Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel
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Grecia, en Calcídica, sitio que se prolongó entre el 432 y 430 a.C.; y más tarde<br />
también participó en las Batallas de Delio, 424 y Anfípolis, 421.<br />
¿Y quién sería para Sócrates el más indicado para responder qué es la<br />
valentía? Naturalmente un General, como lo es Laques – al que el Diálogo<br />
debe su nombre – que Sócrates encuentra en sus andanzas. Veamos qué<br />
responde el General a aquella pregunta:<br />
“Por Zeus, Sócrates, no es difícil decirlo: si alguien queda en su puesto,<br />
y enfrenta al enemigo, y no huye, sabe que éste es valiente”.<br />
En esta respuesta Sócrates inmediatamente observa el problema de que<br />
se responde qué es la valentía con algo que tiene carácter de ejemplo. En ello<br />
se revela las dificultades que se presentan para alcanzar el concepto, ya que<br />
para ello es necesario ir más allá de casos, ejemplos e imágenes particulares<br />
que se tiene de la palabra que se intenta definir, y el hombre tiende a estar<br />
completamente apegado a las imágenes.<br />
Entonces Sócrates refuta la definición de valentía presentada por<br />
Laques que supone mantenerse en su puesto, aduciendo que en distintos<br />
casos y situaciones, como el de los escitas, se lucha retrocediendo, ya que<br />
primero avanzaban y lanzan flechas para luego inmediatamente después<br />
retirarse; por su parte, los espartanos en la Batalla de Platea retrocedieron con<br />
el fin de atraer a los persas, que cayeron en la trampa y fueron vencidos; y<br />
tengamos en cuenta que esta Batalla, librada en el 479 a.C. significó el fin de la<br />
Guerra contra Persia. Y, por lo demás, hay otras tantas situaciones, no sólo las<br />
bélicas, que tienen que ver con la valentía y que también deberían ser<br />
consideradas. Escuchemos al propio Sócrates deliberar al respecto:<br />
“Quería interrogarte, no sólo sobre la valentía de los hoplitas, sino<br />
también sobre la de la caballería y la de todos los combatientes en general. Y<br />
no solamente sobre la valentía de los combatientes, sino asimismo sobre la de<br />
los hombres expuestos a los peligros del mar; y sobre la que se manifiesta en<br />
la enfermedad, en la pobreza, en la vida política; la que resiste no sólo los<br />
males y los temores, sino también las pasiones y los placeres, sea luchando a<br />
pie firme o retirándose. Porque en todos estos casos, Laques, hay hombres<br />
valientes, ¿no?”.<br />
Cómo no encontrarle la razón a Sócrates. Se trata de definir la valentía,<br />
pero hay tantas situaciones humanas en las que ella se manifiesta, y si no se<br />
las tiene en cuenta, la definición será parcial y sesgada. Laques ensaya<br />
entonces otra definición diciendo que la valentía sería la persistencia sensata;<br />
incluso el propio Sócrates lo induce a esa nueva definición, a la que Laques<br />
asiente. Mas, en seguida comienza una nueva refutación, ya que hay<br />
situaciones en las que también se pone en juego la valentía y, respecto de las<br />
cuales, jamás podría sostenerse que actuamos sensatamente. Ello queda de<br />
manifiesto en la siguiente intervención de Sócrates:<br />
“En la guerra, un hombre resiste con firmeza y está dispuesto a<br />
combatir, por un cálculo inteligente, sabiendo que otros vendrán en su ayuda,<br />
que el adversario es menos numeroso y más débil que su propio bando, y que<br />
tiene además la ventaja de una mejor posición. Este hombre, cuya persistencia<br />
se apoya en tanta prudencia y preparativos, ¿te parece más valiente que quien,<br />
en las filas opuestas, sostiene enérgicamente su ataque y persiste en él?”<br />
Y Laques otra vez tiene que asentir. La lucha por alcanzar el concepto<br />
pues continúa.