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Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

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Por de pronto reconoce Nietzsche que estas palabras sirven de<br />

orientación para desarrollar la cuestión de lo conveniente o inconveniente de<br />

los estudios historiográficos para la vida, ya que, como dice ese enunciado y<br />

título de este escrito, se trata de que esos estudios nos sirvan para la vida, en<br />

cierto modo, nos ayuden a vivir mejor.<br />

Y si esta inquietud está planteada en estos términos, esto tiene su<br />

justificación en que muy frecuentemente aquellos estudios no tienen tal<br />

propósito, y suelen estar animados por una erudición que se solaza consigo<br />

misma. Escuchemos cómo lo dice Nietzsche:<br />

“Ciertamente necesitamos la historiografía, pero la necesitamos de otro<br />

modo que el habitual ocioso la necesita en el jardín del saber, aunque éste mire<br />

aristocráticamente hacia abajo nuestras toscas y poco agraciadas necesidades.<br />

Esto quiere decir que necesitamos de la historiografía para la vida y para la<br />

acción, no para el cómodo retraimiento de la vida y de la acción o para el<br />

embellecimiento de la vida que se apetece a sí misma y de la cobarde y mala<br />

acción. Sólo en tanto la historiografía le sirva a la vida, queremos nosotros<br />

servirle /.../” (ib.).<br />

Nietzsche enfrenta con ello la característica erudición de la historiografía,<br />

que se solaza en un saber de mil y una cosas, saber que ulteriormente se<br />

ostenta ante los otros y que suele servir para impactar y producir una fuerte<br />

impresión en los demás. Y ello está planteado por Nietzsche en el siglo que a<br />

él le tocara vivir, el siglo XIX, en que la historiografía se acrecienta hasta tal<br />

punto que comienza a desbordar.<br />

La clasificación de la historiografía que el pensador nos propone en este<br />

escrito, a saber, historiografía anticuaria, monumentalista y crítica contribuye a<br />

su vez a pensar la relación entre historiografía y vida. Podemos nada que<br />

conservar la venerable tradición y considerar que en lo propio – mi país, mi<br />

ciudad, el puente que hay en ella, su catedral, el colegio y la universidad en las<br />

que estudié – en todo ello está la verdad y los parámetros de todo lo que vale<br />

para mí, como ocurre con el estilo historiográfico anticuario. En este<br />

tradicionalismo anticuario la vida queda en cierto modo anquilosada. Podemos<br />

también monumentalizar ciertos acontecimientos y considerarlos como hitos<br />

fundacionales de la nación, como en el estilo monumentalista. En ello está más<br />

presente la vida, pero a la vez en términos de una ficción que hemos<br />

construido. Podemos, por último, poner en tela de juicio el devenir histórico<br />

habido hasta aquí, para abrirnos hacia nuevas posibilidades futuras, como en el<br />

estilo crítico. Y es aquí donde probablemente la vida se hace más plenamente<br />

presente, en cierto modo, se vuelve rediviva.<br />

331.Historia e historiografía.<br />

Cabe preguntarse si cuando Nietzsche escribe uno de sus textos primerizos:<br />

“De la utilidad e inutilidad de la historiografía para la vida” efectivamente se<br />

está limitando en ello sólo a la historiografía, vale decir, la escritura e<br />

interpretación de la historia, o no será que también remite esto a la historia<br />

propiamente tal. Pienso que esto último es lo que vale, y ello aunque el propio<br />

Nietzsche diga en el título de su texto: ‘Historie’, ‘historiografía’ y no<br />

‘Geschichte’, ‘historia’.<br />

intempestivas), en: Sämtliche Werke (Obras completas), vol. 1, Deutscher Taschenbuch Verlag de<br />

Gruyter, München, 1988.

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