Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

amor al paso de los años: se trata de que el vínculo de la pareja lo mantiene de
fondo la amistad.
318.De como el hombre se objetiva en el mundo.
El filósofo Eugen Fink en su obra Fenómenos fundamentales de la existencia
humana reflexiona por de pronto acerca del trabajo: él vale precisamente como
uno de estos fenómenos fundamentales. Uno de los aspectos cruciales que
conciernen a este fenómeno del trabajo es que a costa de él – para bien o para
mal – el hombre emprende la más gigantesca transformación del entorno, en
todo caso, hoy diríamos que esto sucede más para mal que para bien. El hombre
en cierto modo, podría decirse que se objetiva en el entorno, en el mundo, lo cual
naturalmente acarrea la transformación del ambiente salvaje o silvestre en un
ambiente artificial. Y justamente porque es así conviene indagar, como lo hace
Fink, sobre el impacto que impone el trabajo sobre el entorno, precisando al
respecto que en todo caso, este “impacto” está pensado ontológicamente en lo
que sigue – desde sus condiciones mismas. Escuchemos a Fink:
“Ahora bien, se podría quizás objetar y decir que sería una banalidad
tautológica que el entorno humano porte rasgos humanos; esto no es nada
sorprendente o acaso un problema – sería más bien un problema si esto no
fuera así. A través del hecho de que el hombre vivencie el mundo, recibiría en
su totalidad el color del que lo vivencia; al hombre lo rodearía un mundo
humano –como a la foca un mundo de focas. El hombre podría ocasionalmente
presentarse en el mundo de focas, como la foca en el nuestro – con la
diferencia, en todo caso, que la foca no intentaría utilizarnos, servirse de
nosotros, mientras que nosotros nos aprovecharíamos industrialmente de su
grasa aceitosa”.
Y sigue Fink más adelante atendiendo a su vez a la relación con el
mundo en términos cognitivos, afectivos y poéticos:
“Tenemos en muchos sentidos un “mundo humano”: por un lado como el
percibido por nosotros, que está bajo determinadas condiciones de nuestra
capacidad perceptiva; por otro lado, como el que nos toca afectivamente, que
nos está dado en caracteres de sentido: el suelo de la patria, el terruño, y
demás”
Luego entra Fink específicamente en lo que concierne a los productos
laborales, a la relación laboral con el entorno, y que se traduce en una
lamentable pérdida del estado salvaje, del entorno natural y silvestre:
“/…/ Si decimos de estos productos laborales que llevan en sí el sello del
hombre, que exhiben el producto de nuestra fuerza libre, creadora, así
mentamos pues algo esencialmente distinto que sólo un carácter de donación
de cosas independientes con respecto a nosotros. El trabajo se esconde en las
cosas mismas, se ha precipitado, “objetivado” en ellas. Nuestro entorno es en
gran medida un mundo histórico surgido del trabajo. Si bien el trabajo está en sí
mismo vinculado con el estado salvaje, que él transforma en libertad – no
obstante, apenas tenemos todavía el aparecer abierto del estado salvaje en
nuestra situación histórica tardía; el mostrarse del estado salvaje ha
desaparecido ampliamente de nuestro entorno.”
Y ocurre además según Fink que ya trabajamos hace rato en un entorno
a su vez ya trabajado, por lo cual el trabajo adopta una dimensión histórica.
Escuchemos: