Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

programáticas – ciencia, arte, técnica, economía, derecho, y otras – y el
carácter individual de las fuentes ocasionales o persistentes.
La universalidad de las fuentes referenciales revela precisamente los
grandes referentes del sentido, y que en mayor o menor grado, con cierto
énfasis en uno u otro, están siempre ahí y cumplen el papel predominante en
relación con la orientación del hombre en su existencia.
La historicidad de las fuentes programáticas se revela en la proyección
de mundo, realizada con apoyo en ellas y la mencionada proyección se va
modificando de acuerdo al desarrollo histórico, las condiciones, necesidades y
desafíos que se presentan en cada época.
Si las fuentes referenciales o programáticas conciernen a la humanidad
o a la sociedad en su conjunto, con las especificidades propias de cada
sociedad y comunidad, las fuentes ocasionales o persistentes del sentido son,
como decíamos, individuales. Es más, en cierto modo la conformación de cada
individuo con su personalidad, su modo de ser, su manera de relacionarse con
cosas y personas, está en gran medida determinada por las fuentes
ocasionales, y más que eso, por unas fuentes ocasionales que se han vuelto
persistentes, y con las cuales nos atan vínculos y compromisos. Así la ocasión
de conocer una persona puede eventualemente pasar de ser una fuente
ocasional a una fuente persistente de sentido, en la medida en que ella se
convierte en tu pareja.
Y también hay que reconocer aquí que estas fuentes ocasionales o
persistentes del sentido reciben su orientación en último término, de las fuentes
referenciales, ya que por de pronto que esa persona te haya gustado tiene que
ver con el erotismo y el amor. Lo mismo si alguna vez te interesaste por un libro
de poesía y posteriormente llegaste tu mismo a ser poeta (ello tiene que ver
tanto con las fuentes referenciales del saber como de la creatividad).
Es patente además también aquí un fenómeno de sinergia entre las
fuentes; unas se potencian con otras: una fuente persistente recibe su más
propia orientación en conjunción con las fuentes referenciales, y entiéndase,
con alguna o varias de éstas en particular. Así el amor que le tenemos a
alguien lo vivimos como fuente persistente. De similar modo solemos
alimentarnos de fuentes ocasionales que están ligadas a nuestras fuentes
persistentes. Y, cabe agregar, que es reconocible que prácticamente todas las
fuentes sin excepción se potencian con fuentes icónicas; así el cetro, la
espada, un castillo o un rascacielos son fuentes icónicas del poder; lo mismo
los cuerpos lo son de lo erótico; la cruz, la media luna de distintas religiones;
pero, está claro, también mi escritorio, el lugar en que nos conocimos con
alguien, el bar al que solemos ir, todo ello suele ser fuente icónica de fuentes
ocasionales o persistentes de sentido.
Por último, hay que destacar que las fuentes referenciales son a tal
punto determinantes que todas las fuentes se inspiran en ellas, dándole una
cierta expresión al amor, a la amistad, al poder, al saber, y otros. Es lo que, por
ejemplo, hace la religión, la moral, el derecho, la economía, la técnica, el arte, y
otros. Vistas de esta forma, las fuentes referenciales como fuentes de
inspiración para toda otra fuente, reconocemos en ellas un carácter pasivo que
al mismo tiempo es capaz de desplegar una enorme actividad, en particular en
las fuentes programáticas, encargadas de la proyección de mundo.
190.Entre el sentido y el sin-sentido.