Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

precisamente el genius loci. No habitamos en una suerte de espacio abstracto,
tal como si estuviéramos y nos desplazaramos de un punto a punto en algo así
como el eje de las coordenadas, sino que habitamos en lugares que nos
afectan, nos impresionan, nos conmueven, nos sentimos a gusto o a disgusto
en ellos. Y, visto desde esta perspectiva, sucede que también en el encuentro
con el otro, emociona particularmente compartir un mismo lugar, y entonces ya
no necesariamente se trata de un lugar físico, sino eminentemente espirtitual.
Entre muchos aspectos, éste es sin duda el lugar de la comunicación, el lugar
en el que ella es posible. Y ésta es una comunicación de tal índole que no son
necesarias las palabras. Para quienes comparten ese lugar, sucede que el
silencio habla; ellos experimentan un hablar silente. Y nuevamente, de acuerdo
con Heidegger, se trata de que, atendiendo a su concepción del lenguaje, éste
es tanto más propio cuánto más en sí mismo está, y así sucede que en
definitiva es el propio lenguaje que hay en todo, el lenguaje del ser, el que
habla. No cabe duda de que con ello Heidegger logra expresar un máximo
desafío en cuanto al hablar y escribir no sólo para el filósofo, sino para el poeta:
que el hablar surga precisamente de un tal lugar en el que habla el propio
lenguaje del ser.
En contraste con ello, el habitar el mundo por parte del hombre
contemporáneo nos empuja justamente a la pérdida del lugar propio, y
acabamos habitando en una suerte de espacio geométrico, similar al que se da
en los video-juegos o el que experimentamos cuando nos desplazamos a altas
velocidades por alguna super-carretera. Pero, incluso en estos espacios, que
constituyen una especie de no-lugares, tenemos la posibilidad de habitar en el
lugar propio, el cual cuando presentimos que un otro también habita ahí, se
produce un fenómeno ya no sólo de comunicación, sino de comunión. Y en la
comunicación que se da entonces, resulta que son dos sí-mismos en sus
respectivas posibilidades quienes se comunican, y justo en un mutuo
reconocimiento permanentemente sostenido de la mutua posibildad de ser-símismos.
De esta manera Jaspers piensa en la comunicación y en su más
elevada posibilidad.
Cabe destacar que en la íntima amistad que hubo entre Jaspers y
Heidegger, cuando el primero le dice al segundo: "En su cabaña estará
incomparablemente bien. Ojalá pudiera encontrarlo en los valles elevados en
una esquina del bosque", imaginando en ello a Heidegger en el entorno de su
cabaña de Todtnauberg, se expresa en ello la alusión a un lugar que ambos
comparten. Y, claro está ese lugar, que ante todo es un lugar íntimo e
espiritual, puede perfectamente tener una profunda afinidad con la cabaña de
Todtnauberg o alguna esquina del bosque. Y hay además en aquella frase de
Jaspers la alusión al anhelo de un encuentro, el cual es, como vemos, un
encuentro en las alturas. Podríamos decir que Jaspers estuvo siempre, en
cierto modo, encontrando a su amigo en una esquina del bosque; más aún, a
pesar del abismal quiebre que sobrevendrá en esta amistad, siguiendo con
esta misma imagen hecha metáfora, Jaspers y Heidegger, desde la lejanía
entre ambos, seguirían igual encontrándose a la vuelta de una esquina del
bosque, como en un lugar que es un "afuera", más allá de todo parámetro
convencional.
224.Al menos podemos conservar el lugar propio.