Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

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09.05.2013 Views

sobrenatural. En conjunción con ello, estimaba que las decisiones de la Iglesia, en tanto que únicamente podían apoyarse en la fe, debían ser consideradas arbitrarias. De ello se desprende a su vez la propuesta de una separación entre filosofía y teología, lo cual es conocido como la “vía moderna”, de la que Guillermo de Ockham será pues su precursor. 121.El origen último de la filosofía: la propia debilidad. Así es para Epicteto, el filósofo estoico griego, nacido en Hierópolis, Frigia, esclavo liberado por edicto de Nerón, que viviera entre el 50 y el 138 d.C., lo que más de fondo tiene que ver con asumir nuestra esencial finitud. Tradicionalmente Platón y Aristóteles consideraban anteriormente que el origen de la filosofía es el asombro, el cual, si bien lo interpretamos significa un asombro que lleva tan lejos que el sólo hecho de que haya ser viene a ser el motivo de asombro para el que se inicia en la filosofía. Será el filósofo del siglo XX, Karl Jaspers, el que retomará este pensamiento de Epicteto, vinculando a su vez este origen de la filosofía en la debilidad e impotencia con la conmoción. Y Jaspers agrega al respecto que el asombro, como origen de la filosofía, tiene una connotación más que nada intelectual y en este sentido la conmoción suministra el componente afectivo y anímico – diríamos, el talante, el temple filosófico. En el caso de nuestro filósofo estoico, así como lo plantea en su Enquiridión, conocido también como el Manual, hay cosas que dependen y otras que no de nosotros. Pues bien, respecto de las que no dependen de nosotros, y no tenemos nada que hacer en relación con ellas, vale decir, lo irremediable, lo irreparable, no hay que lamentarse, por muy duras que éstas sean, como muerte, fama, riqueza o enfermedad. Y también de modo significativo lo que se refiere a nuestra condición social, como además si por tradición familiar realizamos un determinado oficio, todo ello también corresponde ser asumido, lo que recuerda a los estamentos sociales de la república platónica – artesanos, comerciantes, militares, políticos – que también tenían esa condición fija, como que se trataba de que cada cual realizara aquello que correspondía a su areté, a su virtud o capacidad. Mas, es ante todo nuestra propia debilidad, asociada con nuestra finitud, lo que provoca el origen de la filosofía, lo que debemos ante todo asumir. Si muere alguien y lo lamento a la desdicha no hago sino sumar una nueva desdicha. Asociado con ello, hay que destacar una de las ideas fuertes de la Escuela del Pórtico: el destino. Ante todo se trata de procurar hacerse uno con el destino para lo cual es necesaria la sabiduría, la cual se alcanzaría justamente a través de la formación en la doctrina estoica. Ahora bien, si entre otros, fama y riquezas son consideradas también como fenómenos que no dependen de nosotros, ello habla por sí mismo de que se trata de una época en la que el grado de autonomía del ser humano es muy limitado. Hoy en día vemos en nuestro derredor como esos fenómenos son parte de una programación y a veces incluso de un frío cálculo con elementos de publicidad y marketing. Y precisamente lo decidor al respecto es que nos hemos alejado de la vivencia del destino que si pesaba y era determinante para el griego o el romano. 122.El fuego de Heráclito.

Ya lo reconoció Nietzsche: con Heráclito se respira algo absolutamente nuevo y sus intuiciones son enteramente certeras. De hecho, según el filósofo del martillo, Heráclito le resulta a él el pensador más cercano de toda la historia de la filosofía, y en esa cercanía se siente calidez. Esta cercanía se torna además manifiesta desde el momento que consideramos que el pensamiento del devenir, de la lucha de los contrarios que dan origen a todo fenómeno, de la guerra, Polemós, que sería el padre de todas las cosas, todos estos pensamientos heraclíteos se encuentran a su vez desarrollados por Nietzsche. Y antes que Nietzsche, ya Hegel había reconocido la grandeza de su pensamiento. En el caso particular de él, ciertamente la filiación salta a la vista: se trata nada menos que de su pensar dialéctico, de acuerdo al cual la negación de un fenómeno es constitutiva de él, y la dialéctica encuentra precisamente su origen, su primer desarrollo, en Heráclito. En las Lecciones sobre la historia de la filosofía de Hegel leemos: “Aquí vemos tierra: no hay ninguna proposición de Heráclito que yo no haya recogido en mi Lógica”. De lo mismo se darían cuenta más tarde Martin Heidegger y Eugen Fink. De ello da especialmente testimonio el Heráclito de ambos, en el que a través de un coloquio de seminario hacen un análisis en profundidad del pensamiento del filósofo de Éfeso. Escuchemos uno de sus aforismos (No. 30), en este caso uno de carácter cosmológico que nos habla del fuego como principio primordial: “Este mundo, el mismo para todos, no lo hizo ninguno de los dioses ni ninguno de los hombres, sino que siempre fue, es y será fuego siempre vivo, que se enciende según medida y se apaga según medida”. La palabra griega para ‘mundo’ es ‘cosmos’, término que aludía al universo, y significaba además ‘orden’, ‘adorno’. Al relacionar estas distintas acepciones, podemos decir que el griego percibía el universo como un orden armónico. Pues bien, éste está regido por el fuego, que para el filósofo apodado por los antiguos como skoteinos, el Oscuro, viene a ser la manifestación física del logos, la razón o el sentido que todo lo rige. Es patente entonces que el orden universal está dado por la razón que al materializarse como fuego, se prende y apaga según medida, metra. Heráclito puede considerarse también, como otros filósofos mañaneros, llamados “pre-socráticos”, un pensador hilozoísta, vale decir, que estima que todo está animado, que la vida está en todo, y que por lo tanto el fuego es a la vez el principio vital del cosmos. El fuego es además eterno, un principio siempre vivo. Al prestar atención tan sólo a este fragmento de Heráclito, nos percatamos como ese pensar manifiesta una sorprendente proximidad con las teorías astrofísicas actuales. 123.Sobre el Itinerario del corazón. Itinerarium cordis (Itinerario del corazón), así se titula una reciente obra del filósofo chileno Jorge Eduardo Rivera,haciendo juego en ello, como dice nuestro autor, con el título de la obra de San Buenaventura Itinerarium mentis in Deum (Itinerario del alma hacia Dios). Y Rivera precisa: ““Itinerario del

Ya lo reconoció Nietzsche: con Heráclito se respira algo absolutamente nuevo y<br />

sus intuiciones son enteramente certeras. De hecho, según el filósofo del<br />

martillo, Heráclito le resulta a él el pensador más cercano de toda la historia de<br />

la filosofía, y en esa cercanía se siente calidez. Esta cercanía se torna además<br />

manifiesta desde el momento que consideramos que el pensamiento del<br />

devenir, de la lucha de los contrarios que dan origen a todo fenómeno, de la<br />

guerra, Polemós, que sería el padre de todas las cosas, todos estos<br />

<strong>pensamientos</strong> heraclíteos se encuentran a su vez desarrollados por Nietzsche.<br />

Y antes que Nietzsche, ya Hegel había reconocido la grandeza de su<br />

pensamiento. En el caso particular de él, ciertamente la filiación salta a la vista:<br />

se trata nada menos que de su pensar dialéctico, de acuerdo al cual la<br />

negación de un fenómeno es constitutiva de él, y la dialéctica encuentra<br />

precisamente su origen, su primer desarrollo, en Heráclito. En las Lecciones<br />

sobre la historia de la filosofía de Hegel leemos:<br />

“Aquí vemos tierra: no hay ninguna proposición de Heráclito que yo no<br />

haya recogido en mi Lógica”.<br />

De lo mismo se darían cuenta más tarde Martin Heidegger y Eugen Fink.<br />

De ello da especialmente testimonio el Heráclito de ambos, en el que a través<br />

de un coloquio de seminario hacen un análisis en profundidad del pensamiento<br />

del filósofo de Éfeso.<br />

Escuchemos uno de sus aforismos (No. 30), en este caso uno de<br />

carácter cosmológico que nos habla del fuego como principio primordial:<br />

“Este mundo, el mismo para todos, no lo hizo ninguno de los dioses ni<br />

ninguno de los hombres, sino que siempre fue, es y será fuego siempre vivo,<br />

que se enciende según medida y se apaga según medida”.<br />

La palabra griega para ‘mundo’ es ‘cosmos’, término que aludía al<br />

universo, y significaba además ‘orden’, ‘adorno’. Al relacionar estas distintas<br />

acepciones, podemos decir que el griego percibía el universo como un orden<br />

armónico. Pues bien, éste está regido por el fuego, que para el filósofo<br />

apodado por los antiguos como skoteinos, el Oscuro, viene a ser la<br />

manifestación física del logos, la razón o el sentido que todo lo rige. Es patente<br />

entonces que el orden universal está dado por la razón que al materializarse<br />

como fuego, se prende y apaga según medida, metra.<br />

Heráclito puede considerarse también, como otros filósofos mañaneros,<br />

llamados “pre-socráticos”, un pensador hilozoísta, vale decir, que estima que<br />

todo está animado, que la vida está en todo, y que por lo tanto el fuego es a la<br />

vez el principio vital del cosmos. El fuego es además eterno, un principio<br />

siempre vivo.<br />

Al prestar atención tan sólo a este fragmento de Heráclito, nos<br />

percatamos como ese pensar manifiesta una sorprendente proximidad con las<br />

teorías astrofísicas actuales.<br />

123.Sobre el Itinerario del corazón.<br />

Itinerarium cordis (Itinerario del corazón), así se titula una reciente obra del<br />

filósofo chileno Jorge Eduardo Rivera,haciendo juego en ello, como dice<br />

nuestro autor, con el título de la obra de San Buenaventura Itinerarium mentis<br />

in Deum (Itinerario del alma hacia Dios). Y Rivera precisa: ““Itinerario del

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