrinopepti¬<br />
do B revela que es la rata; el fibrinopeptido A dice que es un<br />
grupo formado por la rata y el conejo; la hemoglobina A revela<br />
que es un grupo constituido por la rata, el conejo y el perro.<br />
Tenemos un antepasado común con el perro, y otro con la