Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

84.El despejo del mundo hecho por el filósofo-emperador Marco Aurelio.
Increíble que el filósofo estoico, que fuera al mismo tiempo emperador de
Roma, tuviera tiempo durante el transcurso de sus campañas militares, además
en general prácticamente todas ellas exitosas, para escribir sus Soliloquios,
una de las obras más bellas y profundas de toda la literatura universal, que se
han traducido también como Meditaciones o Pensamientos. El nombre
Soliloquios me parece igual muy adecuado, puesto que con él se destaca un
nuevo estilo no sólo de escritura, sino antes que eso, de hacer filosofía: el
monólogo, o diálogo del alma consigo mismo. En verdad, el título de esta obra
es Peri he autón, o sea Acerca de mí mismo.
Marco Aurelio vivió entre el año 121 y el 180 d.C., o sea alcanzó a vivir
al menos 59 años. Nació en Roma. Su padre era Annio Vero y él mismo se
llamó originalmente Marco Annio Vero, mas cambió su nombre por el de Marco
Aurelio Antonino, y ello se debe a que fue adoptado por su tío, el emperador
Antonino Pío. En definitiva la historia lo conoce simplemente como Marco
Aurelio.
Desde temprana edad se hizo estoico, siendo su preceptor el estoico
llamado Rústico. Ya en el año 139, vale decir, con apenas 18 años de edad, es
nombrado emperador. La marca de su filosofía se advierte en gran parte de su
obra y sus medidas políticas y administrativas. En todo caso, si amplió los
derechos de los esclavos, sin embargo fue un implacable persecutor de los
cristianos, simplemente por estimar que practicaban una religión que no tenía
nada que ver con los dioses estatales romanos.
La amenaza bárbara en la frontera septentrional del Imperio le obligó a
estar muchísimos años en campaña militar. En distintas campañas venció a los
marcomanos en el paso del Danubio, como también a los cuadros, siendo esta
última victoria lograda en parte gracias al asedio de una terrible tormenta
providencial. Incluso como parte de sus campañas tuvo que partir a Siria, ya
que en esos remotos lugares del Imperio se había rebelado un jefe militar.
Finalmente después de una vuelta a Roma y la empresa de una nueva
campaña, muere en Viena.
El lúcido pensamiento desarrollado en sus Soliloquios trae consigo ante
todo un despejo del mundo y de los fenómenos. Ello tiene que ver con su
mirada dirigida al mundo, a las cosas y al devenir como que todo lo que sucede
en ello no es bueno o malo, conveniente o inconveniente, apropiado o
inapropiado, sino que es simplemente indiferente a nuestras valoraciones. El
término que Marco Aurelio utiliza es ‘adiaphora’, lo que en latín quiere decir
‘indiferencia’. Todo lo que hay y todo lo que sucede es ajeno, completamente
indiferente a nuestras valoraciones. Escuchemos a propósito de ello el
siguiente pasaje:
"/.../ muerte y vida, gloria e infamia, dolor y placer, riqueza y penuria, todo
eso acontece indistintamente al hombre bueno y al malo, pues no es ni bello ni
feo. Porque, efectivamente, no son bienes ni males".
85.La suspensión del juicio de los estoicos.