Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel
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Se llega así paulatinamente a la idea de que en el inmenso universo hay<br />
multitud de “universos-isla” que probablemente contienen infinidad de sistemas<br />
solares y planetas como el nuestro.<br />
Pues bien, de acuerdo a lo que sabemos en el último tiempo, nuestra<br />
galaxia tiene forma espiral, que consta de un llamado halo central y el disco,<br />
ubicándonos nosotros en alguno de los surcos de este disco. El brazo o surco<br />
en el que nos encontramos es llamado el de “Quilla-Orión-Cisne”. Otro brazo<br />
cercano al nuestro es el de Perseo. Por otro lado, nuestra galaxia tendría un<br />
diámetro de unos 100.000 años luz (Herschel había supuesto apenas 6.000).<br />
Tengamos en cuenta en ello que la luz recorre 300.000 kilómetros en un<br />
segundo. A su vez el espesor máximo del disco de nuestra galaxia es de<br />
20.000 años luz, y donde se ubica nuestro sistema solar, apenas 2.500 años<br />
luz. La posición del sol respecto del centro de la galaxia es relativamente<br />
excéntrica (supuestamente está a unos 30.000 años luz del centro).<br />
Por otra parte, todo lo que va girando en este disco, incluido nuestro<br />
sistema solar, gira a velocidades muy diversas en torno al centro galáctico,<br />
similar en esto a las distintas velocidades de los planetas en torno al sol. Y<br />
estas velocidades son particularmente sorprendentes: la nuestra con nuestro<br />
sistema solar girando en torno al centro galáctico es nada menos que de 216<br />
Kms./seg., y aún así para dar una sola vuelta en torno a la galaxia, la demora<br />
es alrededor de 250.000.000 de años. Esto quiere decir que durante la última<br />
vuelta aparecieron distintas formas de vida en nuestro planeta (reptiles,<br />
coníferas, saurios gigantescos), y que por supuesto nosotros, como<br />
humanidad, no alcanzamos todavía a completar esa vuelta. En otras palabras<br />
somos hasta ahora bastante menos que un día del año del sol.<br />
Y un último dato, nuestro sol-estrella es nada más que uno entre los<br />
otros del total aproximado de 100.000.000.000 de estrellas de que se compone<br />
tan sólo nuestra galaxia a la que pertenecemos.<br />
146.Nuestro conocimiento constata a fin de cuentas de que existimos en un<br />
innumerable enjambre de galaxias.<br />
Aquello que en la epistemología se ha llamado con Kuhn “cambio de<br />
paradigmas”, teniendo en cuenta en ello que, por ejemplo, debido al avance<br />
científico, pasemos de un modelo mecanicista a uno organicista, o la<br />
concepción de los seres vivos y del hombre que trae consigo la teoría de la<br />
evolución, resulta desde luego también aplicable al cambio que se ha<br />
producido en la nueva concepción del universo que despierta en el siglo XX.<br />
Ello es comparable a lo que suscitó Copérnico con su teoría heliocéntrica, al<br />
superar el geocentrismo, o lo que significara asumir que la Tierra no es plana,<br />
sino redonda y achatada en los polos.<br />
Y este cambio de paradigma, o incluso de horizonte, se cifra en<br />
particular en la constatación de que dejó de haber un cielo de estrellas fijas, y<br />
que en verdad está todo en movimiento, y además a velocidades vertiginosas.<br />
Por de pronto la Tierra rota sobre su eje a unos 1.600 Kms./hr., pero su<br />
velocidad de traslación alrededor del sol es de 29.8 Kms./seg., vale decir,<br />
107.280 Kms./hr., y a su vez la velocidad del sistema solar al que<br />
pertenecemos girando en torno a la vía láctea a través de uno de sus Brazos,<br />
el llamado “Quilla-Orión-Cisne”, al que pertenecemos, es de 216 Kms./seg.,<br />
vale decir, 777.600 Kms./hr. Aún así, desde el nacimiento de los reptiles hasta