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Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

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suponer ha sido rectamente leído e interpretado, sin embargo, el hombre, con<br />

apoyo en su libre albedrío, no se ciñe a él.<br />

60.Nuestra interna “procesión de la conciencia”.<br />

Curioso. Así como hay procesiones, en nuestro país, por ejemplo, a la Virgen<br />

de Lo Vásquez, o la más famosa del mundo y que viene practicándose desde<br />

tiempos medievales, a Santiago de Compostela, así también habría una<br />

procesión interna de la conciencia (entiéndase moral).<br />

Siguiendo al filósofo estudioso de la conciencia, Gehardus Stoker, que<br />

enseñara en la Universidad de Johannesburgo en la primera mitad del siglo XX,<br />

podemos arrancar de un estado de conciencia serena, en el cual estamos<br />

simplemente en armonía con nosotros mismos. Si bien, la concepción de la<br />

conciencia desarrollada por Stoker está dentro de un marco cristiano, todos los<br />

aspectos que él destaca de ella, podríamos decir que valen tanto para el<br />

cristiano como para el ateo. Ello se observa ante todo en lo que sigue: sucede<br />

a continuación que cometemos una culpa particular, correspondiendo ésta, en<br />

un sentido cristiano, a un pecado, esto es, en cuanto es una culpa ante Dios.<br />

De este modo, la conciencia serena en que nos encontrábamos, es<br />

quebrantada. Quedamos entonces en desarmonía con nosotros mismos. Se<br />

inicia así la procesión de la conciencia, más que nada consistente en un<br />

camino para superar el estado de mala conciencia en que hemos quedado.<br />

Aquí la primera etapa es el temor, que en el caso del cristiano se daría como<br />

temor a la sanción divina. Dice Stoker:<br />

“El auténtico temor-de-la-conciencia no es un temor a las consecuencias<br />

sociales de su acto, sino que es óntica, un temor-del-ser. Éste es el temor más<br />

hondo que puede haber: el temor ante Dios”.<br />

En el camino de esta procesión al temor le sigue la humildad, que Stoker<br />

entiende al modo de un destronamiento del soberbio yo, de un vivenciar la<br />

nadería de su ser. Sucedería que ya desde esta etapa de la procesión, la<br />

persona, en cierto modo devastada, clama por el perdón, siendo la mediación<br />

de ello el arrepentimiento. En este contexto Stoker cita un pasaje de la obra De<br />

lo eterno en el hombre de Max Scheler, donde dice:<br />

“El arrepentimiento es la fuerza de regeneración más poderosa del<br />

mundo moral, que actúa en contra de su muerte. – No la utopía, sino el<br />

arrepentimiento es la fuerza revolucionaria del mundo moral“.<br />

Y finalmente el perdón tiene lugar como efecto de la gracia divina. Con<br />

apoyo en el pensamiento agustiniano, se trata de que no cuenta en absoluto el<br />

mérito. El perdón se cumple únicamente en la medida en que nos encontramos<br />

en un estado de plena humildad. Lo que hay que destacar aquí es que para el<br />

cristiano solamente Dios puede perdonar, y que el perdón respecto de una<br />

falta, dado por el sujeto afectado, por el estado, por la sociedad, o en último<br />

caso, por el sujeto mismo que se autoperdona, no es suficiente.<br />

61.La conciencia autonómica de Kant.

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