Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel
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espectáculo singular que ahora se descubre ante su alma. Todo es nuevo, todo<br />
es vivo, todo respira el interés más apasionado. Un amante ve a la mujer que<br />
ama en la línea del horizonte de todos los paisajes que encuentra, y al caminar<br />
cien leguas para verla apenas un instante, cada árbol, cada roca le hablan de ella<br />
de manera diferente y le enseñan de ella algo nuevo" (p. 292).<br />
Siguiendo las cavilaciones de Barthes, él destaca, entre muchos aspectos,<br />
que las preocupaciones del enamorado en torno a ella o él no tienen que ver con<br />
las preocupaciones corrientes que mueven al mundo; está como separado del<br />
mundo. Los otros, sus amigos o conocidos están “colocados”, son, dicho en<br />
italiano “sistemati”, son, por ejemplo, entre otras cosas, “el marido de...”, y eso<br />
representa una clara posición dentro del sistema, mientras que el enamorado no<br />
tiene ninguna definida. Esto lo hace a ratos experimentar una desazón: mira con<br />
cierta tristeza a los “colocados”, y así le ocurre también a Werther, el personaje<br />
de Goethe. El quiere ser el marido de Carlota, pero ella es de Alberto.<br />
Escuchemos a Barthes deliberar sobre esto:<br />
“Werther quiere colocarse: “Yo...¡su marido! Oh, Dios que me hiciste, si<br />
me hubieras deparado esa dicha, mi vida entera hubiera sido una constante<br />
oración, etcétera”: Werther quiere una plaza que está ya tomada, la de Alberto.<br />
Quiere entrar en sistema (“colocado”, en italiano, se dice sistemato). Puesto que<br />
el sistema es un conjunto en el que todo el mundo tiene su plaza (incluso aunque<br />
no sea buena); los esposos, los amantes, los tríos, los propios marginados<br />
(droga, seducción), bien alojados en su marginalidad: todo el mundo salvo yo” (p.<br />
61).<br />
Así el enamorado se perfila plásticamente en aquel juego que todos<br />
jugamos alguna vez cuando niños en las fiestas de cumpleaños, y es a Barthes a<br />
quien se le ocurre esta ingeniosa comparación:<br />
“Juego: hay tantas sillas como niños, menos una; mientras los niños giran<br />
una dama toca el piano; cuando se detiene, cada niño se precipita sobre una silla<br />
y se sienta, salvo el menos hábil, el menos brutal o el menos afortunado, que<br />
queda en pie, bobo, de más: el enamorado” (ib.).<br />
219.¿Cómo enfrentar incompatibilidades?.<br />
El filósofo Chaim Perelman, que enseñara en la Universidad de Bruselas, en su<br />
Tratado de la argumentación se detiene a analizar cómo enfrentar<br />
incompatibilidades, para lo cual considera fundamentalmente tres actitudes:<br />
lógica, práctica y diplomática. Aquí lo que hay que tener en cuenta es que las<br />
incompatibilidades en donde más suelen producirse es entre un lado,<br />
representado por la conceptos, teorías, normas, principios, convicciones,<br />
creencias, concepciones de mundo, y de otro lado, hechos y acciones.<br />
Pensemos, por ejemplo, la incompatibilidad entre el sistema de educación y la<br />
obtención de lucro. Visto de esta forma, el hombre lógico tiende a resolver la<br />
incompatibilidad que se produce a nivel de la concepción que se tiene de la<br />
educación, mientras que el hombre práctico tiende a resolver esto simplemente<br />
a través de los hechos, es decir, atendiendo probablemente al dinamismo que<br />
se produce en el sistema educional, al abrir la posibilidad del lucro, para<br />
ulteriormente procurar que eso tenga algún respaldo teórico y legal. El hombre<br />
diplomático, o bien tiende a evitar que la incompatibilidad se exprese<br />
efectivamente, o bien tiende a dilatarla y postergarla para más adelante.