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Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

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Si somos un compuesto de mente y cuerpo, ello afecta al trabajo, atendiendo<br />

precisamente a qué trabajos y con qué fin los realizamos. Por de pronto, una<br />

buena parte del trabajo debe consistir en satisfacer necesidades básicas de<br />

alimentación y abrigo. Bien sabemos que en tanto humanidad tenemos en esto<br />

todavía enormes falencias ya que una parte importante de la población mundial<br />

no alcanza a cubrir estas necesidades, y ello ni siquiera considerando otras<br />

necesidades también de un plano básico, como salud y educación. Mas el<br />

crecimiento del hombre en gran medida se orienta en ir más allá de este nivel<br />

básico, y ello trae consigo que el propio trabajo no sólo se transforme, sino que se<br />

potencie. De la satisfacción de necesidades pasamos entonces al lujo y a lo<br />

suntuario, que hay que verlos en toda su gama de posibilidades, y no como algo<br />

que estuviera simplemente demás. Ello depende naturalmente de lo que<br />

incluimos bajo el concepto de lujo. También, en algún sentido, las actividades<br />

artísticas, religiosas, filosóficas o científicas podrían caer bajo esta categoría.<br />

Lo que atañe a estas consideraciones nos ayuda a pensarlo mejor desde<br />

la perspectiva de cómo el hombre se instala, se enraíza en la naturaleza.<br />

Escuchemos a Eugen Fink reflexionar sobre esto:<br />

“Ahora bien, ¿de qué manera se enraíza el hombre corporalmente en la<br />

naturaleza, cómo se perfila a partir de ella una serie de “necesidades”, de<br />

estados y situaciones menesterosas? Lo que primero se aprehende de buena<br />

manera en una tal perspectiva son motivaciones constantes del trabajo<br />

humano, a la par a-históricas, motivaciones que atraviesan todos los tiempos.<br />

Siempre necesita el hombre “alimento, “vestimenta”, “habitación”, “protección<br />

de calor o frío”, siempre necesita él del lar para el sueño y para el amor, de la<br />

cuna para el niño, del arma para la lucha, y otros. Pero estas necesidades<br />

constantes cambian, sin embargo, su figura, se perfeccionan, se transforman<br />

en el curso de la evolución cultural humana; no hay un quedarse en formas<br />

arcaicas: la capacidad inventiva del hombre, la fantasía, transforma las formas<br />

iniciales y las figuras, se introducen transformaciones del gusto y de la<br />

necesidad de un equipamiento más lujoso, etc. Pero el campo de juego de<br />

tales transformaciones en su conjunto está limitado. En tanto el trabajo deriva<br />

motivacionalmente de tales necesidades fundamentales, vale decir, exhibe sólo<br />

una “respuesta” humana a un desafío, él procura tan sólo transformar un<br />

estado menesteroso; a saber, un estado menesteroso que está inevitablemente<br />

dado con la existencia corpóreo-sensorial del hombre – el cual retorna<br />

rítmicamente como hambre y sed. Pero el cuerpo del hombre no es sólo un<br />

“lugar” de necesidades específicas que suscitan trabajo – él es también el lugar<br />

específico de acciones sensoriales. No tan sólo trabajamos en aras de nuestra<br />

existencia corpórea y sus “necesidades”, trabajamos también mediante y con<br />

nuestro cuerpo. El cuerpo es el órgano primario de nuestro trabajo. Esto quiere<br />

decir que tan sólo un ente que está corporalmente enraizado en la tierra puede<br />

ejecutar, llevar a cabo trabajos, puede ser trabajador. Con ello se hace alusión<br />

ahora no tan sólo al trabajo manual – en contraste con el “trabajo intelectual”.<br />

Cada trabajo humano requiere, en general, del cuerpo –y aunque sea tan sólo<br />

para transcribir <strong>pensamientos</strong> o para dictar la trascripción de otro”.<br />

291.Las 4 formas de amor de Stendhal.<br />

El escritor francés, autor, entre otros, de Rojo y negro – Henri-Marie Beyle –<br />

conocido como Stendhal y que vivió entre 1783 y 1842, desarolla una filosofía del<br />

amor que ha marcado rumbo en su libro Del amor. Destaquemos de su vida que

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