Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

293.Da que pensar que en alemán acción – ‘Hand-lung’ – tiene que ver con
‘Hand’, ‘mano’.
“Tenemos” un cuerpo, pero en general poco y nada lo sentimos. Le hacemos
ejecutar cosas casi como autómata. No nos detenemos a reflexionar sobre él.
¿Quién piensa alguna vez sobre sus manos? Casi nunca sucede esto, y sin
embargo, ¡qué asombrosas son! ¡toda la inteligencia y habilidades que ellas
pueden expresar! La mano del pintor, del escultor, del músico, del dibujante, del
caricaturista, del artesano y – cómo no – del técnico, del obrero de la
construcción, del plomero, del albañil, del ebanista, del talabartero, del orfebre,
las manos para nadar, que golpean, pero que también saben acariciar. Son
manos hábiles, en las que se misteriosamente se plasman las sutilezas del alma.
Y una vez más sucede, a propósito de esto, que las etimologías nos dan
que pensar, nos ofrecen claves para mejor entender la relación entre hombre y
mundo. En este caso, es decidor que en alemán acción – ‘Hand-lung’ – tiene que
ver con ‘Hand’, ‘mano’, como que ante todo el trabajo lo hacemos manualmente y
son nuestras manos, las manos humanas, las que, para bien o para mal, han
transformado el mundo. Escuchemos cómo reflexiona Eugen Fink sobre esto:
“La función del cuerpo humano como condición de posibilidad del trabajo
se la concibe e interpreta la mayor parte de las veces de modo muy
“naturalista”; el cuerpo no es la primera y más próxima “herramienta”, más bien
se funda la posibilidad de herramientas en la naturaleza del cuerpo. Es
evidente que objetivamente no es incorrecto cuando la anatomía del cuerpo
humano describe la función fisiológica del brazo como una acción de palanca;
pero eso es un aspecto exterior, suplementario. Se tiene que haber
experimentado algo así como trato, como el trato manual con palancas, para
que retrospectivamente pueda ubicarse la función corpórea en la óptica de los
instrumentos. Pero al mismo tiempo es necesario, así como la defensa
respecto de una interpretación naturalística-masiva del cuerpo humano como
“instrumento”, el apartamiento de una concepción sublime-idealista del hacer,
que sólo habla de decisiones libres de la voluntad —pero olvida que tales
decisiones deben ser pues decisiones a actuar — y que en la acción
tiene que ser co-entendida la mano . El problema del trabajo se
manifiesta íntimamente trabado con el problema de la existencia corpórea del
hombre. El trabajo indesmentiblemente tiene motivos esenciales en las
necesidades fundamentales del hombre corpóreamente arraigado en la tierra,
que vive en un intercambio elemental con tierra y agua, aire y luz, que es
colmado y dejado vacío, que es satisfecho y que tiene hambre. El hombre no
puede vivir —a no ser que en pocas islas bienaventuradas de los mares del sur
— como las azucenas del campo y las aves del cielo, sin trabajo, sin previsión
y planificación; tiene que esforzarse, tiene que sembrar para cosechar, tiene
que juntar abarrotes. No estamos rodeados por una dilapidadora plenitud de
frutas comestibles; debemos obtener de un suelo yermo nuestro pan diario”.
294.El amor como un fenómeno de cristalización.
Ésta es la gran intuición que habrá de marcar rumbo en la filosofía del amor, y fue
planteada por Stendhal en su libro Del amor. La cristalización hace alusión a ese
fenómeno singular del amor y que lo caracteriza esencialmente a la mirada de
Stendhal de convertirse con inusitada rapidez en el tiempo uno para el otro, una
persona para otra literalmente en un “Todo” imprescindible que pasa a ocupar
incluso el lugar del sentido de nuestra existencia. Desde luego la mentalidad de