Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

“Sin fatiga mueve el universo con el poder de su espíritu”.
Critias, que fuera discípulo de Sócrates y al que Platón le dedica un
Diálogo que lleva su nombre, sostiene que lo divino lo introdujo un hombre
sagaz y astuto.
Agreguemos aquí de paso que Critias fue un tirano ateniense,
desterrado al término de la Guerra del Peloponeso, que regresó con otros
exilados al caer Atenas en manos de Esparta en el 404 a.C., convirtiéndose
en el jefe de los 30 tiranos establecidos allí por los espartanos. Fue
particularmente severo con los demócratas, a muchos de los cuales hizo
ejecutar sin juicio previo. Al final su destino se selló con ellos, ya que muere
en lucha con los demócratas en el Pireo. Al traer a colación estos episodios
de la vida de Critias, corresponde hacer el comentario que no parece
reconocerse en nada a alguien que fuera discípulo de Sócrates.
Prodicos de Ceos, la Isla del Mar Egeo del archipélago de las Cícladas,
que fue un sofista también coetáneo de Sócrates (vive entre el 460 y el 399
a.C.), como por otra parte fue embajador de Ceos en Atenas, sostiene que
aquello que dura y sirve es reconocido y venerado como dios.
153.El ateísmo y la Enciclopedia.
Denis Diderot fue el artífice de la Enciclopedia, la Encyclopédie ou
dictionnarise raissonné des sciences, des arts, et des métiers, cuya
publicación se completó en 1765, apareciendo en total en 17 volúmenes. En
ella colaboran varios de los más sobresalientes pensadores, científicos e
investigadores como el Barón de Holbach, Rousseau, Montesquieu,
D’Alembert, Turgot, y otros. Diderot destaca por ser uno de los representantes
del ateísmo. Simulando un diálogo en el que la Naturaleza se dirige al
hombre, dice lo siguiente:
«En vano supersticioso buscas la felicidad más allá de los límites del
mundo, en los que yo te he puesto. Osa liberarte del yugo de la religión, mi
soberbia rival, que desconoce mis derechos; renuncia a los dioses que se han
apropiado de mi forma, y retorna al imperio de mis leyes».
Diderot provenía de Langres, de la región de Champagne. Se ganaba la
vida traduciendo, catalogando y ordenando, e incluso escribiendo discursos. Su
obra Pensamientos filosóficos de 1746 fue quemada por decreto del
Parlamento de París. Más tarde sufriría también encarcelamiento por otro de
sus escritos. Una vez libre comenzó a urdir la idea de una Enciclopedia que
incluyerá todo el conocimiento humano, alcanzado hasta allí. De alguna forma
el ateísmo de Diderot irradió sobre el conjunto de la Enciclopedia, que tiene
una orientación más bien materialista. La Enciclopedia pasó a ser en su época
el órgano de los pensadores radicales y se convirtió en un agente orientador de
la opinión pública contra los abusos del ancien regime, el viejo régimen.
Como, a pesar de la laboriosidad característica de Diderot, nunca pudo
disfrutar de una holgura económica, la Zarina Catalina II de Rusia, la déspota
ilustrada de origen alemán que provenía de Heidelberg, se compadeció de él;
sobre todo en vistas de la admiración que le profesaba, y ya cuando vivía
Diderot sus últimos años, la Zarina adquirió su biblioteca que la dejó en París a
cargo del propio pensador, pagándole por ello una pensión anual.
Holbach, en verdad, el Barón Paul Henri Dietrich de Holbach, que fuera
a su vez discípulo precisamente de Diderot, y que profesara un ateísmo tan