Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel
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Esto tiene que ver con una cuestión de sentido. El filósofo Eugen Fink sostiene<br />
que sólo el hombre realiza todo aquello en busca del sentido, y además en el<br />
caso particular del juego, transita entre ámbitos de realidad e irrealidad, y esto<br />
lo hace espontáneamente el niño. Dice Fink:<br />
“El juego es una posibilidad exclusiva de la existencia humana, jugar<br />
puede sólo el hombre, ni el animal ni dios pueden jugar. Sólo el ente que se<br />
conduce de modo finito con respecto al universo que lo rodea, sosteniéndose<br />
siempre en el espacio intermedio entre realidad y posibilidad, existe en el<br />
juego”.<br />
Como Fink acusa una poderosa influencia no sólo de Husserl, sino<br />
también de Heidegger, ya éste último sostenía en Ser y tiempo que sólo el<br />
hombre muere porque está radicalmente determinado como “ser-a-la-muerte”.<br />
Fink patentemente acoge esto y lo aplica a los cinco fenómenos fundamentales<br />
de la existencia humana, que él considera: como decíamos, muerte y juego,<br />
pero también trabajo, lucha y amor. Y en cada caso Fink tiene que ir<br />
deslindando territorios, y decir, por ejemplo, que sólo el ser humano, porque lo<br />
hace en pos del sentido que ello tiene, mientras que abejas, termitas, hormigas,<br />
sólo en apariencia trabajan, ya que en todo ello están simplemente predeterminadas<br />
por el instinto. Pero Fink plantea a su vez la exclusividad de la<br />
calidad de jugador del hombre como algo problemático, como que el ser del<br />
hombre se juega precisamente en intentos una y otra vez de diferenciarse del<br />
animal. Escuchemos:<br />
“¡Difícil es la delimitación del juego humano frente a lo que se designa en<br />
la investigación biológico-zoológica del comportamiento precisamente como<br />
juego de los animales. ¿No hay indesmentiblemente en el reino animal<br />
numerosos y variados modos de comportamiento que precisamente debemos<br />
designar como un “jugar”? ¿No podemos encontrar otra experiencia para ello?<br />
Sobre todo el comportamiento de los cachorros parece emparentado de<br />
muchas formas con el de los niños, en cuanto a su estilo conductual<br />
sorprendentemente similar. El reciproco cazar y huir, el juego de captura, la<br />
puesta a prueba de las fuerzas crecientes en riñas y aparente lucha, la<br />
inquietud, la urgentemente vital descarga de fuerza y alegría vital, la<br />
conocemos tanto en el animal como en el hombre. Desde su modo de<br />
presentarse hay similitudes notables.<br />
Sin embargo, hay similitudes entre el hombre y el animal no sólo en el<br />
modo de comportamiento de las crías humanas y animales – en tanto ser vivo,<br />
en tanto “animal” estamos emparentados y somos similares al animal, en<br />
innumerables rasgos, tan similares y emparentados que el hombre, desde<br />
milenios, busca siempre una y otra vez nuevas fórmulas para distinguirse del<br />
animal. La antropología tiene quizás uno de sus más fuertes impulsos en está<br />
voluntad de diferenciación”.<br />
En efecto, podemos agregar, todo el crecimiento del ser humano se<br />
desenvuelve precisamente en la perspectiva de superación de lo meramente<br />
natural e instintivo en él, y ello ha tenido tanta fuerza que puede generar hasta<br />
trastornos, lo que ha obligado ciertamente a una vuelta atrás, al origen, y ello<br />
se ha manifestado al modo de reiterados intentos de recuperación del cuerpo y<br />
de un mayor apego a esta vida y este mundo.<br />
259.Gran parte de la tarea de la filosofía se aplica a rescatar los fenómenos ya<br />
interpretados y definidos en la cotidianidad.