Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel
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ealmente puede ser lo más grande que hay; de lo contrario, no lo sería. Y<br />
como aquello, lo más grande es lo que llamamos Dios, por lo tanto Dios existe.<br />
Siglos más tarde Kant habrá de criticar el argumento ontológico de San<br />
Anselmo, arguyendo que no estamos autorizados a transitar desde lo que<br />
pensamos al supuesto de su existencia real.<br />
Mas, continuando con este diálogo que atraviesa las épocas hacia atrás<br />
o hacia delante, en Santo Tomás, medio milenio antes de Kant, podemos<br />
encontrar que, por anticipado, él tiene en cuenta esa crítica kantiana,<br />
esgrimiendo una posible defensa frente a ella. Leemos en la Suma Teológica:<br />
"El ser es la actualidad de toda forma o naturaleza: La bondad o la<br />
humanidad no significan nada en acto, sino en la medida en que se significa<br />
que son. Es necesario, por tanto, que el mismo ser se compare a la esencia<br />
que es distinta de él, como el acto a la potencia. -Ahora bien, como en Dios<br />
nada es potencial, se sigue que en Él la esencia no es distinta de su ser. Por<br />
consiguiente, su esencia es su ser".<br />
141.La filosofía ha sido tradicionalmente “filosofía teológica”.<br />
Singular asunto es que la filosofía haya sido desde sus orígenes “filosofía<br />
teológica”, en otras palabras, ha sucedido que la pregunta por lo más radical e<br />
universal – el ser – se ha aliado con la pregunta por lo que ante todo reclama<br />
para sí ser eso, lo más universal y radical, pero también lo más fundamental, el<br />
Fundamento mismo de cuanto hay – vale decir, Dios.<br />
Esta amalgama ha sido pues inevitable. Dios y el ser se presentan, de<br />
este modo, como algo Uno, inseparable, y por supuesto quien haga filosofía a<br />
fondo tendrá que reconocer esto o al menos tener una postura frente a ello.<br />
Aquí está en juego también, por eso mismo, algo innegable,<br />
indesmentible e insoslayable.<br />
Así ejermplarmente Aristóteles, al abordar la pregunta por el ser – a su<br />
modo y desde sus categorías de pensamiento – se encuentra al final con Dios.<br />
Los pasos argumentales de que consta este desenvolvimiento son,<br />
sucintamente expuestos, los siguientes:<br />
1.Por de pronto que cabe preguntarse por el ser con la mirada puesta en<br />
lo que es.<br />
2.Que eso que es está determinado por lo que es causa.<br />
3.Que las causas remiten a otras causas, ya que cada causa es a su vez<br />
efecto de otra anterior.<br />
4.Que en la regresión que se genera de este modo, ya que cada causa<br />
remite a una anterior, es necesario que haya un punto de parada, en otras<br />
palabras, que no puede haber una regresión al infinito.<br />
5.Que tiene que haber por lo tanto una primera causa, siendo ella misma<br />
in-causada.<br />
6.Que, por no ser ella efecto de una causa anterior, ella tendría que ser<br />
a su vez su propia causa, es decir, tendría que ser causa de sí – aquello que se<br />
llamó posteriormente en la latín causa sui.<br />
7.Y esto así pensado como causa de sí mismo, únicamente puede ser<br />
Dios. 8.Por lo tanto “Dios existe”.<br />
Esta demostración, que es notable y extraordinaria por su brillantez,<br />
antes de entrar en disquisiciones acerca de si está bien la demostración<br />
misma, si es correcta, o si acaso incluso siquiera se puede justificar una