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Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

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historia y, según veíamos, realidad, ya ha quedado atrás, desapareció en la<br />

noche de los tiempos, en un punto, un momento relativamente indefinido del<br />

pasado que él llama “punto Canetti”, tomando en cuenta de que el nobel<br />

escritor Elías Canetti ha concebido una idea similar.<br />

166.El erotismo y el náufrago.<br />

Desde antiguo se ha reconocido en el erotismo y en el amor una experiencia de<br />

salir de sí mismo al encuentro con algo Otro, que puede ser una persona – ella<br />

o él – o también el tema para el escritor y el artista en general. Mas, en este<br />

salir-de sí-mismo, si acaso se cumpliera a cabalidad, significaría ello que<br />

morimos, que no podemos retornar a nuestra individualidad. De ahí que el<br />

matrimonio entre amor y muerte, incluso con anterioridad a distintos desarrollos<br />

filosóficos y psicológicos (por cierto Sigmund Freud también) que plantean<br />

esto, se ha presentado esta intuición de manera espontánea en la plástica.<br />

Esto último ya es bastante decidor, ya que permite constatar que el hombre, el<br />

enamorado, de manera espontánea en sus vivencias eróticas y amorosas<br />

experimenta esta cercanía con la muerte.<br />

Así también Georges Bataille concibe el erotismo en este perpetuo<br />

encuentro entre erotismo y muerte que parecen saludarse desde lejos y a<br />

veces acercándose mucho uno con otro. En los términos técnicos de su<br />

pensamiento se trata de que salimos del encierro en nuestras discontinuidades<br />

individuales para fluir y dejarnos llevar como por las olas del océano, en un<br />

continuum. Mas, al mismo tiempo sucede, según el filósofo y sociólogo francés<br />

que precisamente debido a que traspasar el límite de nuestra discontinuidad e<br />

insertarnos totalmente en el continuum, trae consigo la muerte, lo erótico lo<br />

vivimos en la cercanía de esa frontera sin atravesarla. Ello es lo que tiene que<br />

ver con el goce erótico que se manifiesta por lo tanto en un estar a punto de<br />

sucumbir. Esta experiencia, en rigor, es descrita como la del naúfrago que está<br />

en un estado de zozobra al borde de la muerte.<br />

Es curioso pues que la mayor afirmación de la vida que se da en el<br />

erotismo (y así lo ve el propio Bataille) coincida con la muerte. Mas, cuando<br />

bien lo pensamos, esto no resulta tan extraño: por ejemplo, en las guerras, y<br />

me refiero a las guerras tradicionales, no las actuales, en que se ponía en<br />

juego la bravura, como una máxima expresión vital, también ello muestra una<br />

clara coincidencia con la muerte.<br />

Y así también el modo como otro filósofo-sociólogo francés,<br />

extraordinariamente lúcido – Roger Caillois – piensa el juego, se trata en ello<br />

de que, de acuerdo a la clasificación de juegos que nos propone, habría, entre<br />

otros juegos de vértigo, en los cuales sucede precisamente que ponemos la<br />

vida en juego. También aquí pues, en lo lúdico, la cercanía con la muerte.<br />

¿Y no será entonces que estos fenómenos – la guerra o el juego – son<br />

también formas de erotismo?<br />

167.Entre el deseo occidental y el no-deseo oriental.<br />

Desde luego cuando hablamos de ‘occidente’ está claro que ello no<br />

corresponde más a límites geográficos. El planeta significativamente se ha<br />

occidentalizado y Japón como hoy en día China, Singapur, Corea del Sur o<br />

Taiwan tienen una impronta manifiestamente occidental. Mas, por suerte que

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