Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel
Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel
Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
más probable es que viva menos.<br />
Mas, probablemente, cabe agregar en este caso, lo que Chin Yen formó<br />
fue tan grande que marcó lo que es China para siempre, y en este sentido por<br />
esta vía indirecta, podría decirse, que sí alcanzó la inmortalidad tan anhelada.<br />
Se puede hacer una comparación con la salud. Ella también<br />
significativamente está determinada por un dejar-ser, por un dejarse llevar por<br />
la vida, sin pretender uno encauzarla, a través de medicamentos, ya que la<br />
consecuencia que suele traer ello es que el cuerpo pierde su equilibrio, el cual<br />
luego resulta muy difícil restablecerlo.<br />
Y así podrían a su vez considerarse todas las vivencias más radicales<br />
del ser humano, como el amor, la creación e incluso el pensar. Tan sólo tienen<br />
propiamente lugar esas vivencias en la medida en que nos entregamos a ellas.<br />
Por ejemplo con el pensar sucede que, cuando verdaderamente se da de esta<br />
forma, los <strong>pensamientos</strong> en cierto modo se nos presentan como en una<br />
película, sin que seamos nosotros quienes los comandamos; es como si una<br />
fuerza propia los impulsara y nosotros tan sólo debemos estar los<br />
suficientemente atentos para ir captando cómo se ilan unos con otros y qué es<br />
lo que nos dicen.<br />
170.El amor distinto del deseo.<br />
José Ortega y Gasset le critica a Santo Tomás de Aquino su concepción del<br />
amor que lo liga con el deseo. Citando el filósofo español a Tomás en sus<br />
Estudios sobre el amor, enfrenta él la siguiente fórmula:<br />
"el amor es el deseo de algo bueno en cuanto bueno - concupiscible circa<br />
bonum -; el odio, un deseo negativo, una repulsión de lo malo en cuanto tal -<br />
concupiscibile circa malum"<br />
Ello lo relaciona Ortega a su vez con el planteamiento de que el deseo es<br />
una fuerza centrípeta – deseo algo para mí, es decir intento apropiármelo, hacerlo<br />
mío – mientras que el amor sería una fuerza más bien centrífuga, vale decir, ella<br />
comenzaría justo ahí donde el deseo ha sido colmado.<br />
Ortega y Gasset reconoce en ello una filiación mayor con la concepción<br />
del amor de San Agustín, para el que se trata de que el amor es mi peso, y por él<br />
voy doquiera que voy.<br />
En otras palabras para Ortega el amor sería pura dilapidación, pura<br />
entrega, incluso involuntaria (y por eso también distinta del deseo), pura gracia<br />
que se derrama en lo amado.<br />
Mas, si el amor es de este modo distinto del deseo, ello se explica también<br />
porque a la vez que está en juego el deseo, también lo está el no-deseo, aquél<br />
camino oriental budista y taoísta, que probablemente nos lleva por un camino del<br />
amor distinto.<br />
En nuestro existir nos encontramos a la vez en la encrucijada entre dos<br />
caminos: el del deseo y el del no-deseo, correspondiendo este último a lo que<br />
significa el tao. Ambos nos interesan en este contexto como caminos del amor,<br />
pero al mismo tiempo también como caminos existenciales de autorrealización.<br />
¿Me realizo a través del deseo? ¿O, más bien, a través de una suspensión del<br />
deseo se me descubre algo más profundo que me invita a llegar más lejos? El<br />
deseo normalmente es presa de lo inmediato, el no-deseo me prepara para lo<br />
que de veras vale la pena y que más se ajusta a mí.<br />
En gran medida, la crisis de la sociedad occidental se debe a que ha