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Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

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producido nosotros. Nacemos con la capacidad de ver, oir, sentir, recordar,<br />

imaginar, pensar, soñar, y nada de eso lo hacemos nosotros, sino que es parte<br />

de la gran “fábrica” que es el cosmos, la naturaleza, el universo o el ser – sin<br />

que tenga mayor importancia en este contexto cómo llamamos a aquello. Y,<br />

como decimos, en cuanto al acto de ver, oir, sentir y hasta recordar, imaginar,<br />

pensar y soñar, no lo hacemos nosotros, sino que es el cosmos el que lo<br />

realiza a través nuestro, siendo ello parte de su propia evolución.<br />

Este pensamiento fue determinante en la filosofía occidental con motivo<br />

del surgimiento de una nueva corriente filosófica: el idealismo alemán. Fichte<br />

sostiene: si yo pienso, ello piensa por mí. Y ese “ello” es precisamente el ser o<br />

universo. Lo propio del idealismo alemán – y a Fichte le seguirán Schelling y<br />

Hegel – es convertir el sujeto humano cartesiano-kantiano, el sujeto que<br />

precisamente estaba en juego en el pensamiento de Descartes o de Kant, en<br />

un sujeto universal.<br />

Mas, luego la filosofía posterior al idealismo alemán se olvidó de ello y<br />

las preocupaciones filosóficas pasaron a ser otras. En todo caso, con Jaspers y<br />

Heidegger se retoman algunas de esas cuestiones que estuvieron en juego en<br />

el idealismo alemán.<br />

Pero, cabe reconocer que en aquello olvidado había algo crucial y<br />

decisivo, y que podríamos describir así: somos nada más que hijos del<br />

inconmensurable cosmos. Por lo demás esta intuición, según lo muestra Mircea<br />

Eliade, ya la tenía el hombre arcaico con su creencia en un anima mundi, un<br />

alma del mundo, de la cual simplemente formamos parte.<br />

Por otro lado, es probable que el cosmos, al evolucionar y comenzar a<br />

ver, oir, pensar, y demás, lo haga no sólo a través nuestro, sino de cientos de<br />

miles de millones de otros posibles seres tan concientes y al menos tan<br />

inteligentes como nosotros, y con los cuales supuestamente todavía no nos<br />

contacatamos, y que poblarían también miles de millones de planetas similares<br />

al nuestro.<br />

Sin embargo, el sujeto moderno se experimenta y se autoafirma<br />

fundamentalmene en la separación, en la escisión, en la fisión sujeto-objeto,<br />

por lo tanto ve al objeto, como algo que se le opone, lo cual involucra a los<br />

fenómenos y al entorno.<br />

Filosóficamente podríamos decir entonces que hemos depredado el<br />

medio-ambiente hasta llegar a ser incluso en parte causantes del calentamiento<br />

global, porque nos hemos olvidado de que somos nada más que hijos del<br />

cosmos, no menos que la hoja, la ola o la nube, y en esto, aparte de la filosofía,<br />

la sabiduría del hombre arcaico tiene mucho que enseñarnos.<br />

212.Heidegger prefiere permanecer en la provincia.<br />

El rechazo que hiciera Martin Heidegger del llamado a la Universidad de Berlín,<br />

desistiendo con ello de pasar a ocupar la principal cátedra de las universidades<br />

alemanas tuvo que ver con su decisión de “permanecer en la provincia”. Así lo<br />

constatamos a través de un opúsculo con este propósito que se llama<br />

precisamente Por qué permanecemos en la provincia. Ahí en la provincia<br />

Heidegger está arraigado en la Selva Negra, en su cabaña de Todtnauberg,<br />

rodeado de abetos, de la copiosa nieve invernal, de los vientos que braman en<br />

la noche, de las tormentas eléctricas, de los viejos leñadores que fuman la pipa<br />

en silencio alrededor de una fogata.

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