Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel
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Esta tarea emprende Eugen Fink al tratar sobre los fenómenos fundamentales<br />
de la existencia humana: eros, muerte, trabajo, lucha y juego. Por ejemplo,<br />
respecto de la muerte, en la cotidianidad se está ya bajo ciertas<br />
interpretaciones de ella o prácticas que se realizan, y que provienen, entre<br />
otros, de la religión. Pero, la filosofía tiene que preguntarse qué es el morir, qué<br />
hay con la muerte ajena, qué hay con la muerte propia, cómo estamos<br />
determinados por el morir. Y así en cada caso tiene que hacer lo mismo con el<br />
amar, trabajar, luchar. En el caso del juego, escuchemos qué nos dice Fink al<br />
respecto:<br />
“Cada cual conoce el juego, es un fenómeno del todo conocido. Para él<br />
vale también aquella sentencia de Hegel que lo conocido no es todavía lo<br />
reconocido. 13 Precisamente lo que nos es completamente familiar se sustrae<br />
frecuentemente de la manera más pertinaz a un comprender conceptual. Cada<br />
cual conoce el juego a partir de su propia vida, ha tenido experiencias con él y<br />
acerca de él, conoce el comportamiento lúdico de los congéneres, conoce<br />
innumerables formas en que se juega, conoce los juegos públicos, los<br />
espectáculos circenses masivos, los juegos de entretención, los juegos<br />
infantiles y los juegos algo más esforzados, menos fáciles y menos relajados<br />
de los adultos. ― Cada cual conoce también elementos lúdicos en el campo<br />
del trabajo y de la política, en el trato entre ambos sexos, elementos lúdicos en<br />
casi todos los ámbitos de la cultura. El “homo ludens” no está separado del<br />
“homo faber” ni del “homo politicus”. El juego es una dimensión existencial que<br />
está coludida y entrelazada de múltiples maneras con las otras. Cada ser<br />
humano ha jugado también ya, y puede hablar de ello desde su propia<br />
experiencia. El juego no tiene que ser traído recién desde fuera para poder ser<br />
tema de una meditación; estamos en cada caso ya en el juego, estamos<br />
familiarizados con esta posibilidad fundamental, aun cuando no juguemos<br />
actualmente o tengamos la opinión de haber dejado atrás hace mucho tiempo<br />
la fase lúdica de la vida. Cada cual conoce un sinnúmero de situaciones lúdicas<br />
en el ámbito privado, familiar, y público”.<br />
Pero esa familiaridad, agreguemos, esa cotidianidad, llena de<br />
convencionalismos, encubre los fenómenos, ya sea porque ha sancionado ya<br />
sobre el ser de distintos fenómenos, como sobre el juego, o simplemente<br />
porque se pretende que no ha menester de una definición de lo que sea el<br />
caso. En cuanto al juego, claro está que jugamos, pero no reparamos, por<br />
ejemplo, que por ser esencialmente el juego sin finalidad, hay en él la<br />
posibilidad de un “tiempo libre” nos dice Fink. Y por supuesto en ese tiempo<br />
libre y en esa sin-finalidad tenemos la posibilidad de recuperarnos<br />
precisamente de lo contrario que habitualmente nos domina: el tiempo siempre<br />
lleno que llevamos con nosotros y la finalidad necesitada de justificación que<br />
exigimos de casi todo lo que hacemos.<br />
260.Una bella definición del filósofo Eugen Fink: el hombre como testigo del<br />
ser.<br />
Si con Heidegger podemos decir que el ser humano es ser-ahí, vale decir, el<br />
ahí donde se puede revelar, como también ocultar todo lo que es, con Fink<br />
podemos decir que el hombre es el único ente que da testimonio de lo que es y<br />
del ser en plenitud. Podríamos decir que en nosotros se atestigua el planeta<br />
13 Cf. G. W. F. Hegel: Phänomenologie des Geistes (Hoffmeister), Hamburg 6 1952, 28.