Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

incluso opinan que es una misma cosa ser un hombre honesto y un amigo fiel"
(1155 a).
Aristóteles sostiene que la amistad es una virtud, o agrega él: "va
acompañada de virtud", y continúa:
"Además, es absolutamente indispensable para la vida: sin amigos, nadie
querría vivir, aun viéndose saciado de todos los demás bienes. Incluso los ricos,
los que están en posesión de los cargos y del poder supremo, tienen, al parecer,
una especial necesidad de tener amigos" (1154 b).
Luego agrega la decisiva importancia que tiene la amistad en lo que atañe
a la política, la organización de la sociedad y de la polis:
"La amistad parece incluso ser el lazo de las ciudades, y parece atraer la
atención de los legisladores más incluso que la justicia. La concordia, que se
parece en alguna medida a la amistad, parece ser el objeto de su primordial
solicitud, mientras que procura eliminar de alguna manera la discordia, enemiga
de la amistad. Por otra parte, si los ciudadanos practicaran entre sí la amistad,
no tendrían en manera alguna necesidad de la justicia; pero, aun suponiéndolos
justos, tendrían necesidad de la amistad, y la justicia, en el punto máximo de su
perfección, parece tener la naturaleza de la amistad" (1155 a).
¡Qué extraordinario planteamiento éste de Aristóteles! Que la justicia está
muy próxima a la amistad, que parece incluso que la justicia en su máxima
perfección sería como la amistad.
359.Placer y dolor según Stendhal.
El poeta y filósofo del amor – Stendhal – descubre distintos ingredientes que
acompañan a la vivencia amorosa, tales como el temor y el sufrimiento. Estos le
son consustanciales, ya que dada la mútua compenetración y co-pertenencia que
se da en el amor, cualquier amenaza o postergación de ello suscita precisamente
temor y sufrimiento. Dice Stendhal:
"Yo no llamo pasión más que a la probada en largos sufrimientos, y
sufrimientos de esos que las novelas se guardan bien de pintar, y que, por otra
parte, no pueden pintar" (p. 307).
Más aún, nuestro autor participa de la convicción que el dolor es en
general más fuerte que el placer, tesis que, por lo demás comparte con
Nietzsche, el cual a su vez fue un gran admirador de Stendhal; de hecho lo
consideró el mejor escritor del siglo XIX. Escuchemos a Stendhal al respecto:
"En primer lugar, el placer no produce ni la mitad de impresión que el
dolor, y, además, aparte de la desventaja de la cantidad de emoción, la
intensidad de la simpatía suscitada por la pintura de la felicidad apenas llega a la
mitad de la que suscita el infortunio" (p. 342).
Stendhal escribe este libro, así como posteriormente Roland Barthes en el
siglo XX, bajo los efectos de un amor frustrado. El personaje que lo representa -
Salviati- dice:
"Desesperado por el infortunio a que el amor me reduce, maldigo mi
existencia. El tiempo es sombrío, llueve, un frío tardío ha venido a entristecer de
nuevo la naturaleza que, después de un largo invierno, se asomaba a la
primavera" (p. 164).
La fuerza de lo que llamamos 'amor' se expresa no solamente en estos
estados en que nos sume el amor cuando se frustra, sino en varios otros
sugestivos y paradojales rasgos; por ejemplo, el siguiente: