Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

paralizados, quedamos enmudecidos, pasmados, atónitos. Sólo así nuestra
alma puede ser liberada y recién puesta en el camino de la verdad.
Notable en la catarsis es además la correspondencia que manifiesta con
la relación alma-cuerpo. Normalmente sólo nos preocupamos de que nuestro
cuerpo está contaminado con mucha toxina y procuramos depurarlo, para lo
cual practicamos algún deporte. Pero, nuestra alma ¿acaso no requiere
también y quizás mucho más de similar tratamiento?
134.La tragedia de Sócrates comienza cuando Querefonte consulta al Oráculo
de Delfos.
El libro La razón heroica (Sócrates y el oráculo de Delfos), publicado en 2006,
del filósofo chileno Humberto Giannini se centra sobre todo en la anécdota del
amigo de Sócrates – Querefonte – que fue al Oráculo de Delfos y le consultó
acerca de quién sería el hombre más sabio de Atenas, y el Oráculo le
respondió que Sócrates.
Podemos imaginar la impresión que le ocasionara a Sócrates esta
sentencia oracular. Tengamos en cuenta que en Delfos, en el Monte Parnaso
(monte sagrado) no muy lejos del Estrecho de Corinto, estaba la Pitía, cuyo
nombre deriva de la Pitón, vale decir, es poseedora de la sabiduría de la
serpiente mitológica, y en el mismo lugar donde ella se ubicaba, entre dos
rocas, está nada menos que el omphalos, el ombligo del mundo.
Pues bien, el destino y la tragedia de Sócrates se fraguan a partir de
este saber, de esta toma de conocimiento de la sentencia de la pitonisa. Ello se
debe a que – según nos va mostrando Giannini en su obra que, en rigor, es
una pieza teatral – Sócrates lo que hará a continuación será comprobar la tan
increíble verdad de la sentencia oracular, en vistas de lo cual habrá de inquirir,
detener a destacados conciudadanos, como al General Laques y preguntarle
qué es la valentía, detener a Protágoras, a Gorgias, a Eutifrón, y no sólo
preguntarles a ellos sobre un tema u otro, sino procurando saber si acaso
alguno de éstos sería tal vez el ateniense más sabio; al constatar que no lo
son, procederá a refutar lo que sostienen, todo lo cual lo irá convirtiendo en
alguien molesto, perturbador, en un “torpedo”, el pez eléctrico que paraliza a
quien toca, según lo habrá de comparar Menón en el Diálogo del mismo
nombre. Al final de este proceso Sócrates no solamente llegará a la conclusión
de que él sería el más sabio, ya que al menos sabe que no sabe nada, sino
que el haber sabido del vaticinio le traerá nada menos que la muerte.
Esta conexión entre saber y tragedia nos da mucho que pensar. Ella
tiene que ver exactamente con la concepción de lo trágico de Karl Jaspers, y
que podemos leer en su libro Esencia y formas de lo trágico. Si tomamos lo
trágico según como se muestra ejemplarmente en Edipo Rey, la obra de
Sófocles, podemos decir que hay tragedia sólo en tanto Edipo llega a saber,
incluso ofendiendo a Tiresias – el adivino, el pitoniso, que ahí se presenta –
que no le quiere decir la verdad, y echándole en cara que él – Edipo – ha
descifrado el enigma de la esfinge y ello sobre la base del saber y no de la
interpretación del vuelo de los pájaros, como lo hacen los adivinos. Y como el
oráculo le había vaticinado a Edipo que asesinaría a su padre, se traslada
incluso de región para que aquello no suceda, más en esa otra región habrá de
suceder. Pero, incluso asesinando a su padre y casándose con su madre, no