La situación espiritual según Jaspers - cristobal holzapfel

como a hacernos ver como lo que dice el Dante de que planetas y estrellas
estarían movidas por el amor, o como dice Fichte, de que el amor es la
finalidad última del cosmos.
Otro ejemplo: mirando atentamente el mar a determinada hora en que
los rayos solares caen sobre las aguas y forman determinado ángulo respecto
de nuestro ojo, podemos ver miles de reflejos y espejos que centellean por un
segundo. En buenas cuentas, lo que sucede es que en cada uno de estos
reflejos, que se les ha llamado “salamandras” se refleja el mismísimo astro-rey.
Ante esta visión maravillosa y que extasía nuestra mirada podríamos
sospechar que en ello se manifiesta, al modo de una comunicación llena de
mensajes, la trascendencia misma. Y así en cada cosa.
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Lo cierto y que es indiscutible es que lo que se manifiesta en cada cosa
es algo así como lo que los filósofos griegos llamaron el logos, esto es, una
razón, una legalidad, un sentido que hay en cada cosa. ¿Pero si la
trascendencia, digamos si ese logos es pensamiento, vida y voluntad,
podríamos decir que todo ello se revela en cada cosa, en esas refulgencias de
la luz solar llamadas salamandras, en el árbol y en su crecimiento, como en su
floración?
Lo que se nos muestra aquí es una cuestión que filosóficamente es
particularmente inquietante, y que se vincula con la relación entre el todo y sus
partes. Podríamos decir que esta relación se despliega en tres posibilidades,
que son las siguientes:
La primera tiene que ver con Jaspers; de acuerdo a ella el todo se
oculta, y si bien determina a las partes, y que éstas sean como son y se
comporten como se comportan, sin embargo, ello no se muestra en ellas, y,
cabría agregar, el todo muestra en ellas a lo más su legalidad. Esta es la
posibilidad que, junto con vincularse estrechamente con Jaspers y su idea de
una trascendencia cifrada, podríamos llamar propiamente “metafísica”.
La segunda nos plantea que en las partes se revela lo que hay en el
todo; los reflejos del agua marina transmiten mensajes que hay que interpretar,
y lo mismo la formación de las nubes, como si el halcón traza determinadas
líneas de vuelo. Esta tarea la realizan adivinos, y es por eso que guarda
relación con la mentalidad del hombre arcaico, pero que pervive aún en la
cartomancia, en el tarot, en la numerología, en la astrología y en la alquimia.
El tercer modo de darse la relación entre el todo y las partes podríamos
identificarlo como de carácter materialista; de acuerdo a éste, las partes
pueden comportarse de maneras muy diferenciadas y que no necesariamente
se dan previamente y desde siempre en el todo. Por ejemplo, si hay ciertos
entes que poseen voluntad y son libres, no necesariamente hay aquello en el
todo. Lo mismo, si hay vida, aunque sea en un mínima parte del todo-universo,
no por ello hay vida en el todo. Etc.
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Cabe aclarar que Jaspers, con su concepción de las cifras de la
trascendencia, podría decirse que fluctúa entre la primera relación entre el todo
y las partes, en el sentido de un todo oculto, y la segunda, según la cual este
todo deja huellas en las partes, en los fenómenos y en cada cosa que habría
entonces que descifrar.
Por otra parte, al establecer la relación entre el todo y las partes de esta
manera tripartita se muestra en esto una vez más que la filosofía no es algo