Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

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09.05.2013 Views

“Las cosas-de-arranque para nuestro “trabajo” son ya ellas mismas productos laborales, se refieren a estados históricos anteriores, son resultados de una “técnica” poco desarrollada. La mayoría de las cosas que llamamos “materia prima”, ya están atravesadas por el trabajo humano; el algodón que las máquinas urden y tejen ha crecido en campos que han sido preparados por el hombre deliberadamente, y que son explotados con ciertos fines, la madera crece en bosques cuidados por la silvicultura. Cada generación sigue trabajando en las construcciones laborales de generaciones anteriores. El entorno del hombre con su impronta laboral es un mundo histórico”. 319.Contraste entre deseo y amor según Stendhal. Stendhal protesta contra las uniones conyugales de su época – entre el siglo XVIII y XIX – que frecuentemente eran por conveniencia. Y como estas uniones eran acordadas en general por hombres, el escritor francés justifica la infidelidad femenina. Escuchemos lo que dice en su libro Del amor: "Que una mujer se acueste con un hombre al que sólo se ha visto dos veces, después de tres palabras latinas dichas en la iglesia, es mucho más impúdico que ceder a pesar suyo a un hombre al que adora desde hace dos años" (p. 133). Y así también lo que trasunta el siguiente relato de nuestro autor: "Una muchacha oye decir que Eduardo, un pariente suyo que va a volver del ejército, es un joven de la más alta distinción. Le aseguran que la ama ya por su fama, pero probablemente querrá verla antes de pedirla a sus padres. La muchacha ve un día en la iglesia a un forastero, oye que le llaman Eduardo y ya no piensa sino en él: le ama. Al cabo de ocho días, llega el verdadero Eduardo; no es el de la iglesia, y la doncella palidece; será desgraciada toda su vida si la obligan a casarse con él" (p. 115). Por cierto que estas situaciones las vemos como deshumanizadas con nuestros ojos de hoy, pero en ese tiempo se estaba dando precisamente una lucha por la realización del verdadero amor; por eso las justas protestas de Stendhal.En este auténtico rechazo y repulsa moral, Stendhal, como hijo de su época, deja ver un toque de romanticismo: él se muestra como un "enamorado del amor", alguien que procura salvaguardar el genuino amor a como dé lugar. Este punto da que pensar, ya que si nuestra forma de amar – y en especial el amor-pasión, que representa para Stendhal el genuino amor – es también histórica (como lo fue también el matrimonio por conveniencia) y se liga ante todo con el cristianismo y con el amor cortés de la Provenza del siglo XII. Tenemos pues que darnos cuenta de que esto que todavía seguimos llamando 'amor' podría eventualmente desaparecer, y naturalmente depende de nosotros conservarlo. Esto implica a la par respetarlo como lo más precioso que hemos conocido. Esto involucra un respeto a todas las formas de amor: amor de pareja, amor filial, amor paternal y maternal, amor al prójimo, amor a la vida, amor a la naturaleza, amor a Dios. Cada cual, según sus particulares inclinaciones, vive con mayor énfasis una forma de amor que otra. ¿Cómo podemos representarnos más de cerca el genuino amor del que habla Stendhal? Las siguientes palabras de él ayudan a esclarecer esto: "Desde el momento en que ama, el hombre más sensato no ve ya nada tal como es. Exagera en menos sus propias cualidades y en más los favores del objeto amado" (p. 119).

A lo anterior se suma la siguiente reflexión, que propone una relación singular entre deseo y amor, en términos de la dependencia del primero respecto del segundo: "Esta es la razón moral por la cual el amor es la más fuerte de las pasiones. En las demás, los deseos tienen que acomodarse a las frías realidades; aquí son las realidades las que se apresuran a amoldarse a los deseos; por eso es ésta la pasión en que los deseos violentos encuentran los mayores goces" (p. 118). 320. Sexto Ejemplo de los Cuentos del Conde de Lucanor. ¿Quién no ha tenido la experiencia de un mal que tiene que ser arrancado de raiz y en sus comienzos mismos, ya que de otro modo, una vez que crece se hace muy difícil y casi imposible arrancarlo? Esto sucede en los más distintos ámbitos, en rigor, tiene que ver con todo lo que nos puede perder, lo que tiene la fuerza de atraparnos. Una vez que le tomamos el gusto a aquello, ya cuesta quitárselo de encima, y ello suele amenazar seriamente el orden necesario en nuestras vidas. Lamentablemente sucede además, y muy frecuentemente, en la historia, y entonces no afecta sólo a uno o a un grupo, sino a naciones, y en algunos casos al mundo entero. A veces se trata de un político que ejerce atracción en la masa con discursos extremos, a veces es un fenómeno económico al que no le prestó suficiente atención, a veces un paso en falso que conduce a una guerra, que despiués no se sabe cómo terminar. Casi podría decirse que vivimos bajo la fatalidad de males que en su estado germinal no fueron arrancados de raíz. Y por ser algo tan importante lo que aquí está en juego, es significativo que se exprese en un relato, un Cuento, como son los “Ejemplos” del Conde de Lucanor. En la Colección de Cuentos del Conde de Lucanor de Juan Manuel, del siglo 14, el Sexto Ejemplo tiene que ver con la preocupación que tiene el Conde por su mala relación con unos vecinos que se están organizando contra él, lo cual se lo comunica a su consejero Patronio. Y Patronio responde contando lo que le sucedió a la golondrina con las demás aves: “Señor Conde Lucanor -dijo Patronio- la golondrina vio que un hombre sembraba lino y, guiada por su buen juicio, pensó que, cuando el lino creciera, los hombres podrían hacer con él redes y lazos para cazar a los pájaros. Inmediatamente se dirigió a estos, los reunió y les dijo que los hombres habían plantado lino y que, si llegara a crecer, debían estar seguros de los peligros y daños que ello suponía. Por eso les aconsejó ir a los campos de lino y arrancarlo antes de que naciese. Les hizo esa propuesta porque es más fácil atacar los males en su raíz, pero después es mucho más difícil. Sin embargo, las demás aves no le dieron ninguna importancia y no quisieron arrancar la simiente. La golondrina les insistió muchas veces para que lo hicieran, hasta que vio cómo los pájaros no se daban cuenta del peligro ni les preocupaba; pero, mientras tanto, el lino seguía encañando y las aves ya no podían arrancarlo con sus picos y patas. Cuando los pájaros vieron que el lino estaba ya muy crecido y que no podían reparar el daño que se les avecinaba, se arrepintieron por no haberle puesto remedio antes, aunque sus lamentaciones fueron inútiles pues ya no podían evitar su mal. / Antes de esto que os he contado, viendo la golondrina que los demás pájaros no querían remediar el peligro que los amenazaba, habló con los hombres, se puso bajo su protección y ganó tranquilidad y seguridad para sí y para su especie. Desde entonces las

“Las cosas-de-arranque para nuestro “trabajo” son ya ellas mismas<br />

productos laborales, se refieren a estados históricos anteriores, son resultados<br />

de una “técnica” poco desarrollada. La mayoría de las cosas que llamamos<br />

“materia prima”, ya están atravesadas por el trabajo humano; el algodón que<br />

las máquinas urden y tejen ha crecido en campos que han sido preparados por<br />

el hombre deliberadamente, y que son explotados con ciertos fines, la madera<br />

crece en bosques cuidados por la silvicultura. Cada generación sigue<br />

trabajando en las construcciones laborales de generaciones anteriores. El<br />

entorno del hombre con su impronta laboral es un mundo histórico”.<br />

319.Contraste entre deseo y amor según Stendhal.<br />

Stendhal protesta contra las uniones conyugales de su época – entre el siglo<br />

XVIII y XIX – que frecuentemente eran por conveniencia. Y como estas uniones<br />

eran acordadas en general por hombres, el escritor francés justifica la infidelidad<br />

femenina. Escuchemos lo que dice en su libro Del amor:<br />

"Que una mujer se acueste con un hombre al que sólo se ha visto dos<br />

veces, después de tres palabras latinas dichas en la iglesia, es mucho más<br />

impúdico que ceder a pesar suyo a un hombre al que adora desde hace dos<br />

años" (p. 133).<br />

Y así también lo que trasunta el siguiente relato de nuestro autor:<br />

"Una muchacha oye decir que Eduardo, un pariente suyo que va a volver<br />

del ejército, es un joven de la más alta distinción. Le aseguran que la ama ya por<br />

su fama, pero probablemente querrá verla antes de pedirla a sus padres. La<br />

muchacha ve un día en la iglesia a un forastero, oye que le llaman Eduardo y ya<br />

no piensa sino en él: le ama. Al cabo de ocho días, llega el verdadero Eduardo;<br />

no es el de la iglesia, y la doncella palidece; será desgraciada toda su vida si la<br />

obligan a casarse con él" (p. 115).<br />

Por cierto que estas situaciones las vemos como deshumanizadas con<br />

nuestros ojos de hoy, pero en ese tiempo se estaba dando precisamente una<br />

lucha por la realización del verdadero amor; por eso las justas protestas de<br />

Stendhal.En este auténtico rechazo y repulsa moral, Stendhal, como hijo de su<br />

época, deja ver un toque de romanticismo: él se muestra como un "enamorado<br />

del amor", alguien que procura salvaguardar el genuino amor a como dé lugar.<br />

Este punto da que pensar, ya que si nuestra forma de amar – y en<br />

especial el amor-pasión, que representa para Stendhal el genuino amor – es<br />

también histórica (como lo fue también el matrimonio por conveniencia) y se liga<br />

ante todo con el cristianismo y con el amor cortés de la Provenza del siglo XII.<br />

Tenemos pues que darnos cuenta de que esto que todavía seguimos llamando<br />

'amor' podría eventualmente desaparecer, y naturalmente depende de nosotros<br />

conservarlo. Esto implica a la par respetarlo como lo más precioso que hemos<br />

conocido. Esto involucra un respeto a todas las formas de amor: amor de pareja,<br />

amor filial, amor paternal y maternal, amor al prójimo, amor a la vida, amor a la<br />

naturaleza, amor a Dios. Cada cual, según sus particulares inclinaciones, vive<br />

con mayor énfasis una forma de amor que otra.<br />

¿Cómo podemos representarnos más de cerca el genuino amor del que<br />

habla Stendhal? Las siguientes palabras de él ayudan a esclarecer esto:<br />

"Desde el momento en que ama, el hombre más sensato no ve ya nada tal<br />

como es. Exagera en menos sus propias cualidades y en más los favores del<br />

objeto amado" (p. 119).

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