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Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

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Pero, si recién a partir del filósofo danés la autenticidad es descubierta en<br />

toda su radicalidad, tal y como ocurre precisamente con los conceptos<br />

filosóficos fundamentales, advertimos que ella ha estado siempre en juego como<br />

una cuestión decisiva. Pero, esto ha sucedido de una manera indirecta. Me<br />

explico: toda propuesta ética que encontremos desde la antigüedad en adelante<br />

va a suponer siempre que junto con ella se está planteando que la esencia del<br />

hombre que éste debe realizar tiene tales y cuales características: consiste en<br />

realizar plenamente la potencialidad de su razón, en seguir el camino de la fe, u<br />

otro.<br />

371.¿Por qué recién con Kierkegaard la autenticidad se convierte en una<br />

cuestión filosófica central?<br />

La preocupación por la autenticidad ha estado desde remotos tiempos en la<br />

humanidad. Durante milenios ella estuvo determinada por nuestra pertenencia,<br />

nuestro ser partes de algo mayor, ya sea el estado o alguna religión. Ha sigo<br />

necesario un proceso de sostenida individuación, de liberación de aquella<br />

pertenencia anterior, para que la autenticidad llegue a ser algo que me<br />

compromete a mí conmigo mismo. En la historia de la filosofía éste es el<br />

momento que representa Sören Kierkegarrd, en el siglo XIX.<br />

Es más que probable que el hombre antiguo y medieval no haya sentido<br />

este desafío de ser auténtico, así como lo experimenta el hombre<br />

contemporáneo. Seguramente que ello tiene que ver con la tarea más que nada<br />

realizada dentro de la modernidad de formarse como individuo y junto con ello<br />

ser cada vez más libres, por lo tanto ser capacer de realizar su propio proyecto,<br />

a todo lo cual ligamos la autenticidad. La vivencia de la autenticidad tiene poca<br />

cabida en la perspectiva de ser óptimos ciudadanos - polités - empeñados en la<br />

tarea de la construcción de la polis, como en la perspectiva de existir en una<br />

actitud de obediencia a la Iglesia.<br />

Es entonces para el hombre contemporáneo y el hombre de nuestro<br />

tiempo para quien tiene lugar la autenticidad, tanto es así, que le sentimos como<br />

un valor decisivo intransable e irremplazable. Y esto se debe al hecho<br />

irredargüible de que nuestra individualidad, nuestra autenticidad está amenazada<br />

por fuerzas como el mercado, que cual feria, exibe artículos de consumo, cosas<br />

variopintas que nos invitan a poseerlas, queriendo convencernos de que su<br />

posesión trae consigo lo mejor para nosotros, como que ése y no otro es el<br />

camino a seguir.<br />

Pero, si la autenticidad tiene sentido sólo cuando está amenazada,<br />

asimismo sucede que ese mismo mundo publicitario (que es el agente de tal<br />

amenaza), genera como estrategia mensajes y apelaciones a la autenticidad.<br />

Esto es visible en la mayoría de los réclames publicitarios. En ellos se habla de<br />

como tomando una bebida, adquiriendo un auto, yendo de vacaciones a cierto<br />

lugar seríamos mucho más nostros mismos.<br />

Después de Kierkegaard, ha sido primero Karl Jaspers y luego Martin<br />

Heidegger quienes han desarrollado un pensamiento, de acuerdo al cual, el<br />

hombre está esencialmente enfrentado a la tarea de ser-sí-mismo, de ser<br />

auténtico, a lo cual lo llama su conciencia (así en particular, en Heidegger). En<br />

este contexto, la conciencia recupera el antiguo sentido de una voz. Pero, la así<br />

llamada voz de la conciencia, tal como ha sido concebida en la tradición y que

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