Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel
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Y amar en plenitud no sólo a la amada, a los hijos, a los padres, al<br />
prójimo, sino también a los animales, las plantas, el entorno, el universo entero,<br />
y por cierto a lo supuestamente divino.<br />
Todo comienza y termina así en el amor y por ello se entiende que él<br />
esté tan íntimamente emparentado con el sentido. Es más, en esto parece no<br />
haber alternativa: el amor es el sentido, o, si se quiere, es lo único que nos<br />
puede dar de veras sentido.<br />
157.El amor según San Agustín.<br />
"Dilige, et quod vis fac!". ("¡Ama y haz lo que quieras!").<br />
Así nos dijo San Agustín. ¡Qué admirable concisión y lucidez! Como que<br />
en esas cuatro palabras está contenida toda la sabiduría del mundo. Y por<br />
cierto Cristo, en quien él se inspira, fue precisamente eso lo que enseñó, mas<br />
el mundo y la historia de la humanidad siempre se están apartando de ésta, la<br />
más grande de todas las verdades.<br />
Que algo parecido a este mensaje universal de amor nos comunicara<br />
Buda con su enseñanza de la compasión, de ello tampoco cabe ninguna duda.<br />
Y lo mismo cabría decir de Sócrates con su pensamiento particularmente<br />
centrado en la justicia.<br />
Como, por otro lado corresponde nombrar también aquí a Platón, su<br />
discípulo, el cual escribe una de las obras más bellas de todos los tiempos, en<br />
torno a eros, el amor – El Banquete.<br />
Pero, volvamos a la cita de San Agustín: ama y haz lo que quieras.<br />
Tengamos en cuenta lo que dice la segunda parte de esa sentencia: “lo que<br />
quieras”. Atendamos a lo decidora que es, en la medida en que ella recién le da<br />
toda la fuerza y la radicalidad a la primera, que dice simplemente “ama”. En<br />
otras palabras, basta simplemente con que ames, nada más, y todo lo demás<br />
está resuelto.<br />
No hay sino el amor, incluso como camino y respuesta ética, pero<br />
también de la educación, de la política, y en rigor, de todo. Si hacemos filosofía,<br />
ciencia, arte, si practicamos un deporte, todo ello cobra sentido en la medida en<br />
que lo hacemos con amor.<br />
Y, siguiendo a San Agustín, él dice también:<br />
"Amor meus, pondus meum; illo feror, quocumque feror"<br />
("Mi amor es mi peso; por él voy dondequiera que voy").<br />
Estrictamente hablando, la primera sentencia ya contiene todo y esta<br />
segunda se mueve dentro del camino que la primera ha abierto. Mas aquí se<br />
agregan igual nuevas ideas e imágenes; por de pronto, el amor como peso,<br />
pondus (mi amor es mi peso), pero como uno tal no en el sentido de lo pesado<br />
y gravoso, sino peso como lo que valgo, como también como lo que es mi<br />
medida, aquello que arroja su resultado al ponerlo en una balanza, una suerte<br />
de balanza divina, de un Dios que es precisamente amor.<br />
Luego la segunda parte de esta sentencia nos dice: por él (por el amor)<br />
voy dondequiera que voy. Aquí destaca pues la idea de camino, siendo el amor<br />
el que le da una dirección a este camino, su orientación.