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Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

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Recién, cuando el cadáver del jefe tribal se ha podrido, termina la fiesta, y se<br />

reinstauran nuevamente los interdictos.<br />

Interesante aquí es traer a colación los análisis que hace Bataille en<br />

relación con una de las formas del erotismo sagrado, cual es el cristianismo. Nos<br />

dice que el cristianismo representa la “moral del interdicto”, en que sucede que la<br />

transgresión es interpretada como degradación, de tal manera que ella no tendría<br />

más cabida ni justificación. Sin embargo, como el cristianismo proviene, como<br />

toda religión, del paganismo – donde sí se ha manifestado el erotismo sagrado a<br />

través de la transgresión – sucede entonces que en el cristianismo también se dio<br />

originariamente la transgresión. El ejemplo que él pone para ello es el de la<br />

crucifixión, es decir un sacrificio humano, el sacrificio del Dios-hombre.<br />

Y este sacrificio, agrega, es rememorado en la misa a través de un<br />

“canibalismo”, pero tan sólo simbólico, en el que comemos y bebemos el cuerpo y<br />

la sangre de Cristo (el pan y el vino). Esto también ha sido planteado por Freud.<br />

Singular e interesante esta tesis del canibalismo simbólico en la misa,<br />

puesto que nos hace ver que en aquellas formas primitivas de erotismo, a saber<br />

de transgresión de los interdictos que protegen nuestra discontinuidad y la del<br />

otro, se estaba preparando la transgresión más compleja que es la que se dará<br />

con nuestras más sutiles maneras de enamorarnos y de vivenciar el amor.<br />

175.En el erotismo anhelamos insternarnos en un flujo.<br />

Siguiendo el pensamiento del erotismo de Bataille, cabe decir que en lo erótico<br />

anhelamos fundirnos con algo otro, prolongar nuestro ser más allá de nosotros<br />

mismos, en otras palabras, nuestra discontinuidad anhela integrarse en un<br />

continuum, una especie de flujo cósmico.<br />

Agreguemos ahora que la vida, el tiempo, la historia, música son<br />

expresiones del continuum, de la continuidad. Es por ello que la experiencia de<br />

insertarse en el continuum es una experiencia radical que nos acerca a la vida, al<br />

tiempo o a Dios.<br />

Esto es muy visible en el caso de la música. ¿Cuándo verdaderamente la<br />

sentimos? En cierto modo, cuando nos hacemos unos con ella. O también, puede<br />

ejemplificarse lo anterior de la siguiente manera: ¿Cuándo verdaderamente<br />

bailamos al compás de una música? Nuevamente, cuando nos hacemos unos<br />

con ella, lo cual implica un cierto salir de sí mismo y entregarse a lo otro – la<br />

música – así como lo hace el macumbero en Brasil, que acaba entrando en<br />

trance, o los distintos coribantes de variados rituales practicados a lo largo de la<br />

historia.<br />

Y esta experiencia de salir de sí mismo es también la propia de la droga, lo<br />

cual a su vez nos hace ver que por tener esta experiencia este caracter de un<br />

des-doblamiento, aunque parcial, de pronto puede suceder que no encontramos<br />

el camino de retorno hacia nuestro yo habitual. De ahí que esta experiencia es<br />

también peligrosa.<br />

El siguiente punto, que destaca Bataille, resulta también de singular<br />

importancia: el erotismo es expresión de un derroche, derrame, desborde. Esto lo<br />

muestra en una cercanía con la naturaleza, que se derrama en formas, colores,<br />

olores, sabores, donde sucede, por ejemplo, que en la reproducción de los<br />

árboles son innumerables las semillas que se pierden, etc.

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