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Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

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expresión de círculos hermenéuticos, que son aquellos en los que el<br />

pensamiento y el lenguaje entran cuando llegan a las fronteras de lo pensable y<br />

decible.<br />

Mas, centrémonos propiamente en los argumentos que en estricto rigor<br />

son de retorsión y que se autofagocitan. Recurramos a algunos ejemplos de<br />

Perelman. Precisamente haciendo ver que se está ante un argumento de este<br />

tipo se puede criticar la ley francesa que autoriza la anarquía. O como hoy en<br />

Alemania, lo que tiene que ver con el problema de la legalización de partidos<br />

neo-nazis, cuando ellos mismos niegan la democracia.<br />

Así también está en juego la retorsión cuando el estoico Epicteto replica<br />

a Epicuro en cuanto a la afirmación de abandonar los hijos: él mismo no habría<br />

sido abandonado por sus padres, aún diciendo aquello.<br />

109.El ridículo: una de las herramientas retóricas más poderosas.<br />

Cuando uno lee los diálogos platónicos, en los que el personaje e interlocutor<br />

principal es Sócrates, no deja de tener la impresión que si bien él critica a los<br />

sofistas, que son maestros en retórica, el propio Sócrates parece ser él más<br />

sofista y el más retórico de todos. Está impresión tiene probablemente alguna<br />

justificación ante todo en el hecho de su arte mayéutica, es decir, su arte de dar<br />

a luz la verdad, a través de unos pasos, entre los cuales se cuenta no sólo la<br />

lisonja, el encomio, sino también la ironía, y aparejada con ella, el ridículo. En<br />

otras palabras, primero se encomia a algún posible interlocutor, como por<br />

ejemplo, puede ser un general, que mejor que nadie tendría que saber qué es<br />

la valentía. Como el general habla únicamente de casos de valentía, como el<br />

de Ulises en el vientre del inmenso caballo de madera entrando en calidad de<br />

regalo a Troya, y otros, y por tratarse únicamente de ejemplos, Sócrates<br />

refutará al general, aplicando primero la ironía y el ridículo, en vistas de hablar<br />

a lo más sólo de casos de valentía, pero no de lo que define la valentía misma,<br />

y que precede a cualquier acto de valentía.<br />

Nos interesa aquí el ridículo, que es precisamente una de las<br />

herramientas retóricas más poderosas. Ante todo cabría aducir al respecto que<br />

el ridículo es hasta cierto punto inevitable desde el momento que al demostrarle<br />

al otro con argumentos sólidos que está equivocado y de que probablemente<br />

lleva más encima mucho tiempo aferrado a un error que no ha podido detectar<br />

por sí mismo, y que además es necesario que ahora otro se lo enrostre. Por lo<br />

general aquella persona que es objetada tendrá una sensación de ridículo,<br />

máxime si la objeción se suscita en forma pública.<br />

Chaim Perelman apunta varios aspectos del ridículo que contribuyen a<br />

delimitarlo y a observarlo en su justa proporción. Veamos esto punto por punto:<br />

1.El ridículo sería el arma más importante en la argumentación.<br />

2.El ridículo tiene que ver con una risa de exclusión, y hay que precisar<br />

que ésta no es cualquier risa, sino una con aires de sarcasmo.<br />

3.El ridículo ha sido lamentablemente utilizado como método<br />

pedagógico, y habría que agregar: en una medida más allá de lo razonable, lo<br />

cual de seguro que ha llevado a la educación y la pedagogía por un camino<br />

que ha provocado efectos muy negativos en lo que se refiere al desarrollo de la<br />

personalidad del alumno.<br />

4.No se pone en ridículo a quien no disfruta de ningún crédito. En<br />

efecto, podría decirse que justamente debido a esto no es conveniente utilizar

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