Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel
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Hegel: «Así es Dios uno y único objeto de la filosofía; ocuparse de él,<br />
reconocer todo en él, retrotraer todo a él, así como derivar todo lo particular<br />
de él» y «justificarlo todo, en tanto emana de él, se mantiene en un nexo con<br />
él, vive de su iluminación y en ello tiene su alma», es su tarea; «La filosofía es<br />
por ello teología»; «La filosofía es en el hecho mismo servicio a Dios».<br />
Paul Tillich: «El preguntar existencial» es una «pasión teológica»; «El<br />
impulso a la filosofía lo da «un elemento teológico»; «Cada filósofo creador es<br />
un oculto teólogo».<br />
Scheler: «El hombre es el portador de una tendencia que trasciende todos<br />
los valores vitales y cuya dirección va a “lo divino", es el buscador de Dios».<br />
Jaspers: Filosofar es, así considerado, “interpretar las cifras de la<br />
trascendencia”; y en otro lugar dice: “Dios es/... / la trascendencia”.<br />
Agreguemos aquí todavía una cita de Descartes en carta a Mersenne del<br />
6.5.1630, que trae Karl Löwith en su obra sobre Dios, hombre y mundo en la<br />
metafísica de Descartes a Nietzsche:<br />
“No corresponde omitir decir que, si Dios no es, nada más de lo que es,<br />
sería verdadero; porque la existencia de Dios es la primera y la más eterna de<br />
las verdades que pueden ser, y la única de la cual proceden todas las otras”.<br />
150.Uno se puede autodeclarar ateo, pero también se puede ser acusado de<br />
tal.<br />
Podríamos decir que precisamente porque se ha concebido a la filosofía<br />
como filosofía teológica, desde el momento que la pregunta por el ser<br />
conduce en última instancia a la pregunta por el posible Dios, así también es<br />
importante destacar que en el seno de la filosofía se han desarrollado<br />
distintas posturas ateas a lo largo del tiempo. Mas, ello no significa que se<br />
abandone la filosofía teológica, sino que – como lo observa por lo demás el<br />
filósofo Wilhelm Weischedel, que se declara ateo – igual se permanece ligado<br />
a ella, aunque sea en un sentido de negación. Esto es lo que ejemplarmente<br />
representa el ateísmo de Ludwig Feuerbach. Por ejemplo, Feuerbach sostiene<br />
que Dios es «la esencia absoluta del alma humana».<br />
Mas, demasiadas veces la cuestión del ateísmo no ha correspondido a<br />
una cuestión objetiva. En el mundo griego la acusación equivalente no era de<br />
ateísmo, sino de asebía, impiedad. A Sócrates precisamente le recayó esta<br />
acusación que, agregada a otras, podríamos decir, le costó la vida. La<br />
acusación era la de negar los dioses de la ciudad, pero a la luz del<br />
pensamiento socrático que conocemos, esta acusación resulta muy dudosa.<br />
Es así como, con independencia de filósofos que se declararan ateos<br />
como el ya nombrado Feuerbach, pero también cabe incluir en la lista a<br />
Voltaire, Marx, Nietzsche y Sartre, la cuestión del ateísmo ha revestido la<br />
forma de una acusación de alguna religión – de la Sinagoga o de la Iglesia –<br />
como es el caso de Spinoza, afectado por ambas, o de Fichte, que a raiz de<br />
su supuesto ateismo perdiera la cátedra en la Universidad de Jena, como por<br />
lo demás nuevamente es el caso de Feuerbach, exonerado de la Universidad<br />
de Heidelberg, y que, a diferencia de Fichte, nunca más pudo volver a<br />
enseñar en una universidad alemana.<br />
Löwith dedica una buena parte de su obra Dios, hombre y mundo a<br />
Spinoza, y recuerda cómo en cierto momento el filósofo holandés,<br />
respondiendo a las acusaciones de ateo, manifiesta su estupor, en vistas de