Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

la muerte se vincula con la pregunta por el sentido de la existencia, ella adopta
otra faz que desde esas otras perspectivas no se ve. Lo mismo sucede con otro
fenómeno fundamental que nos determina – el trabajo. Él ya es entendido
desde ideologías, grupos de poder, u otros, en todo lo cual lo que prima es el
interés, debido a lo cual se pasa por alto su esencia. Por de pronto, en aras
precisamente a una esencia del trabajo, ante todo cabe reconocer que esta
esencia es de carácter histórico y deviene epocalmente. Mas, este mismo
devenir temporal nos hace ver a la vez que hoy más que nunca estamos
decididamente determinados por el trabajo. Nuestra principal preocupación es
por él y no más por un supuesto ultra-mundo. A tal punto es esto así que el
trabajo pasa a representar el principal motivo por el cual luchamos.
Escuchemos a Eugen Fink deliberar sobre esto:
“En la época histórica del mundo en la cual la gigantesca fuerza técnica
del trabajo domina el primer plano del mundo humano tiene que convertirse la
pregunta por el sentido del trabajo en la imperiosa pregunta decisiva por el
sentido de la existencia. Que épocas tempranas hayan combatido por fórmulas
dogmáticas de la religión, porque para ellos pues en la relación del hombre con
dios esta soportado y conformado todo el andamiaje de la existencia, así hoy
se combate con el mismo fervor y pasión por la significación del trabajo. Parece
como si el hombre hubiera encontrado en ello un nuevo centro gravitacional, un
nuevo núcleo vital de su existencia mundanal. Después de que a lo largo de los
siglos soñó y anheló ir más allá, sobre la existencia terrena, a la espera del
destino post-mortal y condujo su vida en la preparación a ello, parece que
ahora se volcara a la tierra, para organizarse aquí en lo temporal. Todas las
posibilidades del bienestar terreno o la miseria dependen del “trabajo”: de la
efectividad, de los beneficios del trabajo, de la distribución de la carga y la
utilidad laboral, de la pregunta si los bienes logrados por el trabajo le son
adjudicados al que los logra o a los extraños usufructadores — a saber, de la
estructura de la “división del trabajo”, de la construcción económica de la
sociedad. El hombre no está dispuesto a soportar más las formas heredadas
tradicionales de la organización laboral, en tanto aceptar un “orden dado por
dios”. A partir de la dinámica desatada del trabajo moderno tiene que ser
entendido que el trabajo se organiza primariamente a sí mismo, que trabaja en
la nueva configuración de las relaciones laborales”.
280.Cuando el producir se extralimita, comienza también un cuestionamiento
de las condiciones laborales.
El trabajo ocupa tanto tiempo en nuestras vidas que pasa visiblemente a
constituir parte del sentido de ella. Y justo desde ese momento en que el
trabajo se vuelve avasallador, lo que ocurre en particular en el siglo XIX con la
Revolución Industrial, se inicia con ello también un radical cuestionamiento
respecto de las condiciones laborales, del nivel de ingresos del trabajador, y
demás, lo cual consituirá el impulso de la Revolución Obrera de 1848 en
Europa. Un pálido reflejo de ello tendremos en Chile con Francisco Bilbao,
quien formara la “Sociedad de la Igualdad”, que llegó a tener un número
considerable de miembros; Bilbao se propuso hacer una Revolución Obrera en
nuestro país, mas ello se tradujo en un rotundo fracaso.
Por otra parte, si el trabajo en nuestra sociedad laboral se vuelve así de
determinante de nuestro modo de ser, se trata a su vez de enfrentar esta
situación reforzando otros fenómenos fundamentales de la existencia que