Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel
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golondrinas viven seguras y sin daño entre los hombres, que no las persiguen.<br />
A las demás aves, que no supieron prevenir el peligro, las acosan y cazan<br />
todos los días con redes y lazos”.<br />
321. Séptimo Ejemplo de los Cuentos del Conde de Lucanor.<br />
Schiller dijo de la fantasía:<br />
“El mundo maravilloso de la fantasía que me abre sus puertas y en<br />
cuyas mil y floridas ramas se mece con tanta delicia el arrobado espítitu, presta<br />
más eco a los latidos de un corazón embriagado”.<br />
La fantasía a la que se entrega el poeta lo eleva, y como dice Schiller,<br />
cuánto más embriagado el corazón de ella, mayores son las dádivas.<br />
Pero la fantasía también es de la mayor relevancia en nuestro derredor,<br />
es la que en todo orden de cosas nos abre a un mundo de posibilidades que<br />
eventualmente se harán realidad. Esto es lo que trasunta en las siguientes<br />
palabras de Herder:<br />
“La fantasía es la flor de toda organización material puesta al servicio de<br />
la facultad de pensar”.<br />
Pero, precisamente por ello mismo, la fantasía nos puede extraviar. De ello se<br />
trata en el Séptimo Ejemplo de la Colección de Cuentos del Conde de Lucanor<br />
de Juan Manuel, del siglo 14, el cual tiene que ver con la preocupación que<br />
tiene el Conde por una propuesta que le ha hecho un hombre y que es muy<br />
prometedora, a lo cual responde su consejero Patronio con un Cuento de lo<br />
que le ocurrió a una tal doña Truhana, y que dice así:<br />
“Señor conde -dijo Patronio-, había una mujer que se llamaba doña<br />
Truhana, que era más pobre que rica, la cual, yendo un día al mercado, llevaba<br />
una olla de miel en la cabeza. Mientras iba por el camino, empezó a pensar<br />
que vendería la miel y que, con lo que le diesen, compraría una partida de<br />
huevos, de los cuales nacerían gallinas, y que luego, con el dinero que le<br />
diesen por las gallinas, compraría ovejas, y así fue comprando y vendiendo,<br />
siempre con ganancias, hasta que se vio más rica que ninguna de sus vecinas.<br />
/ Luego pensó que, siendo tan rica, podría casar bien a sus hijos e hijas, y que<br />
iría acompañada por la calle de yernos y nueras y, pensó también que todos<br />
comentarían su buena suerte pues había llegado a tener tantos bienes aunque<br />
había nacido muy pobre. / Así, pensando en esto, comenzó a reír con mucha<br />
alegría por su buena suerte y, riendo, riendo, se dio una palmada en la frente,<br />
la olla cayó al suelo y se rompió en mil pedazos. Doña Truhana, cuando vio la<br />
olla rota y la miel esparcida por el suelo, empezó a llorar y a lamentarse muy<br />
amargamente porque había perdido todas las riquezas que esperaba obtener<br />
de la olla si no se hubiera roto. Así, porque puso toda su confianza en<br />
fantasías, no pudo hacer nada de lo que esperaba y deseaba tanto”.<br />
Revelador Ejemplo éste para cada cual que a veces se deja llevar por<br />
fantasías, imaginándose un futuro promisorio pleno de realización, y luego con<br />
el tiempo ocurre que acabamos estrellándonos con una realidad que ha<br />
resultado contrapuesta.<br />
Este relato, como muchos de los así llamados “Ejemplos” del Conde de<br />
Lucanor, nos sirve para estar atentos a esa inclinación a la fantasía de uno<br />
mismo y a habitar en mundos de ficción, y en este caso para traernos a la<br />
memoria de que simplemente no nos ocurra lo de doña Truhana.<br />
322. Noveno Ejemplo de los Cuentos del Conde de Lucanor.