LAS MAQUINARIAS DE LA ALEGRÍA - La Pollera
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—¿No puedes dormir?<br />
—Demasiado calor, supongo.<br />
—No —dijo Fortnum tocándose los brazos—. En realidad, hace frío. —Echó dos<br />
bocanadas de humo, y luego, sin mirar a Cynthia dijo:— Cynthia, qué pensarías si... —<br />
Sintió que se quedaba sin aliento y tuvo que hacer una pausa.— Bueno, si Roger hubiese<br />
tenido razón esta mañana. <strong>La</strong> señora Goodbody, quizá tenía razón también. Algo terrible<br />
está ocurriendo. Como, bueno —señaló con un movimiento de cabeza el cielo y el millón<br />
de estrellas— si unas cosas de otros mundos invadiesen la Tierra, quizá.<br />
—Hugh ...<br />
—No, déjame imaginar.<br />
—Es muy evidente que no nos están invadiendo, pues nos hubiéramos dado cuenta.<br />
—Digamos que nos dimos cuenta a medias, y que algo nos intranquilizó. ¿Qué?<br />
¿Cómo pudimos ser invadidos? ¿Con qué medios?<br />
Cynthia miró el cielo y ya iba a decir algo cuando Fortnum la interrumpió.<br />
—No, no meteoros o platos voladores, cosas que podemos ver. ¿Bacterias? Hay<br />
bacterias en el espacio exterior, ¿no es cierto?<br />
—Lo leí una vez, sí.<br />
—Esporas, semillas, polen, virus bombardean probablemente nuestra atmósfera, miles<br />
de millones en cada segundo, y así desde millones de años. En este mismo momento<br />
estamos cercados bajo una lluvia invisible. Cae sobre todo el país, las ciudades, los<br />
pueblos, y ahora mismo en nuestro jardín.<br />
—¿Nuestro jardín?<br />
—Y el de la señora Goodbody. Pero la gente como ella se pasa la vida arrancando<br />
malezas, rociando veneno, aplastando hongos. Sería difícil para cualquier forma de vida<br />
extraña sobrevivir en las ciudades. El clima es un problema, también. Lo mejor debe de<br />
ser el Sur: Alabama, Georgia, Louisiana. Allá en los bañados húmedos pueden crecer<br />
hasta alcanzar un buen tamaño.<br />
Cynthia había empezado a reírse.<br />
—Oh, realmente, ¿no creerás, no es así, que ese Gran Bañado o como se llame la<br />
Compañía Novedades de Invernadero que envió a Tom ese paquete tiene como gerentes<br />
y propietarios a unos hongos de dos metros de alto que vienen de otros planetas?<br />
—Dicho de ese modo, suena divertido.<br />
—¡Divertido! ¡Es cómico!<br />
Cynthia echó atrás la cabeza, deliciosamente.<br />
—¡Dios santo! —gritó Fortnum, de pronto irritado—. ¡Algo pasa! <strong>La</strong> señora Goodbody<br />
está arrancando de raíz y matando Marasmius oreades. ¿Qué es Marasmius oreades?<br />
Una cierta especie de hongo. Simultáneamente, y supongo que puedes llamarlo una<br />
coincidencia, ¿qué llega el mismo día por correo especial? ¡Hongos para Tom! ¿Qué otra<br />
cosa ocurre? ¡Roger teme un fin próximo! En pocas horas desaparece, nos telegrafía,<br />
¿qué cosa nos aconseja no aceptar? ¡Los hongos enviados a Tom por correo expreso!<br />
¿Recibió el hijo de Roger un paquete parecido los últimos días? ¡Sí, lo recibió! ¿De dónde<br />
vienen los paquetes? ¡Nueva Orleáns! ¿Y a dónde va Roger cuando desaparece? ¡Nueva<br />
Orleáns! ¿No ves, Cynthia, no ves? ¡No estaría preocupado si todas esas cosas no<br />
estuviesen relacionadas de algún modo! ¡Roger, Tom, Joe, los hongos, la señora<br />
Goodbody, los paquetes, las direcciones, todo es la misma figura!<br />
Cynthia estaba mirándolo ahora, más tranquila, pero todavía divertida.<br />
—No te enojes.<br />
—¡No estoy enojado! —casi gritó Fortnum.<br />
De pronto no pudo continuar. Temía que si seguía hablando se encontraría en algún<br />
momento gritando de risa, y por alguna razón se negaba a eso. Miró las casas de<br />
alrededor, calle arriba y calle abajo, y pensó en los sótanos oscuros y los niños del<br />
vecindario que leían Mecánica Popular y enviaban el dinero en millones de pedidos para