Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel
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Lo mismo, si se trata de definir, supongamos, el Estado, también se trata<br />
de sacar a la luz lo que lo define esencialmente, esto es, ni más ni menos que<br />
su esencia; en este caso, lo que cabe considerar es si el Estado es no<br />
solamente un Estado docente, sino también un Estado garante del orden<br />
institucional, si es también un Estado fuerte económicamente, o si esto último<br />
justamente resulta muy criticable.<br />
Mas, este mismo ejemplo nos hace ver que si hablamos de la legitimidad<br />
que, contra toda crítica, conserva el concepto de ‘esencia’, como sucedería<br />
desde Hegel en adelante, la esencia no debiera ser considerada más como<br />
inmóvil, inmutable, como las ideas platónicas, sino que, al contrario, ella sería<br />
móvil y mutable. Siguiendo esta línea hegeliana, Heidegger ocupa el concepto<br />
de ‘esencia’ de manera asaz frecuente, pero precisamente haciéndole aquel<br />
correctivo. Así, por ejemplo, cuando sostiene que la “esencia” del Dasein (el<br />
hombre) está en su existencia”, el término ‘esencia’ lo entrecomilla, para<br />
mostrarnos con ello que nuestra “esencia”, aquella “esencia” que define al ser<br />
humano, está en perpetuo cambio, se hace con el existir y cada cual la va<br />
haciendo individualmente.<br />
Vistas las cosas así, constatamos que no hay una esencia fija e<br />
inmutable de nada, como tampoco por cierto del Estado. Al contrario, ella se<br />
modifica históricamente hasta tal punto que pasamos en nuestra sociedad y en<br />
el mundo en los últimos años, de la idea de un Estado fuerte a uno débil.<br />
La controversia en torno al concepto de esencia puede ser también<br />
analizada a partir de una interesante distinción que nos ofrece Perelman, a<br />
saber, entre noción y definición. En verdad, sucede que por medio de las<br />
definiciones se alcanzan y se establecen las nociones. Puede decirse que las<br />
definiciones movilizan la noción. Y Perelman agrega que lo propio de una<br />
sociedad democrática es justamente esa movilización y dinamismo, por ende,<br />
que las nociones no se estanquen.<br />
Mas, al mismo tiempo, sucede que las definiciones de una noción<br />
suponen ciertas asociaciones o disociaciones que hacemos de nuevos factores<br />
o fenómenos que serían propios o impropios de esa noción. Así, por ejemplo,<br />
en la larga transición política que va de una forma monárquica a la democracia,<br />
el paso intermedio que distintas naciones europeas emprendieron, estuvo<br />
caracterizado por la monarquía constitucional. Ello significó que dentro de la<br />
noción de forma de gobierno, en sentido tradicional, lo que se asociaba con ello<br />
era la única posibilidad de la monarquía, y ello fue lo que tuvo que ser<br />
disociado para da lugar a la figura intermedia de la monarquía constitucional,<br />
vale decir, una forma monárquica con representación parlamentaria.<br />
Otro ejemplo: hasta hace no mucho tiempo se estimaba que el<br />
matrimonio era únicamente posible sobre la base de la unión conyugal de<br />
hombre con mujer, mas esta asociación ahora se comienza a disociar en<br />
distintos países, de lo que resulta una nueva asociación: la posibilidad de la<br />
unión conyugal entre homosexuales.<br />
Como podemos ver, es por sobre todo en la disociación que se ejerce al<br />
interior de las nociones lo que permite que se produzcan cambios de mayor o<br />
menor grado en nuestra sociedad.<br />
113.Argumentación y ser humano.