Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel
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Zelandia. Y en esto no se trata simplemente de mercancía, sino de objetos que<br />
se intercambian, y que se les supone sagrados, que poseen mana, un alma,<br />
una forma de espiritualidad. Los propios seres humanos también pueden entrar<br />
en este intercambio, en la medida que también serían por cierto poseedores de<br />
mana. Y lo interesante del planteamiento de Mauss es que a la vez ve en estas<br />
formas de economía, que por tratarse de su relación con el regalo, podríamos<br />
caracterizar como “economías del despilfarro”, está el antecedente de nuestra<br />
economía, que, por cierto, no es del despilfarro, sino del ahorro y de la<br />
posesión. El que regala algo le plantea al beneficiado un desafío, en cuanto a<br />
regalar a cambio algo de superior valor, o al menos igual. Por otra parte, lo que<br />
se intercambia no corresponde únicamente a mercancías, sino también<br />
servicios, favores sexuales, fiestas, bailes, y otros. Además, cuando no se<br />
cumple con las exigencias de regalar o de responder a los regalos hechos, esto<br />
puede acabar en una guerra. Y, como el punto crucial para nosotros, es que en<br />
esta forma de economía estaría el origen de la nuestra, Mauss plantea que las<br />
sociedades modernas capitalistas lo que han hecho es desarrollar una<br />
mentalidad calculadora, impersonal, poniendo el acento sobre todo en la<br />
competencia. Y tal vez debido a la competitividad es que esa mentalidad se fue<br />
enfriando cada vez más.<br />
(John Lechte, 50 pensadores contemporáneos esenciales, Edit. Cátedra, Madrid, 1994).<br />
54.¿Qué habrá sido primero: la conciencia psicológica o la conciencia moral?<br />
Si hay el enigma del ser, lo mismo hay el enigma del hombre y por cierto de<br />
cada cosa. Y cómo no reconocer que ante todo está el enigma que haya<br />
conciencia, que estemos concientes, en el sentido de percatarnos, de darnos<br />
cuenta de todo aquello. Mas, no menos enigmático es que haya una segunda<br />
manifestación de la conciencia, conocida como la conciencia moral, que nos<br />
impulsa a seguir un camino, que nos orienta en alguna dirección.<br />
Sobre la base de estas consideraciones, podría estimarse que la<br />
conciencia llamada psicológica, en el sentido del percatarse, es la primera, y<br />
que subsecuentemente se habría originado la segunda. Mas, es decidor al<br />
respecto que el filósofo francés Paul Ricoeur plantee que la primera percepción<br />
que tuvo el hombre de un orden cósmico, no fue únicamente de carácter físico,<br />
sino también ético. A este respecto, cita el segundo fragmento de<br />
Anaximandro, el legado más antiguo de la filosofía occidental, en el que se<br />
trata de la adikía, en términos de una injusticia cósmica que se ha cometido al<br />
haber algún exceso de agua, tierra, aire o fuego en el cosmos (así por lo<br />
memos se suele interpretar este fragmento).<br />
Lo más probable es que genealógicamente ambas conciencias,<br />
psicológica y moral, se hayan originado a la vez, dado que las primeras<br />
impresiones de los fenómenos cósmicos por parte de nuestros remotos<br />
antepasados van acompañadas de algo relativo a castigos y recompensas.<br />
Y se trata al mismo tiempo, que en los fenómenos cósmicos se percibe<br />
lo que el antropólogo cultural, de origen rumano, Mircea Eliade, llama un “plus<br />
ontológico”, lo sacro, es decir, que una cosa, un animal, un río, el mar, un<br />
camino, una montaña, un astro, no son nunca únicamente eso, sino algo<br />
sagrado.