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El relojero ciego - Fieras, alimañas y sabandijas

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grupo de cuatro. Después de ser tratados de una de estas cuatro<br />

maneras, se permitió que cada macho ocupase su territorio<br />

en su residencia anterior. Aquí reasumieron su actividad normal<br />

de atraer hembras a su territorio, para emparejar, construir<br />

un nido y poner huevos. La cuestión era que miembro de cada<br />

grupo tendría más éxito atrayendo hembras. Andcrsson lo midió,<br />

no por una observación literal de las hembras, sino esperando y<br />

contando el número de nidos que contenían nuevos en el territorio<br />

de cada macho. Lo que encontró fúe que los machos con<br />

colas alargadas artificialmente atraían casi cuatro veces más hembras<br />

que los machos con colas acortadas de forma artificial. Los<br />

pájaros con colas de una longitud normal, natural, tuvieron un<br />

éxito intermedio.<br />

Los resultados fueron analizados estadísticamente, para excluir<br />

que se debieran sólo al azar. La conclusión fue que, si el<br />

único criterio fuese atraer hembras, los machos estarían mejor<br />

servidos con colas más largas que las que tienen actualmente.<br />

En otras palabras, la selección sexual está tirando constantemente<br />

de las colas (en sentido evolutivo) para hacerlas más largas.<br />

<strong>El</strong> hecho de que las colas reales sean más cortas de lo que preferirían<br />

las hembras sugiere que debe de haber alguna otra presión<br />

selectiva que las mantiene más cortas. Ésta es la selección<br />

«utilitaria». Los machos con colas muy largas tienen más probabilidades<br />

de morir que los que tienen colas de una longitud<br />

media. Desafortunadamente, Andersson no tuvo tiempo para seguir<br />

el destino posterior de sus machos transformados. Si lo hubiese<br />

tenido, la predicción habría sido que los machos con plumas<br />

extras pegadas a su cola deberían haber muerto, por término<br />

medio, más jóvenes que los machos normales, probablemente<br />

a causa de su mayor vulnerabilidad frente a los depredadores.<br />

Por otra parte, cabría esperar que los machos con colas acortadas<br />

artificialmente viviesen más tiempo que los normales. <strong>El</strong> motivo<br />

es que se supone que la longitud normal es un compromiso<br />

entre el punto óptimo de la selección sexual y el punto óptimo<br />

de la selección utilitaria. Presumiblemente, los pájaros con<br />

colas acortadas artificialmente están más cerca del punto óptimo<br />

utilitario, y por lo tanto deberían vivir más tiempo. Sin embargo,<br />

hay demasiadas hipótesis en todo esto. Si la principal desventaja<br />

de una cola larga, desde un punto de vista utilitario, fuese<br />

el coste económico de su desarrollo, más que el peligro de morir<br />

después de su crecimiento, no esperaríamos que los machos a<br />

los que se les suministró una cola extralarga en bandeja, como<br />

regalo de Andersson, muriesen particularmente jóvenes, como resultado<br />

de la misma.<br />

He escrito lo anterior como si la preferencia femenina mos­<br />

trase una tendencia a tirar de las colas y otros ornamentos para<br />

que se hagan más grandes. En teoría, como vimos, no hay razón<br />

por la que la preferencia femenina no pudiera tirar en dirección<br />

opuesta, por ejemplo, en dirección de un progresivo acortamiento,<br />

más que un alargamiento, de las colas. <strong>El</strong> abadejo común<br />

tiene una cola tan corta y dura que uno está tentado a preguntarse<br />

si es, quizá, más corta de lo que «debería» ser por motivos<br />

estrictamente utilitarios. La competitividad entre los abadejos<br />

machos es intensa, como puede deducirse del tono desproporcionado<br />

de sus cantos. Este canto está destinado a ser muy<br />

costoso, y se ha llegado a conocer algún caso de un abadejo<br />

macho que cantó, literalmente, hasta la muerte. Los machos afortunados<br />

tienen más de una hembra en su territorio, como los<br />

pájaros viudos. En un clima tan competitivo, cabría esperar que<br />

funcionase la retroalimcntación positiva. ¿Podría representar la<br />

corta cola del abadejo el producto final de un proceso incontrolado<br />

de reducción evolutiva?<br />

Dejando a los abadejos a un lado, los abanicos de los faisanes,<br />

las colas de los pájaros viudos y las de las aves del paraíso,<br />

con su recargada extravagancia, pueden contemplarse como productos<br />

finales de una evolución explosiva, en espiral, debida a<br />

una retroalimentación positiva. Fisher y sus modernos sucesores<br />

nos han mostrado cómo podría haber sucedido esto. ¿Está<br />

ligada esta idea a la selección sexual, o podemos encontrar analogías<br />

convincentes en otras clases de evolución? Merece la pena<br />

planteárselo, aunque sólo sea porque hay aspectos de nuestra<br />

propia evolución que contienen más de una sugerencia sobre<br />

su naturaleza explosiva, por ejemplo, el aumento extremadamente<br />

rápido de nuestros cerebros durante los últimos millones de<br />

años. Se ha sugerido que se debe a la selección sexual, siendo<br />

la actividad cerebral un carácter sexualmentc atractivo (o algunas<br />

de sus manifestaciones, como la capacidad de recordar los<br />

pasos de una larga y compleja danza ritual). Pero también podría<br />

ser que el aumento de tamaño del cerebro hubiese estallado bajo<br />

la influencia de una clase de selección diferente, análoga pero<br />

no idéntica a la selección sexual. Pienso que es útil distinguir<br />

dos niveles de analogías posibles con la selección sexual: uno<br />

ligero y otro marcado.<br />

La analogía ligera equivale a lo siguiente. Cualquier proceso<br />

evolutivo, en el que el producto final de una etapa prepara el<br />

escenario para el paso siguiente, es potencialmente progresivo,<br />

algunas veces de una manera explosiva. Ya nos hemos encontrado<br />

esta idea en el capítulo anterior, en forma de «carreras de<br />

armamentos». Cada mejora evolutiva en el diseño de un depredador<br />

cambiará la presión sobre sus presas, haciendo que éstas

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