Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

el homo sapiens sapiens no hemos completado todavía una sola vuelta, ya que
ésta demora alrededor de 250.000.000 de años.
Nuestra galaxia tendría unos 100.000.000.000 de estrellas. A su vez ella
pertenece a un sistema local conocido como M 31 (galaxia de Andrómeda), M
33 (galaxia del Triángulo), y otras 20 más; este grupo se integra a su vez en el
de Virgo, que sería nuestra hipergalaxia, el cual, por su parte, se integra
nuevamente en la nube de galaxias de Coma Berenices. Y así llegamos a un
supuesto cúmulo de galaxias, el cual nuevamente se integraría en un supercúmulo.
En definitiva, estamos hablando de cientos de miles de millones de
galaxias, que se mueven a velocidades cada vez más vertiginosas, pero
recorriendo unas distancias siderales tan amplias que observadas desde
cualquier astro más cercano parece que no se movieran.
Pero, como si este enjambre inconmensurablemente gigantesco de
galaxias no fuera ya lo suficientemene azorador y enigmático, se suma a ello
que desde los últimos años se presta cada vez más atención a los hoyos
negros, donde supuestamente las leyes conocidas hasta ahora entran en
suspenso, y donde probablemente habría la posibilidad de ingresar a nuevos
universos, como, por otro lado, cobra cada vez más fuerza la teoría del
universo no-observable, la materia oculta, que representaría un porcentaje
mucho mayor del universo que el correspondiente al universo fenoménico
observable.
Tal vez podría decirse con cierta justificación que, a grandes rasgos,
esto es todo lo que sabemos de la gran mansión del universo en que
habitamos. Y aparentemente se hace cada vez más plausible la idea de que el
universo conocido no es sino una ínfima porción del universo no-conocido.
147.El triple encuentro entre ciencia, filosofía y teología.
Cuando tenemos presente la plenitud, ya sea del universo o del ser, podríamos
decir que allí se encuentran la ciencia con la filosofía. Mas, probablemente lo
que las divide es no solamente el modo de abordar lo que se investiga o
piensa, sino sobre todo qué es lo que estaría autorizado que entre en uno u
otro discurso. Así, por ejemplo, si los astrofísicos, como ejemplarmente lo hace
Stephen Hawking, plantean que la pregunta por lo que habría antes del bigbang
no está permitida, ya que con esa explosión originaria habría comenzado
el tiempo mismo, desde la cosmología filosófica es plausible que antes del bigbang
efectivamente no haya tiempo, sino eternidad, que es supra-temporal.
Pero, esto lo puede sostener la filosofía, no la ciencia.
Ello nos muestra que, alcanzado ese punto de la plenitud o totalidad, las
aguas de la ciencia y de la filosofía a la vez que se juntan, inmediatamente se
separan.
Mas, igual es preciso y conveniente reconocer que al menos hay un
lugar de encuentro, al cual a su vez llega un tercer visitante: la teología.
Nuevamente de cara a la mencionada plenitud, el hombre religioso nos viene a
hablar de lo divino y de Dios.
Extraordinario encuentro triple éste que perfectamente lo podemos
imaginar como un encuentro entre distintos personajes, cada uno con su
carácter, estilo y modo de ver. Los tres de cara al enigma absoluto del ser o del
universo y que cada uno percibe a su modo: