Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

parecía que todo era vanidad. En aquella ocasión no le dijo nada más. A los
pocos días de esto, hablando otra vez con aquel ministro, volvió el rey sobre el
mismo tema, insistiendo en la vaciedad de la vida que llevaba y de cuanto
boato rodeaba su existencia. Esto se lo dijo tantas veces y de tantas maneras
que el ministro creyó que el rey estaba desengañado de las vanidades del
mundo y que no le satisfacían ni las riquezas ni los placeres en que vivía. El
rey, cuando vio que a su privado le había convencido, le dijo un día que estaba
decidido a alejarse de las glorias del mundo y quería marcharse a un lugar
recóndito donde nadie lo conociera para hacer allí penitencia por sus pecados.
Recordó al ministro que de esta forma pensaba lograr el perdón de Dios y
ganar la gloria del Paraíso”.
Finalmente el rey le planteó derechamente a su ministro que tenía el
propósito de retirarse de su reino y dejarle a él a cargo de todos sus castillos,
posesiones, como de su esposa y famillia. Esto acabó al fin y al cabo por
entusiasmar al ministro y de vuelta en su casa decidió contárselo a un
ayudante que tenía, y que era muy sabio. Éste le dijo que estaba a punto de
cometer un grave error que lo ponía en peligro, ya que el rey lo que estaba
haciendo era ponerlo a prueba, en vistas de la envidia que suscitaba entre los
cortesanos. Siguiendo este consejo, el ministro se presentó ante el rey de
madrugada con vestidos harapientos, lo que suscitó el asombro de éste. El
ministro le dijo que ya que el rey había tomado la determinación de retirarse del
reino, como lo había seguido en todo, también se retiraría con él Esto
constituyó una prueba definitiva de lealtad para el rey que entonces le contó la
verdad de todo.
En concordancia con ello, en el mismo tenor aconseja Patronio al Conde
de Lucanor no acoger la propuesta de su amigo (que, en verdad, está poniendo
a prueba su amistad), sino simplemente hablar con él y manifestarle su apoyo
en vistas de la situación en que se encuentra.
310.Segundo Ejemplo de los Cuentos del Conde de Lucanor.
En la Colección de Cuentos del Conde de Lucanor de Juan Manuel, del siglo
14, el segundo Cuento o Ejemplo comienza con las dudas que le plantea el
Conde a su consejero Patronio, en vistas de que si opta por hacer algo,
muchas personas lo criticarán y si hace lo contrario también.
Con el fin de dar con una salida a esta situación de incertidumbre e
inacción, Patronio cuenta el siguiente relato, que trata sobre sobre un padre
que ante cualquier cosa que se dispone a hacer, recibe críticas de su hijo. Se
dio la ocasión que el padre y el hijo, que eran labradores, tenían que ir con una
cabalgadura al mercado de abastos de la ciudad, y llevaban a ésta sin carga,
con el fin de traerlas cargadas a su regreso. Y entonces sucede lo siguiente.
Escuchemos lo que dice el relato:
“Y camino del mercado, yendo los dos a pie y la bestia sin carga alguna,
se encontraron con unos hombres que ya volvían. Cuando, después de los
saludos habituales, se separaron unos de otros, los que volvían empezaron a
decir entre ellos que no les parecían muy juiciosos ni el padre ni el hijo, pues
los dos caminaban a pie mientras la bestia iba sin peso alguno. El buen
hombre, al oírlo, preguntó a su hijo qué le parecía lo que habían dicho aquellos
hombres, contestándole el hijo que era verdad, porque, al ir el animal sin carga,
no era muy sensato que ellos dos fueran a pie. Entonces el padre mandó a su
hijo que subiese en la cabalgadura. / Así continuaron su camino hasta que se