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El relojero ciego - Fieras, alimañas y sabandijas

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7. LA EVOLUCIÓN CONSTRUCTIVA<br />

A veces, la gente piensa que la selección natural es una tuerza<br />

puramente negativa, capaz de eliminar las monstruosidades y<br />

los fallos, pero incapaz de construir un diseño complejo, bello y<br />

eficiente. No hace sino sustraer de lo que ya hay allí, pero un<br />

proceso en verdad creativo ¿no debería, también, añadir algo?<br />

Podemos contestar, en parte, con el ejemplo de una estatua. No<br />

se añade nada al bloque de mármol. <strong>El</strong> escultor sólo quita; sin<br />

embargo, emerge una bella estatua. Aunque esta metáfora puede<br />

despistar, ya que algunas personas pueden ver el lado erróneo<br />

de la misma -el hecho de que el escultor sea un diseñador consciente-<br />

y pasar por alto la parte importante: el hecho de que el<br />

escultor trabaja quitando, más que añadiendo. Incluso esta parte<br />

de la metáfora no debería llevarse demasiado lejos. La selección<br />

natural solo puede quitar, pero las mutaciones pueden añadir.<br />

Hay maneras en las que la actuación conjunta de ambas puede<br />

conducir, a lo largo de un prolongado intervalo de tiempo geológico,<br />

a la construcción de una complejidad que tiene más cosas<br />

en común con la suma que con la resta. Hay dos formas en las<br />

que puede ocurrir esta construcción. La primera recibe el nombre<br />

de «genotipos coadaptados»; la segunda, el de «carrera de<br />

armamentos». Las dos son, superficialmente, bastante diferentes<br />

una de otra, pero están unidas bajo los títulos de «coevolución»<br />

y «genes que actúan como medio ambiente de otro».<br />

En primer lugar, la idea de «genotipos coadaptados». Un gen<br />

tiene la particularidad de que funciona sólo porque existe una<br />

estructura sobre la que actuar. Un gen no puede afectar a las<br />

conexiones cerebrales, a menos que haya un cerebro que pueda<br />

ser conectado en primer lugar. Y no habrá un cerebro así, a<br />

menos que haya todo un embrión en desarrollo. Y no habrá un<br />

embrión en desarrollo, a menos que haya un programa comple­<br />

to de actuaciones químicas y celulares, bajo la influencia de muchas<br />

otras influencias causales, no genéticas. Los efectos determinados<br />

que tienen los genes no son propiedades intrínsecas<br />

de los mismos. Son propiedades de los procesos embriológicos<br />

existentes, cuyos detalles pueden ser cambiados por los genes,<br />

actuando en unos lugares concretos en unos momentos determinados,<br />

durante el desarrollo embrionario. Vimos este mensaje<br />

demostrado de una forma elemental, durante el desarrollo de<br />

las bioformas en el ordenador.<br />

En cierto sentido, podemos considerar el proceso de desarrollo<br />

embrionario como un proyecto en cooperación, dirigido<br />

conjuntamente por miles de genes. Los embriones son construidos<br />

por todos los genes funcionantes del organismo en desarrollo,<br />

actuando en estrecha colaboración. He aquí la clave para<br />

comprender cómo se estableció esta colaboración. En el proceso<br />

de selección natural, tos genes son seleccionados siempre por<br />

su capacidad de prosperar en el ambiente en que se encuentran.<br />

Con frecuencia, identificamos ese ambiente con el mundo<br />

exterior, el mundo de los depredadores y de los cambios climáticos.<br />

Pero desde el punto de vista de cada gen, la parte ambiental<br />

más importante quizá sean los otros genes con los que se<br />

encuentra. ¿Dónde «se encuentra» un gen con otros genes? En<br />

especial, en las células de los cuerpos de los individuos a los<br />

que se va transmitiendo sucesivamente. Cada gen es seleccionado<br />

por su capacidad de cooperar con éxito con las poblaciones<br />

de otros genes, que es probable que encuentren en estos cuerpos.<br />

La población de genes, que constituyen el verdadero ambiente<br />

de trabajo de un gen determinado, no es sólo la colección<br />

temporal que se reúne en las células del cuerpo de un individuo<br />

determinado. Por lo menos en las especies que se reproducen<br />

sexualmente, es el conjunto de todos los genes de la población<br />

de todos los individuos que se han cruzado entre sí: el<br />

«pool» de genes. En un momento dado, cualquier copia de un<br />

gen concreto, en el sentido de un conjunto de átomos determinado.<br />

debe estar asentada en una célula de un individuo. Pero<br />

el conjunto de átomos que constituye una copia de un gen no<br />

tiene un interés permanente. Tiene una expectativa de vida que<br />

se mide sólo en meses. Como hemos visto, el gen de larga vida<br />

como unidad evolutiva no tiene una estructura física concreta;<br />

excepto la información textual archivada, copiada en el transcurso<br />

de las generaciones. Esta copiadora de textos tiene una existencia<br />

distribuida. Está distribuida ampliamente en el espacio<br />

entre distintos individuos, y en el tiempo, a lo largo de muchas<br />

generaciones. Cuando se contempla bajo este punto de vista,<br />

puede decirse que cualquier gen «se encuentra» con otro cuan¬

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