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El relojero ciego - Fieras, alimañas y sabandijas

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chos modernos del pájaro viudo de cola larga alracn harenes de<br />

media docena, o así, de hembras. Esto significa que hay un «surplus»<br />

de machos en la población, que no se reproducen. A su<br />

vez, significa que las hembras no tienen dificultad para encontrar<br />

machos, y que están en posición de ser exigentes. Un macho<br />

tiene mucho que ganar si resulta atractivo para las hembras. Una<br />

hembra, por el contrario, tiene poco que ganar siendo atractiva<br />

para los machos, ya que, de todas maneras, las circunstancias la<br />

obligan a estar en franca demanda.<br />

Asi pues, después de aceptar la hipótesis de que son las hembras<br />

las que hacen la elección, acometamos el paso crucial que<br />

dio Fisher confundiendo a los críticos de Darwin. En lugar de<br />

estar de acuerdo con que las hembras sólo tienen caprichos, contempló<br />

la preferencia femenina como una variable influenciable<br />

desde un punto de vista genético, como cualquier otra. La preferencia<br />

femenina es una variable cuantitativa, y podemos asumir<br />

que está bajo el control de poligenes, igual que la longitud<br />

de la cola del macho. Estos poligenes pueden actuar sobre cualquier<br />

zona entre una amplia variedad de partes del cerebro femenino,<br />

o incluso sobre sus ojos; sobre cualquier cosa que tenga<br />

el efecto de alterar la preferencia femenina. La preferencia femenina,<br />

sin duda, toma en cuenta muchas partes del macho: el<br />

color de las manchas de su lomo, la forma de su pico, etc.; pero<br />

aquí estamos interesados en la evolución de la longitud de la<br />

cola del macho, y, por consiguiente, en las preferencias femeninas<br />

por las colas masculinas de diferentes longitudes. Podemos<br />

medir, por tanto, la preferencia femenina en las mismas unidades<br />

con las que medimos la longitud de la cola masculina: en<br />

centímetros. Los poligenes cuidarán que haya hembras con una<br />

preferencia por las colas masculinas mayores que la media, otras<br />

por las colas masculinas más cortas que la media, y otras, por<br />

las que tienen más o menos la longitud media.<br />

Llegamos así a una de las intuiciones clave en esta teoría.<br />

Aunque los genes que controlan la preferencia femenina se expresen<br />

sólo en la conducta femenina, sin embargo, están también<br />

presentes en los cuerpos de los machos. Y, por la misma<br />

razón, los genes que controlan la longitud de la cola del macho<br />

estarán presentes en los cuerpos de las hembras, se expresen o<br />

no en estos cuerpos. La idea de los genes que no se expresan<br />

no es muy difícil de entender. Si un hombre tiene unos genes<br />

que expresan un pene largo, tiene la misma probabilidad de<br />

transmitir estos genes a su hija que a su hijo. Su hijo puede<br />

expresar estos genes, mientras que su hija, por supuesto, no lo<br />

hará, en primer lugar porque no tiene pene. Pero si el hombre<br />

tiene nietos, los hijos de su hija pueden tener la misma proba­<br />

bilidad de heredar su largo pene que los hijos de su hijo. Los<br />

genes pueden ser transportados en un cuerpo sin que se expresen.<br />

De la misma forma, Fisher y Lande asumen que los genes<br />

que controlan la preferencia femenina son transportados en los<br />

cuerpos masculinos, aun cuando sólo se expresen en los cuernos<br />

femeninos. Y los genes que controlan las colas masculinas<br />

son transportados en los cuerpos femeninos, aun cuando no se<br />

expresen en ellos.<br />

Supongamos que tenemos un microscopio especial, que nos<br />

permita observar el interior de cualquier célula de los pájaros e<br />

inspeccionar sus genes. Cojamos un macho que tenga un cola<br />

más larga que la media, y veamos los genes que hay en el interior<br />

de sus células. Si miramos primero los genes que controlan<br />

la longitud de la cola, no nos produce ninguna sorpresa descubrir<br />

que hay genes que producen un cola larga: esto es obvio,<br />

ya que tiene una cola larga. Pero veamos ahora los genes que<br />

controlan la preferencia por la cola. Aquí no tenemos ninguna<br />

clave externa, ya que estos genes sólo se expresan en las hembras.<br />

Tenemos que mirar con nuestro microscopio. ¿Qué veríamos?<br />

Veríamos genes que hacen que las hembras prefieran colas<br />

largas. En contraposición, si miramos dentro de las células de<br />

un macho que tiene una cola corta, veríamos genes que hacen<br />

que las hembras prefieran colas cortas. Éste es realmente un<br />

punto clave del argumento. <strong>El</strong> razonamiento es como sigue.<br />

Si soy un macho con una cola larga, es muy probable que<br />

mi padre tuviese también una cola larga. Esto es simplemente<br />

herencia ordinaria. Pero también, como mi padre fue elegido<br />

como pareja por mi madre, es muy probable que mi madre prefiriese<br />

machos con cola larga. Por lo tanto, si he heredado genes<br />

de mi padre que expresan una cola larga, es probable que también<br />

haya heredado genes de mi madre que controlen la preferencia<br />

por las colas largas. Por la misma razón, si alguien hereda<br />

genes que expresan una cola corta, es probable que también<br />

herede los genes que hacen que las hembras prefieran una cola<br />

corta.<br />

Podríamos utilizar el mismo tipo de razonamiento con las<br />

hembras. Si yo soy una hembra que prefiere los machos de cola<br />

larga, es probable que mi madre también prefiriese los machos<br />

de cola larga. Por tanto, es probable que mi padre también tuviese<br />

la cola larga, ya que fue escogido por mi madre. Si he<br />

heredado los genes que hacen que prefiera las colas largas, es<br />

probable que haya heredado también los genes que hacen que<br />

tenga una cola larga, se expresen o no en mi cuerpo femenino.<br />

Y si he heredado los genes que hacen que prefiera las colas corlas,<br />

es probable que también haya heredado los genes que hacen

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