Relatos y pensamientos - cristobal holzapfel

no lo podemos asir, lo cual nos lleva a considerar que el tiempo en su conjunto
conlleva esa misma marca, y no sólo de lo inasible, sino de lo pasajero y
efímero.
En términos metafísicos cabe al menos la posibilidad de que “esto”, en lo
que existimos – llámese universo o ser – es ilimitado, infinito y eterno; pues
bien, si es así, se cumple que en esa plenitud inconmensurable todo lo que es,
lo que haya transcurrido y por más largo que sea en medidas temporales, es
asintóticamente igual a nada. Cualquier lapso temporal o ámbito espacial que
comparemos con la ilimitación tendría que ser, en términos de una
aproximación sin fin, igual a nada.
Pero por supuesto también en términos de la astro-física, dadas las
dimensiones que se estipulan del universo, se cumple algo muy similar: que
cualquier medida temporal o espacial, al menos de nuestro entorno cósmico, es
también prácticamente igual a nada en comparación con la edad y tamaño
hipotético del universo.
Pascal dice a propósito de lo que aquí estamos considerando, lo
siguiente:
“Lo finito se aniquila ante la presencia de lo infinito y se convierte en
pura nada”.
Y agrega, anticipando claramente con ello una orientación existencial de
este pensamiento:
“Cualquier límite al que nos propongamos aferrarnos y tener en él un
sostén, se menea y nos abandona; y si pretendemos seguirlo, se nos escurre al
querer agarrarlo, deslizándose y huyendo en eterna fuga”.
Y ahora decididamente en esta orientación existencial, Kierkegaard
piensa en el instante que se eterniza, vale decir, no cualquier instante, sino
aquel ante todo de la gran elección, una elección que puede ser de vida o
muerte, como en el caso del héroe. Es por eso que interesa aquí el instante,
mas en su conexión con la eternidad, como a través de un hilo de plata. De
este modo, puede decirnos el filósofo danés:
“Si sólo acompañamos, si solamente podemos bailar una pieza en el
torbellino del instante, así hemos vivido, y seremos envidiados por los otros
infelices que se precipitan de cabeza en la vida ... así hemos vivido, pues qué
mayor valor tiene una vida humana que los encantos efímeros de una
jovencita” (114).
Y continúa Kierkegaard, planteando que igual lo anterior es insuficiente:
“Allí se predica el instante .... así se hace a un lado de la mejor forma a
la eternidad por medio de puros instantes ... el miedo a la eternidad convierte al
instante en abstracción”.
Bien lo sabemos probablemente no cualquier instante tiene esa cualidad,
esa grandeza de eternizarse, mas hay alguno posible que sí reúne esas
condiciones y, si bien lo pensamos, son esos instantes los que marcarán en
gran medida el rumbo de nuestras vidas. Respecto de distintos hechos que
constituyen ahora tu realidad, lo que alguna vez decidiste lo hiciste para
siempre.
125.Curioso: nunca somos propiamente en el instante.
Lo cierto es que, cuando nos detenemos a reflexionar, reconocemos – entre
muchas cosas, naturalmente – una que es en particular azorante: que casi