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El relojero ciego - Fieras, alimañas y sabandijas

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cuado, el controlador de Watt puede mantener una máquina girando<br />

con un ritmo casi constante, en presencia de fluctuaciones<br />

considerables en el fogón.<br />

<strong>El</strong> principio subyacente en el regulador de Watt es la retroa¬<br />

limentación negativa. La potencia útil de la máquina (en este<br />

caso, el movimiento rotatorio) es retroalimentada (a través de la<br />

válvula de vapor). La retroalimentación es negativa porque un<br />

rendimiento elevado (una rotación más veloz de las bolas), tiene<br />

un efecto negativo sobre el consumo de energía (suministro de<br />

vapor). Por el contrario, un rendimiento bajo (rotación lenta de<br />

las bolas) hace subir el consumo (de vapor), inviniendo de nuevo<br />

el signo. Introduje la idea de retroalimentación negativa sólo para<br />

contrastaría con la retroalimentación positiva. Tomemos una máquina<br />

de vapor con un regulador de Watt, y hagámosle un cambio<br />

crucial. Invirtamos el signo de la relación entre el mecanismo<br />

centrífugo de las bolas y la válvula de vapor. Ahora, cuando<br />

las bolas giren rápido, la válvula, en lugar de cerrarse como lo<br />

hacía con Watt, se abrirá. Por el contrario, cuando las bolas giren<br />

despacio, la válvula, en lugar de aumentar el flujo de vapor, lo<br />

reducirá. Una máquina con un controlador de Watt normal, que<br />

empezase a reducir su velocidad, corregiría pronto esta tendencia<br />

y aceleraría de nuevo hasta alcanzar la velocidad deseada.<br />

Pero la modificación de nuestra máquina hace justo lo contrario.<br />

Si comienza a perder velocidad, hace que pierda aún más.<br />

Pronto el regulador de la válvula se irá cerrando hasta pararse.<br />

Si, por el contrario, se acelera un poco, en lugar de corregirse<br />

esta tendencia, como sucedería en una máquina de Watt normal,<br />

se incrementará. La ligera aceleración se verá reforzada por<br />

la inversión del regulador, y la máquina se acelerará. Es retroalimentada<br />

de manera positiva, y se acelerará aún más. Continuará<br />

así hasta que la máquina se rompa por el esfuerzo y el<br />

volante salga despedido atravesando la pared de la fábrica, o hasta<br />

que no haya más presión de vapor disponible, y se establezca<br />

una velocidad máxima.<br />

Donde el regulador original de Watt utilizaba la retroalimentación<br />

negativa, nuestro hipotético regulador modificado constituye<br />

el ejemplo opuesto de retroalimentación positiva. Los<br />

procesos con retroalimentación positiva son cualitativamente inestables,<br />

descontrolados. Cualquier perturbación inicial ligera aumenta,<br />

y desemboca en una espiral que progresa de manera continua,<br />

culminando en un desastre o en una eventual regulación<br />

de la válvula a un nivel superior debido a otros procesos. Los<br />

ingenieros han encontrado útil reunir una amplia variedad de<br />

procesos bajo el encabezamiento de retroalimentación negativa,<br />

y otra bajo el de retroalimentación positiva. Las analogías son<br />

fructíferas no sólo en sentido cualitativo, sino también porque<br />

todos los procesos comparten los mismos cálculos matemáticos<br />

básicos. Los biólogos que estudian fenómenos como el control<br />

de la temperatura corporal, y los mecanismos de saciedad que<br />

evitan comer con exceso, han encontrado útil tomar prestados<br />

los cálculos matemáticos de los ingenieros sobre la retroalimentación<br />

negativa. Los sistemas de retroalimentación positiva se utilizan<br />

menos que los de retroalimentación negativa, tanto en el<br />

caso de los ingenieros como en los cuerpos vivos, pero, sin embargo,<br />

constituyen el tema de este capitulo.<br />

La razón por la que los ingenieros y los cuerpos vivos utilizan<br />

más los sistemas de retroalimentación negativa es, por supuesto,<br />

porque es útil controlar la regulación cerca de un nivel<br />

óptimo. Los procesos inestables, descontrolados, lejos de ser útiles,<br />

pueden resultar francamente peligrosos. En química, un proceso<br />

de retroalimentación positivo típico es una explosión, y por<br />

lo común, utilizamos la palabra explosivo para describir cualquier<br />

proceso incontrolado. Por ejemplo, podemos referimos a una persona<br />

y decir que tiene un temperamento explosivo. Uno de mis<br />

maestros era un hombre culto, cortés y habitualmente afable,<br />

pero tenía explosiones temperamentales ocasionales, de las que<br />

él mismo se daba cuenta. Cuando era provocado de una manera<br />

extrema en clase, al principio no decía nada, pero su rostro<br />

reflejaba que algo raro sucedía en su interior. Entonces comenzaba<br />

a decir, con tono tranquilo y razonable: «Querido amigo,<br />

no puedo aguantarle. Voy a perder los estribos. Pónganse debajo<br />

de sus pupitres. Les aviso. Se acerca.» (Durante todo este tiempo,<br />

su voz iba subiendo de tono, y durante el crescendo cogía<br />

cualquier cosa a su alcance, libros, borradores de pizarra, pisapapeles,<br />

tinteros, y los arrojaba en rápida sucesión, con extrema<br />

fuerza y ferocidad y, además, con una intención salvaje, hacia el<br />

muchacho que le había provocado. Su temperamento se iba calmando<br />

gradualmente, y al día siguiente ofrecía las más gentiles<br />

disculpas al mismo muchacho. Se daba cuenta de que había perdido<br />

el control, había sido testigo de su transformación en víctima<br />

de un mecanismo de retroalimentación positiva.<br />

Pero los mecanismos de retroalimentación positiva no sólo<br />

conducen a aumentos descontrolados; pueden conducir a descensos<br />

incontrolados. Hace poco asistí a un debate en la Con¬<br />

gregation, el «parlamento» de la Universidad de Oxford, sobre si<br />

se debería ofrecer un título honorífico a alguien. La decisión fue<br />

controvertida. Después de la votación, durante los 15 minutos<br />

que tardaron en contar las papeletas, se escuchaba un bullicio<br />

de conversaciones de quienes esperaban oír los resultados. En<br />

un momento dado, la conversación se calmó, y se hizo un si¬

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